sábado, 21 de junio de 2025

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

 EL MILAGRO DEL CASTEL DI SANGRO

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"

El Castel di Sangro Calcio es un popular club de fútbol italiano del propio pueblo que le da nombre, situado en la provincia de L’Aquila (Abruzos). Su momento de gloria llegó en 1996, cuando ascendió a la Serie B.




Allí permaneció durante dos temporadas históricas que aún son recordadas por los amantes del calcio como la gesta más increíble nunca realizada por un club modesto. No hay que olvidar que en el estadio Teófilo Patini, donde disputaba sus partidos, cabían más espectadores, 7.220, que población tenía el pueblo en aquel momento, 5.500 habitantes. Los colores históricos del equipo son el rojo y el amarillo, que siempre ha combinado con el blanco y el azul en sus primeros y segundos uniformes.

El origen del calcio en Castel di Sangro se remonta tras la Segunda Guerra Mundial, cuando un sacerdote llamado Don Arbete organizó un equipo de fútbol para ayudar a reconstruir la comunidad. Los materiales eran escasos y los recursos inexistentes, así que los jugadores utilizaron un balón de calcetines atado con cordel durante sus primeros entrenamientos, hasta que posteriormente llegó el primer balón a la modesta localidad de l’Aquila. En su primer partido (amistoso), ganaron contra un pueblo vecino en lo que fue la primera gesta de una localidad que por aquel entonces no aspiraba a grandes retos. En 1953 por primera vez el Castel di Sangro Calcio se inscribió en competición, y se unió a la más baja de todas las ligas de Italia, la Terza Categoria (décima categoría).

El equipo tardó treinta años en conseguir el ascenso a la Seconda Categoria, en 1983. Sin embargo, el salto de liga provocó más problemas económicos en las arcas del club: los salarios de los jugadores y un mejor equipamiento, que no lo tenían. Su salvador fue Pietro Rezza, un sureño de la región de Apulia que se había casado con una de las familias más ricas de la ciudad y que dejó la gestión del equipo al marido de su sobrina, Gabriele Gravina.

El ascenso del club a la Prima Categoria se produjo tan solo dos años después. En ese momento, ya no era posible seguir siendo competitivo con un equipo compuesto únicamente por talentos locales, y aunque todavía no era un equipo profesional, Gravina “contrató” a jugadores de fuera de la ciudad para que trabajaran en empleos locales y estuvieran así disponibles para jugar en el equipo. De este modo, el equipo ante todo pronóstico ascendió rápidamente y, en 1989, alcanzó la categoría profesional de la Serie C2.

La permanencia en la categoría, aunque se vio amenazada en más de una ocasión, se consolidó hasta la temporada 1994-1995, cuando el Castel di Sangro Calcio volvió a sorprender a todo el mundo con un ascenso totalmente inesperado a la Serie C1. En aquel entonces la diferencia entre la C1 y la C2 era enorme. La C2 era profesional, pero apenas lo era, y los equipos solían ser de ciudades pequeñas. Sin embargo, resultaba alucinante que un equipo de la pequeña Castel di Sangro, en el interior de los Abruzos, no solo llegara hasta allí, sino que se mantuviera durante siete años. Llegar a la C1 era inconcebible, ya que en la C1 había equipos verdaderamente profesionales, algunos de los cuales habían estado incluso en la Serie A en algún momento (el Ascoli había estado allí en 1990, y el Lecce en 1993).

Naturalmente, las expectativas en la Serie C1 eran mínimas. La simple permanencia habría supuesto todo un logro, pero el equipo se clasificó para los playoffs de ascenso a la Serie B. Su primer partido fue contra el Gualdo. Perdieron el primer partido por 1-0. En casa, parecía que el partido terminaría en un empate sin goles, cuando el entrenador Jaconi hizo una sustitución aparentemente extraña. A falta de unos quince segundos, dio entrada a un defensa que solo había jugado siete partidos en toda la temporada. Su maniobra funcionó a la perfección: Marcó siete segundos después. De ese modo, el Castel di Sangro avanzó, al quedar mejor clasificado que el Gualdo, quinto clasificado.

La segunda eliminatoria fue a partido único contra el Ascoli, ante el que habían perdido dos veces durante la temporada. Transcurrieron noventa minutos sin goles, y después de treinta minutos más de prórroga, todavía sin goles, hubo que recurrir a la tanda de penaltis para decidir el vencedor. Un minuto antes del final de la prórroga, Jaconi hizo otra sustitución inexplicable: hizo salir al campo a Pietro Spinosa, un portero que no había jugado ni un solo minuto esa temporada. A medida que avanzaba la tanda de penaltis, ninguno de los dos equipos fallaba, hasta que en la octava ronda Spinosa realizó una parada aparentemente imposible, asegurando la victoria y el loco ascenso de su equipo. El “Milagro de Castel di Sangro”.

En Serie B el equipo se vio obligado a mejorar su estadio de acuerdo con la normativa, y como la construcción no había terminado antes del primer partido, el Castel di Sangro tuvo que jugar sus primeros partidos en casa en Chieti. Tras meses de retrasos, cuando por fin se inauguró en diciembre, el mal tiempo invernal y el escaso fertilizante hicieron que el terreno de juego fuera totalmente impracticable.

Aquel momento fue el inicio de una serie de catástrofes que asolarían al club durante los siguientes meses. Ese mismo mes, dos de sus jugadores, Danilo Di Vincenzo y Pippo Biondi, murieron en un accidente de tráfico. A principios de 1997, otro jugador, GigiPrete, fue detenido en relación con una operación de contrabando de drogas. Prete fue finalmente absuelto tras permanecer detenido durante 22 semanas.

A lo largo de la confusión, el equipo estuvo cerca del fondo de la clasificación, y solamente las actuaciones monumentales del portero Massimo Lotti, así como los goles decisivos de Claudio Bonomi y Gionatha Spinesi (obtenido en préstamo del Inter de Milán), evitaron que cayera otra vez a Serie C1. En el penúltimo partido, consiguieron una victoria por 2-1 sobre el Pescara para evitar el descenso, y el milagro continuó una temporada más.

Su segundo año en la Serie B no fue tan bueno. Muchos jugadores fueron vendidos o se marcharon, y el técnico Jaconi fue despedido a mitad de temporada. El descenso de ese año fue el primero del club en cualquier liga desde 1983.

Sin embargo, el primer año de regreso a la Serie C1 tuvo cierto éxito en la Coppa Italia de 1999, donde fue capaz de derrotar a dos equipos de la Serie A, el Perugia y la Salernitana, antes de perder contra el Inter de Milán en los cuartos de final.

En 2005, el club fue liquidado por problemas financieros. De sus cenizas se formó un nuevo club, llamado Pro Castel Di Sangro que compitió en Promozione. El equipo luchó por el ascenso de principio a fin. Tras una larga y reñida temporada, el club se quedó a las puertas de conseguirlo por tan solo tres puntos (73) frente al Canistro (76). En 2006-07, el Pro Castel di Sangro ganó claramente la liga con una ventaja de 11 puntos sobre el segundo clasificado, ascendiendo a Eccellenza para la siguiente temporada, con una plantilla en la que figuraban antiguos protagonistas de la Serie B, Bonomi y Martino.

El Pro Castel di Sangro terminó su primera campaña en la Eccellenza de la década de 2000 con un puesto en la mitad de la tabla, en una liga en la que también estaban los antiguos equipos profesionales Chieti (que acabó siendo campeón) y L’Aquila. Tras unos años el club volvió a la realidad de las categorías amateurs.

En el verano de 2008, el club cambió su nombre por el de A.C.D. Castel di Sangro CEP 1953 que actualmente compite en Secunda Categoria, intentando reinventarse para volver algún día a la élite del calcio.



viernes, 20 de junio de 2025

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

 FERNANDO CORNEJO, CORAZON DE MINERO

FUENTE: "KODRO MAGAZINE":

Fernando Andrés Cornejo Jiménez fue un exfutbolista internacional chileno que jugaba de centrocampista, y que a lo largo de su carrera vistió las camisetas de O’Higgins, Universidad Católica y Cobreloa, donde fue ídolo absoluto. El 24 de enero de 2009 falleció a los 39 años a causa de un cáncer gástrico.




 Nacido en Quinta de Tilcoco un 28 de enero de 1969, Fernando debutó profesionalmente jugando por O’Higgins en 1988, situándose rápidamente como un jugador de referencia, incluso se convirtió en capitán del equipo cuando era dirigido por Nelson Acosta. En su trayectoria en Rancagua marcó 25 goles antes de ser transferido a Cobreloa en 1991, con el que ganó el título de Primera División al año siguiente. Sus buenas actuaciones en el equipo naranja lo llevaron a fichar por la Universidad Católica, donde estuvo dos temporadas, para luego regresar a Cobreloa. En su segunda etapa en el club loíno se coronó campeón de los torneos de Apertura y Clausura 2003 y Clausura 2004. Anunció su retiro en septiembre de 2005.​

Durante su carrera deportiva, su vida profesional y personal demostró ser una persona con grandes valores y un gran profesional, gran padre, amigo y compañero. Quizás una persona que de verdad dejó uno de los más grandes legados al deporte chileno. En la selección chilena participó en 2 Copas América y en el periplo que llevó a Chile al Mundial de Francia de 1998, participando en 3 de los 4 partidos que disputaron los chilenos en la fase final. Para la memoria quedará el gol de tiro libre con el cual enmudeció a la grada argentina que colmaba el Estadio Monumental de River Plate, en diciembre de 1996, en un partido que terminó igualado a 1.




miércoles, 18 de junio de 2025

"DE COLECCION"

 RUI COSTA LA PERLA DE PORTUGAL 

FUENTE: "KODRO MAGAZIINE":

Rui Manuel César Costa es considerado uno de los mejores centrocampistas ofensivos de la historia del fútbol y uno de los mejores de Portugal. Apodado «El Maestro» e «Il Musagete», era especialmente conocido por su excelente técnica, capacidad de creación de juego y olfato de gol.




En una carrera de 17 años compitiendo en la élite, ganó varios trofeos, entre ellos una Primeira Liga, una Taça de Portugal, una Serie A, tres Coppa Italia, una Liga de Campeones y una Supercopa de la UEFA. Como internacional portugués, acumuló 94 partidos y marcó 26 goles con la Seleção y representó al país en tres Eurocopas y una Copa Mundial de la FIFA.

Rui Costa, nacido en 1972, jugó con la camiseta roja del Benfica SL desde 1977, donde se formó como persona y jugador hasta conquistar el Estádio da Luz. Prácticamente nacido en el club, el Benfica y el mayor héroe de Portugal, Eusébio, se fijaron en él por primera vez a la edad de cinco años, y continuó desarrollándose en su cantera durante 13 años, antes de marcharse cedido durante una temporada al Associação Desportiva de Fafe donde disfrutó de 38 partidos en los que pudo marcar 6 goles.

Tras su gran rendimiento volvió al Benfica SL inmediatamente, donde se convertiría por méritos propios en el favorito de la afición con actuaciones estelares en competiciones europeas que le dieron a conocer a los grandes clubes del momento.

La influencia de su pasión por el futsal se manifestó desde sus primeros días como profesional de fútbol 11. El balón parecía pesado cuando llegaba a sus pies y ligero cuando salía, se perfilaba como uno de los jugadores más excitantes y prometedores que había producido Portugal. De 1990 a 1994 sumó 78 goles y 13 goles.

En Italia, la Fiorentina estaba construyendo un equipo formidable, en su retorno a la Serie A tras un injusto descenso. Rui Costa firmó en 1994 con Claudio Ranieri en el banquillo para armar un conjunto capaz de estar a la altura de su gran estrella, Gabriel Omar Batistuta.

En una liga repleta de números 10 de talla mundial, Costa no tardó en erigirse en el más destacado junto a Zinedine Zidane. Con una gracia seductora y un arte fascinante, era el creador de juego total en un equipo que carecía de defensa y que no se desenvolvía mucho mejor en el centro del campo sin él. Junto a Batistuta formaron una dupla en ataque extremadamente eficaz que incluso podía suplir el resto de mancanzas del equipo.

Su vínculo casi telepático los consolidó rápidamente como el dúo más formidable e icónico de la Serie A, los números 9 y 10 completos. Su asociación no era muy diferente a la de Dwight Yorke y Andy Cole en el Manchester United. Eran hermanos de armas, con el instinto de un killer y la calidad hipnótica de dos virtuosos del balón. El fútbol italiano era tradicionalmente conservador y defensivo, pero el equipo toscano construyó su éxito de mediados de los noventa sobre la fuerza arrolladora de su ataque.

Juntos, no solamente ganaron dos Coppa Italia y una Supercoppa Italia, sino que se lucieron ante el mundo. Costa será recordado tanto por lo que consiguió como por la forma en que lo hizo. Su forma de jugar parecía fácil, y en cierto modo lo fue con el tiempo, pero fue su ritmo de trabajo y su formación eran la base de su talento.

Los italianos lo llaman «sprezzatura», término que significa hacer algo sin que parezca que se haya pensado o hecho ningún esfuerzo, cuando en realidad sí se ha hecho. Antes de un partido, todo tenía que estar bien: el aceite en el pelo, la cinta adhesiva bajo la rodilla, los calcetines remangados y la camisa medio metida por dentro. Era la encarnación del estilo del fútbol italiano, lo que le daba el aire temerario de un auténtico inconformista que recorría el campo. Su estilo influiría en toda una generación de chavales que veían religiosamente sus actuaciones cada fin de semana, pegados a sus pantallas y tratando de emularlo en su parque local.

Su estilo servía para algo: cuando todo iba bien, lo que ocurría en el campo se convertía en algo instintivo. Sus rituales antes del partido liberaban su mente, permitiéndole operar en lo que a menudo parecía un nivel subconsciente en el campo. Esta despreocupación, combinada con su pasión, lo convirtió en un jugador enigmático, con un culto devoto en la Fiorentina, y cuando Batistuta se marchó a Roma en 2000, fue el lógico heredero del trono de capitán.

Cada vez que Rui Costa tenía el balón, daba la sensación de que podía pasar cualquier cosa, tal era el carácter imprevisible de su juego que sus pases llegaban un segundo antes de lo previsto, confundiendo a muchos defensores y guardametas con su sincopado ritmo. El mejor ejemplo fue cuando Portugal se enfrentó a Inglaterra en la Eurocopa 2000. Con una desventaja de 2-0 al principio del partido, Costa se animó con su magia de física esférica y asistió a tres goles que dieron la victoria. El tercer pase en profundidad que puso en bandeja a Nuno Gomes fue de una visión y una precisión pocas veces vistas en una cita de tanta exigencia.

En 2001, el entonces entrenador del Fiorentina, Fatih Terim, se hizo cargo del AC Milan, trayendo consigo a Costa por algo menos de 44 millones de euros, una oferta que la Fiorentina no pudo rechazar dadas sus propias dificultades financieras. Costa cambiaría a Batistuta por Filippo Inzaghi, e Inzaghi cambiaría a Zinedine Zidane por Costa, quien comentó al firmar por su nuevo club que Costa era un jugador superior a Zidane, un eterno debate en el fútbol italiano, similar al de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi ahora. Costa y Zidane desempeñaban papeles similares, y no se puede cuestionar la genialidad de Zidane a lo largo de su carrera, pero en su época de esplendor en la Serie A, era Costa el que parecía emocionar y atraer a un nivel más visceral. Mientras Zidane jugaba con la cabeza, Costa lo hacía con el corazón, y eso caló hondo en los aficionados italianos.

El fútbol italiano vive y muere por su defensa, una filosofía desarrollada desde tiempos inmemoriales por entrenadores como Helenio Herrera y alabada por escritores clásicos del calcio como Gianni Brera, del Gazzetto dello Sport. El Milan era sólido en la defensa con Paolo Maldini y Alessandro Costacurta, pero el trabajo de Costa era añadir un poco de talento ofensivo a la famosa garra de la defensa. El norte de Italia ya tenía Ferrari, Lamborghini, Maserati, y ahora tenía a Rui Costa. Él era la pintura reluciente, el rugido del motor y el desenfoque sin esfuerzo ante los ojos de los defensores.

En Milán recibió otro apodo, «Il Maestro», en alusión al director de un conjunto de música clásica o de una ópera. El caso es que no era tanto el director de orquesta clásico como el músico de jazz espontáneo. Se movía con libertad, sin restricciones, sin respetar el compás ni la escala, ocupando un papel de número 10 que ha ido disminuyendo en la última década, dejando paso a un papel más ofensivo para el número.

El paso de Rui Costa por el club «rossonero» no llegó a alcanzar las cotas que se esperaban de una superestrella que entraba en una plantilla sobrecargada, pero no fue en absoluto una aventura fallida. Durante su estancia, consiguió añadir más títulos a su colección personal, incluido un trofeo de la Liga de Campeones en 2003.

Rui Costa se enfrentó a Zidane, como parte de los Galácticos del Real Madrid, en la fase de grupos del torneo. El Milan ganó gracias en parte a una victoria por 1-0 en casa que contó con el pase favorito de Rui Costa. Antes de llegar al descanso, y detrás de su propio círculo central, su escogió a un solitario Andriy Shevchenko con un pase que buscaba el calor por el suelo, dividiendo a los cuatro defensores en su propio campo que nunca podrían haber anticipado la jugada. Su aparente clarividencia de los movimientos de sus propios compañeros y de los contrarios le convirtió en un personaje único: en su momento fue el mejor pasador de fútbol del mundo.

 Desgraciadamente, su impacto global en el club se vio limitado por una lesión y por la llegada de Kaká, que se vio favorecido por encima de Costa para situarse por detrás del ataque, lo que le empujó a un papel más profundo en la creación de juego con Andrea Pirlo. Aun así, dejó huella cuando tuvo la oportunidad, pero la regularidad fue difícil de conseguir en un equipo milanés especialmente fuerte. Aunque dejó el club con 65 asistencias de gol, él mismo admitió que no era lo suficientemente eficaz ante la portería y que no era tan natural como Pirlo en el papel.

Ser eficaz ante la portería requiere un equilibrio y un enfoque metodológico que no encajan con el estilo de Costa. Era poco convencional y despreocupado, lo que no suele traducirse en consistencia, pero es estimulante ver cómo se desenvuelve. Su cuerpo se movía en posiciones imposibles, como una ágil gacela tratando de evitar las garras del león. Hasta que se presentaba la oportunidad de que el cazado se convirtiera en cazador. Hacía un pase imposible o, cuando le pegaba bien al balón, marcaba un gol de un calibre que muy pocos jugadores podían presumir.

El verano de 1991, las exhibiciones de Rui Costa en el Fafe habían impresionado tanto al seleccionador de Portugal sub-21, Carlos Queiroz, que fue llamado a la selección para representar a Portugal en el Mundial Juvenil. La selección portuguesa sub-20 se proclamó campeona del mundo juvenil en 1991. Su penalti decisivo contra Brasil en la final ayudó a ganar el título en casa y anunció a Costa como uno de los miembros más brillantes de lo que se conocería como la «Generación Dorada». Costa formó parte de los años más dulces de la absoluta de Portugal, ya que el equipo alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa 1996, las semifinales de la Eurocopa 2000 y la final de la Eurocopa 2004.

 En la semifinal, Portugal llegó a la prórroga contra Inglaterra con el marcador empatado a uno. Costa recogió el balón un par de metros dentro del campo de Inglaterra en un rápido contraataque, buscando hacer un pase, pero no había opciones viables. Mantuvo el balón cerca de sus pies y se lanzó hacia el borde del área inglesa, mirando rápidamente a Simão, que estaba demasiado marcado.

Costa levantó la vista una última vez y soltó un derechazo sin concesiones, que se estrelló en la parte inferior del larguero en la trayectoria ascendente del disparo, batiendo a David James. Portugal ganó en la tanda de penaltis, pero cayó en la final ante Grecia, y lo que podría haber sido un momento cumbre en la carrera internacional de Rui Costa terminó con un desengaño. Una derrota que solo fue olvidada gracias a la consecución de la Eurocopa de 2016, con Cristiano Ronaldo como gran líder y tomando el relevo de la generación de Rui Costa y compañía.

Costa prometió en su día volver a Lisboa y al Benfica. En 2006 cumplió esa promesa, renunciando a un contrato de 4,6 millones de euros anuales en Milán para volver a casa. Los jugadores del estilo particular de Costa tienen una cualidad efímera que caracteriza su carrera por los fugaces momentos de magnificencia, en comparación con una construida sobre la consistencia. Así que, después de haber hecho vibrar a Italia durante más de 10 años, ¿será capaz de causar algún impacto en el Benfica?

En términos puramente futbolísticos, los mejores años de Costa quedaron atrás en Florencia, pero al regresar al Benfica su presencia fue incandescente. Esto no quiere decir que no haya aportado nada a la calidad del juego, sino todo lo contrario. En su primera temporada de regreso, fue constante y ayudó al Benfica a alcanzar el tercer puesto, por detrás del Oporto y del Sporting.

Al comienzo de la temporada 2007-08, su contribución con dos goles contra el FC Copenhague permitió al Benfica acceder a la Liga de Campeones, rompiendo su reciente racha de mala suerte. Por desgracia para los aficionados, sabían que su tiempo juntos era limitado; al principio de la temporada había anunciado su retirada del club al final de la campaña, y después de cada gol o partido, se acercaba a sus seguidores para darles las gracias, cada vez más sagaz en sus últimos años.

Tras su retirada, Rui Costa se convirtió en Director de Fútbol del Benfica, cargo que dejó el 10 de octubre de 2021 para convertirse en el presidente número 34 del Benfica.

 

 

 


viernes, 13 de junio de 2025

"DE COLECCION"

 EL RETORNO DE SOCRATES EN LA NOENA DIISION INGLESA A LOS 50 AÑOS

FUENTE: KODRO MAGAZZINE:

El legendario mediocampista fue uno de los mejores talentos de su generación, ganando 60 partidos con Brasil y capitaneándolos durante la Copa Mundial de España 1982. Sócrates se retiró del fútbol profesional en 1990, pero más de una década después descolgó sus botas para abandonar su retiro para disputar por primera vez en su vida la liga inglesa.




Cuando el empresario Simon Clifford se convirtió en propietario de Garforth Town AFC en 2003, anunció su plan para llevarlo de la Northern Counties East League a la Premier League en un plazo de 20 años. No es de extrañar que la mayoría de la gente no lo tomara en serio, pero el empresario había hecho su fortuna creando una red mundial de escuelas de fútbol brasileño, y tenía muchos contactos dentro del mundillo.

Después de que el Garforth Town AFC perdiera sus dos primeros partidos durante la temporada 2004-05, Clifford se autonombró entrenador y empezó a trabajar para traer nuevos talentos al club, mientras intentaba dar un giro radical a la situación. Primero contrató al exjugador del Manchester United Lee Sharpe, y posteriormente aparecieron los rumores de que estaban haciendo una gran jugada maestra para traer a un legendario exjugador de fútbol brasileño.

Clifford consiguió poner al Garforth Town en las portadas de todos los periódicos deportivos del mundo al confirmar que la superestrella retirada Sócrates, de 50 años en ese momento, estaba a punto de unirse al club como jugador-entrenador con un contrato de un mes.

Nadie podía tomarse en serio que una leyenda aceptaría jugar por primera vez la liga inglesa en su novena división, pero Sócrates confirmó la noticia y reveló que sus motivos para unirse al club no estaban relacionados con el hecho de volver a jugar a fútbol o la necesidad de dinero. «Estoy aquí porque fui invitado por Simon para ver su proyecto infantil, el cual encuentro muy interesante. Utiliza el deporte, en particular el fútbol, para ayudar a los niños a socializar y a mejorar su condición física. La cuestión no es jugar al fútbol. El punto es el proyecto de Simon y me he enamorado de él.», dijo Sócrates.

Su llegada fue sin duda una forma de promocionar las academias de fútbol de Clifford, pero ¿a los aficionados les importaba realmente que fuera solamente un truco publicitario? Por supuesto que no.


Bajo la dirección de Clifford, Garforth subió posiciones en la tabla de la liga y todavía tenía su arma no tan secreta para desatar. Antes de su tan esperado debut contra el Tadcaster Albion en noviembre, la «Socratesmanía» se apoderó de la ciudad mientras la demanda de entradas se disparaba.

«Tengo muchas ganas de poner mi granito de arena en el proyecto del Garforth Town. No sé nada del lugar y nunca he estado en el norte de Inglaterra, pero siempre estoy listo para nuevas experiencias», dijo Sócrates después de llegar a Inglaterra. Será divertido ver cómo es la calidad del juego contra el Tadcaster. No estoy seguro de cuánto tiempo aguantaré, pero lo intentaré con todas mis fuerzas. Tengo 50 años, así que evidentemente no seré el hombre más rápido del campo. Pero estoy seguro de que puedo recordar algunos trucos.

Sócrates pasó de jugar ante 80.000 personas en Maracaná a poco más de 1.000 personas que se presentaron en Wheatley Park esa fría tarde del 20 de noviembre de 2004. El clima de West Yorkshire también demostró ser un choque cultural para el brasileño, ya que se envolvió en un abrigo y una bufanda antes de ocupar su lugar en el banquillo.

Parecía que Garforth se las arreglaría sin su nuevo fichaje estrella, ya que iban 2-0 arriba en el descanso mientras Sócrates permanecía al margen. Pero el Tadcaster dio la vuelta al partido en la segunda mitad para empatar 2-2, así que los aficionados empezaron a pedir la introducción del brasileño con cánticos de «¡We want Sócrates!». En el minuto 78, el creador de la «Democracia Corinthiana» con guantes, pantalones cortos hasta la rodilla y una camisa extra-grande luciendo el flamante número 6 del Garforth Town entró en el campo, siendo recibido con entusiasmo por el público local. Con su primer toque de balón lanzó un potente disparo desde 25 yardas que obligó al guardameta a lucirse, la noche prometía.

Sin embargo, el mediocampista de barba gris y vientre de cisne pasó el resto del partido divagando por el campo, logrando solo unos pocos toques y luchando contra sí mismo para mantener el ritmo del juego. El partido terminó 2-2, y «El Doctor» parecía aliviado de poder volver al vestuario, pero los aficionados saltaron al campo para acercarse al legendario futbolista.

«Hacía demasiado frío, al segundo de salir tenía un increíble dolor de cabeza. No estoy acostumbrado. Era mucho más rápido que el tipo de fútbol al que estoy acostumbrado. Era mucho más competitivo y disputado, pero lo disfruté mucho y fue una experiencia interesante», dijo el ex «magrão» después en la zona de prensa.

Clifford en declaraciones a la BBC explicó por qué decidió rescindir el contrato del astro brasileño, «decidí no contar con él en el siguiente partido porque su calentamiento había consistido en beber dos botellas de Budweiser y tres cigarrillos que teníamos en los vestuarios. No creí que fuera una buena idea que siguiera jugando mucho más, aunque tenía ganas de que lo hiciera».

Así pues el partido contra Tadcaster Albion resultó ser su primera y última aparición en el club, y su carrera en Garforth Town terminó en un abrir y cerrar de ojos.




jueves, 12 de junio de 2025

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

 "LA HISTORIA OLVIDADA DE TAFFAREL TRAS GANAR EL MUNDIAL DEL 94"

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"

El verano de 1993, Cláudio Taffarel terminó la temporada como suplente de lujo en el Parma AC, y por ello aceptó ser traspasado a las filas del recién ascendido AC Reggiana de la Serie A en busca de minutos que le ayudaran a consolidarse en la lista de Carlos Parreira de cara el Mundial de Estados Unidos de 1994. Con La Regia consiguió disputar 31 partidos y la preciada permanencia en Serie A, siendo uno de los héroes del equipo.




 Lo que pocos saben es que el guardameta brasileño llegó al Mundial de Estados Unidos de 1994 sin club, ya que la Reggiana no quiso renovar su contrato ni antes ni después del torneo. ¿El motivo? Con la llegada del nigeriano Oliseh, sobraba un extranjero y el club prefirió confirmar al rumano Mateut. Taffarel no quiso entrar en polémicas, al contrario, se mostró agradecido al club, que le permitió entrenarse y prepararse con el grupo de Marchioro, mientras el guardameta buscaba una nueva escuadra. “Entiendo la situación, la Reggiana ha tomado sus decisiones, como en su momento lo hizo el Parma. No me corresponde a mí juzgarlas o criticarlas”.

A pesar del conquistar el Mundial de Estados Unidos con Brasil y como titular, y de haber recibido pocos goles, no gozó de buena crítica en la prensa deportiva, al punto de considerar volver a Brasil solo como una solución extrema. “Allí estaría siempre bajo presión, no me explico por qué, pero así es. La prensa ya quería mi sustitución antes de USA 94, imagínate lo que dirían ahora con el primer error que cometa en un nuevo club brasileño. No, no, mucho mejor Europa. O, quién sabe, Japón”.

De hecho, del país del Sol Naciente le llegó una propuesta interesante, aunque lo que importaba para Taffarel no era tanto los yenes o dólares, sino la garantía de sentirse bien a nivel humano. Como sucedió en Italia, y es que en Parma y Reggio Emilia fue muy bien acogido siempre, aunque él también se ganó el cariño de la gente. Por ejemplo, después de recibir cinco goles en Nápoles, se presentó a los entrenamientos con un elegante traje negro y sombrero, en señal de luto. O después de la primera victoria en el campeonato, apareció con una chaqueta y pantalones de colores tan llamativos como para celebrar el acontecimiento. Incluso se lesionó el tobillo jugando al voleibol con los amigos de Maxicono y pidió disculpas ante la prensa. Y, sobre todo, estuvo siempre comprometido con la solidaridad: adoptó en la distancia a unos veinte niños brasileños. Todos lo apreciaban, comenzando por los chicos del barrio residencial donde vivía en una casita que a él y a su esposa les gustaba muchísimo, aunque a De Napoli (recién fichado por la Reggiana) no, porque «carecía de piscina».

 Así que a pesar de ser el portero titular de la selección ganadora del Mundial de 1994, se quedó sin equipo, y decidió participar en el 3er Torneo Parroquial Immacolata Concezione de Reggio Emilia con el equipo del Preziosissimo Sangue, ¡cómo delantero centro! Toda la competición se disputó en el campo de fútbol Parrocchia Immacolata Concezione Via Bismanto, y su repercusión llegó a las páginas de la Gazzetta dello Sport, y a los telediarios de Brasil e Italia. Cláudio Taffarel, luciendo los números 9 o 10 a la espalda, se proclamó campeón con su equipo, marcando un total de 3 goles.

Finalmente, en 1995, ante la falta de ofertas atractivas por parte de clubes de Europa, regresó a su país de origen, donde jugaría tres años en el Atlético Mineiro, antes de volver a Europa y hacer historia con el Galatasaray.




 

martes, 10 de junio de 2025

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

 JURGEN  KLINSMANN EN EL ORANGE COUNTY BLUE STARS

FUENTE: "KODRO MAGAZINE" 

La de Jürgen Klinsmann en el Orange County Blue Stars es una de las historias más hilarantes nunca vividas en el fútbol. En 2003 el teutón se alistó a este modesto equipo amateur de California que competía en ligas de la cuarta categoría del fútbol estadounidense, con el pseudónimo «Jay Goppingen». ¿La razón? No llamar la atención de la prensa local para poder volver a disfrutar del fútbol sin presión.




“Nunca fue mi idea utilizar un nombre falso. Pienso que me pusieron Jay (es la pronunciación de la jota en inglés) por Jürgen y Goppingen es el pueblo donde nací en Alemania. En ese momento solo quería mantenerme en forma, divertirme y tener un grupo de gente para patear la pelota. Fue divertido y el tema del nombre que me pusieron también fue divertido”, recuerda el excampeón del mundo.

Klinsmann se había retirado del fútbol profesional casi seis años antes, tras su paso por el Sampdoria italiano, y decidió alejarse del ambiente del fútbol profesional. Quería ser un anónimo, poder caminar por la calle y que nadie lo reconociera. Eso era imposible en su país y en cualquier otro lugar con una fuerte cultura futbolera. Por eso eligió irse a vivir a los Estados Unidos. Ya instalado en la pacífica Huntington Beach (California), Klinsmann logró lo que buscaba: tranquilidad y armonía familiar en un contexto donde no existía el fútbol ni la exposición pública. Parecía una situación ideal, pero después de unos años comenzaría a aburrirse…

En 2003, el ex atacante del Inter comenzó a dar señales cuando entrenó con Los Angeles Galaxy de la MLS, aunque solamente de manera recreativa. Decía que solo quería estar en forma, aunque negaba la posibilidad de volver a entrar a una cancha de manera oficial. Unos meses después, sin embargo, unos amigos con los que jugaba de vez en cuando le propusieron que vistiera la camiseta del Orange County Blue Star de Irvine, un equipo californiano que participaba de la USL Premier Development League, la cuarta división de los Estados Unidos. Jürgen, con 39 años, aceptó el desafío y puso una condición: no utilizar su verdadero nombre. Antes de que el goleador se arrepintiera, sus compañeros lo anotaron bajo la identidad de Jay Goppingen, en homenaje a la inicial de su nombre y al pueblito alemán donde nació. Jay, agradecido, devolvió favores con lo que mejor había hecho en su vida pasada.

Con 5 goles en 8 partidos y 3 asistencias, colaboró para el equipo se metiera en los playoffs por el ascenso. Se divertía y encima nadie lo reconocía. Todo era tan perfecto, que alguien tuvo que arruinarlo: en un partido ante el Southern California Seahorses, un rival se percató de que a ese rubio lo tenía visto de algún lado. Fue entonces que le avisó a un periodista amigo, que investigando googleando llegó a la conclusión: el famosísimo Klinsmann estaba jugando con otra identidad. Suficiente para que el 9 no volviera a aparecer, y el club desapareciera poco tiempo después.

 

lunes, 9 de junio de 2025

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

"NICOLE REGNIER, LA RETIRADA PREMATURA DE UN TALENTO MEDIATICO"

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"

Nicole Regnier es una exfutbolista internacional caleña de ascendencia belga retirada a los 26 años tras una intensa trayectoria entre América y Europa, además de participar en los Juegos Olímpicos de Río 2016, y ser representada por Gestifute, la agencia de Jorge Mendes. Actualmente, tiene más de 300.000 seguidores en redes sociales, es embajadora de Buena Voluntad de UNICEF, está patrocinada por Adidas y la petrolera Pacific Rubiales.




En su familia nadie había sido futbolista nunca, todos eran amantes del motor, pero cuando tenía 6 años se fue a vivir con su madre a Italia y allí surgió el amor por el fútbol. Aquello hizo que se incorporara en una escuela de fútbol de Milán. “Pipo” Inzaghi fue su primer ídolo y el que más admiró durante toda su infancia, junto al AC Milan.

Posteriormente, se mudaron a Carolina del Norte, en Estados Unidos, donde siguió practicando su deporte favorito. A su vuelta a Cali cofundó el Club Atlas, tras un breve paso por el Colegio Bolívar de Cali. Fue entonces cuando la selección Valle la llamó por primera vez cuando tenía 13 años, donde coincidió con jugadoras como Estaban Carmen Rodallega, Laura Cosme, Ingrid Vidal… jugadoras que habían jugado Mundiales y Olímpicos. A los 15 fue llamada por la selección Colombia para jugar el Sudamericano sub-17, y posteriormente llegarían el Sudamericano sub-20 y el Mundial de 2015.

En 2013 se incorporó al Atlético de Madrid B, tras hacer la pretemporada con el PSG, y para la 2015-2016 fichó por el Rayo Vallecano. Al finalizar la temporada y disputar los Juegos Olímpicos de Río con la selección colombiana, se une al América de Cali, aunque lamentablemente sufriría una lesión que la alejaría de las canchas impidiendo su debut en el inicio de la liga femenina. Casi dos meses después de la fractura de tibia posterior volvió a los terrenos de juego.

A principios del 2018 la deportista se une al equipo del Junior de Barranquilla hasta final de la temporada, cuando abandona denunciando abusos de su entrenador. El 10 de agosto 2018 se oficializa su llegada al equipo Suizo Servette FC Chênois Féminin, donde disputa muy pocos partidos y apartaría el fútbol profesional de vida un tiempo.

El agosto de 2020 ficharía por su último club, el Equidad Seguros de Colombia, con el que regresaría al fútbol profesional tras casi un año de inactividad. Tras una temporada, y con 26 años, el julio de 2021 anunciaría en un emotivo vídeo su retirada de los terrenos de juego. “Querido fútbol: ¡Gracias por tanto! Me diste más de lo que nunca soñé; conocí personas increíbles, me enseñaste los valores más importantes para la vida. Viví en países maravillosos, conocí otras culturas de las que me enamoré. ¡Gracias fútbol, fuiste mi gran maestro! A todos los técnicos que tuve en mi carrera, preparadores físicos, compañeras, utileros, fisios, médicos, nutricionistas, psicólogos y a todos los hinchas que siempre me acompañaron en este camino, ¡infinitas gracias!”, añadió.


 

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