viernes, 24 de mayo de 2019

MOMENTOS DE GLORIA

CUANDO LA FORMULA 2 EUROPEA  VISITO LA ARGENTINA 


“Todo tiempo pasado fue mejor”, afirma un conocido refrán. Hoy la Argentina no tiene eventos internacionales de automovilismo de primer nivel en lo que a pista se refiere. En el presente el aliciente es con las dos ruedas gracias al MotoGP y el Superbikes. Pero medio siglo atrás, durante un mes nuestro país recibió a la F-2 Europea en lo que se denominó la “Temporada Internacional”. Fueron cuatro carreras, dos en Buenos Aires (que fueron auspiciadas por YPF y Aerolíneas Argentinas), una en Córdoba y otra en San Juan. El ganador del certamen extraoficial fue Andrea de Adamich con una Ferrari Dino 166. El italiano fue una de las tantas figuras que compitieron junto con otros notables del ámbito nacional.




Por ese entonces en esta categoría participaban varios corredores de la Fórmula 1. En aquél inolvidable diciembre de 1968, entre otros destacados aceleraron en esta tierra el propio de Adamich, su compatriota Ernesto "Tino" Brambilla (Ferrari Dino 166), el austriaco Jochen Rindt (Brabham BT23 C), los franceses Jean-Pierre Beltoise (Matra M S7) y Henri Pescarolo (Matra M S7), los suizos Clay Regazzoni (Tecno 68/F2) y Jo Siffert (Tecno 68/F2), los ingleses Piers Courage (Brabham BT23 C) y Jackie Oliver (Lotus 48) y el mexicano Pedro Rodríguez (Tecno 68/F2). Algunos equipos eran como los “junior” de la Máxima, como Ferrari, Matra y hasta una joven escuadra a cargo de un tal Frank Williams.  



De un total de 21 competidores, también estrellas argentinas aprovecharon la ocasión para alquilar autos y medirse con sus colegas internacionales. Ellos fueron Carlos Alberto Reutemann (Tecno 68/F2), Andrea Vianini (Tecno 68/F2), Eduardo Copello (Brabham BT23 C), Juan Manuel Bordeu (Brabham BT23 C), Jorge Cupeiro (Brabham BT23 C), Carlos Alberto Pairetti (Brabham BT 23C) y Carlos Marincovich (Tecno 68/F2). A su vez la preparación mecánica argenta también fue de renombre con el prolífero Oreste Berta, que atendió el monoposto de Vianini, y Alejandro de Tomaso, con el Tecno PA68 del británico Jonathan Williams.  


El 1 de diciembre arrancó el mini torneo en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez, donde al cabo de 70 vueltas se impuso Brambilla. El podio lo completaron de Adamich y Oliver. El mejor argentino fue Bordeu, que resultó séptimo, a dos giros del vencedor. Se empleó el extinto Circuito Nº 1 (3.413 metros), que era el Nº 7, pero con la extensión hasta la vieja horquilla que llegaba hasta casi el arco, en el ingreso principal. En ese sector hoy está el Kartódromo de Buenos Aires.  


Una semana más tarde la promocional internacional se mudó al Oscar Cabalén de Alta Gracia. Se realizó en el circuito perimetral (3.202 metros) que quedó desuso desde hace décadas. En la fecha cordobesa, que también fue a 70 giros, festejó de Adamich. Fue secundado por Rindt y Pescarolo. El piloto albiceleste más destacado fue Vianini, octavo, en la misma ronda que el ganador.



El 15/12 se corrió en El Zonda de San Juan (70 vueltas), sin la chicana de hoy y mucho más peligroso (3.229 metros). Allí repitió su éxito de Adamich. Lo secundaron Beltoise (campeón de la F-2 en ese año) y Rindt. Copello fue el compatriota que más cerca quedó de la punta, llegando octavo, a dos rondas del ganador.



La actividad terminó el 22/12 en el Coliseo Porteño, donde se disputaron dos series de 25 giros sobre el viejo dibujo Nº 6, que por esa época, el ingreso y la salida a los primeros mixtos tenían viboritas (4.208 metros). En la batería inicial venció de Adamich. En el segundo parcial se impuso Courage, quien por suma de tiempos terminó adelante de todos. En el global el británico prevaleció ante Rindt y Siffert. Cupeiro fue el mejor compatriota, culminando octavo, dentro del total de las 50 vueltas.



Después de estas cuatro fechas de Adamich se alzó con la “Temporada Internacional” en esta tierra, sumando 36 puntos, 21 más que Rindt y 14 sobre Courage. El mejor argentino fue Bordeu, que se ubicó en la undécima posición con 1,4 puntos. “Maneco” tenía la atención de Williams.  



Si bien en 1966 y 1967 hubo carreras sin puntos de la F-3 Europea en nuestro país, el certamen de la F-2 en 1968 fue un giño para que la Argentina volviera a la gran escena mundial del deporte motor. Era la continuación de una planificación a largo plazo con el objetivo final de recuperar a la F-1. Trece meses más tarde, en enero de 1970, se corrieron los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires, que en su edición de 1971 ya fue válida por el Mundial de Resistencia (hoy WEC). En aquél verano la Máxima regresó al país en una carrera sin puntos y en 1972, la Argentina volvió a su calendario puntuable.



Sin dudas algunas cosas del pasado sí fueron mejores. ¿Nostalgia? Puede ser. Pero también sirve para recordar que alguna vez empresas estatales (de las más importantes) apoyaron la presencia del automovilismo de primer nivel internacional. A su vez, para no olvidar que en esta tierra corrieron los mejores del mundo en lo que a pista se refiere algo que parece muy difícil que se vuelva a repetir.



POR: DARIO CORONEL / REVISTA CORSA

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