viernes, 29 de marzo de 2019

LOS MATADORES

SAN LORENZO DE 1968




San Lorenzo se consagró Campeón del Metropolitano 1968 de forma invicta, siendo el primer equipo del fútbol argentino en lograrlo. Esta gran conquista propició el nacimiento de un mote, que trascendería más allá del propio equipo: Los Matadores. Pero para explicar las características de este once, debemos remontarnos a otro gran equipo del Ciclón, los Carasucias, que fueron la génesis del Campeón del ‘68.





En 1964 San Lorenzo atravesaba una época de billetera flaca, lo que motivó a la dirigencia a promover varios juveniles para afrontar el torneo. Fue así que un grupo de jóvenes, con absoluto desparpajo y muy habilidosos, como Narciso Doval, Fernando Areán, Héctor Veira, Victorio Casa y Roberto Telch, entre otros, hicieron delirar a la tribuna Sanlorencista. Si bien los integrantes de este grupo, dirigidos por José Barreiro, nunca fueron campeones, quedaron en la historia del club y dieron paso, con ciertas incorporaciones, al nacimiento de los Matadores.



En 1967 llegó al club el entrenador brasileño Elba de Padua Lima, más conocido por su apodo, Tim. Fue más que un técnico, un maestro mago de la estrategia. Junto al profesor Alfredo Weber, en la parte física, moldearon un conjunto que resultó invencible. A la base de los Carasucias, se habían sumado entre 1965 y 1967, el arquero Carlos Buttice, Sergio Villar, Victorio Cocco, Carlos Veglio, Rodolfo Fischer y Antonio Rosl.


El campeonato no pudo empezar mejor. Tras ir perdiendo 1-0 con Atlanta, San Lorenzo lo dio vuelta y terminó goleando a los Bohemios por 5-1. Aquella tarde formó con: Agustín Irusta; José Magliolo y Antonio Rosl; Sergio Villar, Victorio Cocco y Rafael Albrecht; Alberto Rendo, Roberto Telch, Rodolfo Fischer, Héctor Veira y Carlos Veglio. El Lobo Fischer marcó tres y Cocco los otros dos goles. La superioridad fue aplastante. San Lorenzo ganó su zona con 12 puntos de diferencia sobre Lanús y Estudiantes, producto de 14 victorias y 8 empates, 44 goles a favor y solo 12 en contra.


El 31 de julio, en cancha de Racing, se jugó una de las semifinales, en donde enfrentó a River Plate que contaba con un gran plantel: Ferreiro, Cubillas, Daniel y Ermindo Onega, Pinino Mas, Matosas, entre otros. El 3-1 a favor de los Matadores, con los goles de Pedro González, Victorio Cocco y Carlos Veglio, fue un fiel reflejo de lo sucedido en la cancha. El largo camino llegó a su fin cuando el 4 de agosto, en cancha de River, se jugó la final ante Estudiantes de La Plata“El Pincha” venía de ser campeón de América y luego conquistaría la Intercontinental. Como se presagiaba, resultó un juego disputadísimo, ganando Estudiantes con gol de la Bruja (padre) Verón y empatado por Veglio. El duelo se definió en el suplementario, con el gol de Fischer a los 100 minutos. Las formaciones de esa final, fueron:



FICHA DE LA FINAL

San Lorenzo (2): Buticce; Calics y Rosl; Villar, Cocco y Albrecht; Pedro Gonzalez, Rendo, Fischer, Telch y Veglio. DT: Tim
Estudiantes (1): Alberto Poletti; Togneri y Medina; Malbernat, Pachamé y Madero; Etchecopar, Carlos Bilardo, Conigliaro, Flores y Juan Verón. DT: Zubeldia


Pero más allá de sus 16 victorias y sus 8 empates, y de los 49 goles a favor en contraposición con los 14 que recibió, el ambiente del fútbol nacional lo recuerda por la belleza y potencia de su juego. Muchos dicen que esta conjunción lo ubica entre los 3 o 4 mejores equipos argentinos de todos los tiempos. Los Matadores fueron un equipo moderno para la época, que reflejaban en la cancha las tácticas pergeñadas desde el banco. Llevando a la práctica lo que siempre pregonaba Tim“No quiero gente parada ni con posición fija, hay que provocar espacios para que sean ocupados por otro compañero. Si todos cambian posiciones, si llega cualquiera, si todos pueden ser delanteros y defensores, entonces ahí tendremos un equipo”.

FUENTE: PASION FUTBOL

56 años, escritor. El fútbol y el rugby, mis pasiones. San Lorenzo de Almagro un sentimiento. Escribir sobre fútbol y sus protagonistas, un oficio que intento aprender día a día.

EL DESTINO LE JUGO UNA MALA PASADA

LA HISTORIA DEL "CARASCUCIA" CASA 



El blues del manco Casa



Un domingo sin fútbol y la negligencia de un centinela de la ESMA, torcieron para siempre el destino de crack reservado a un wing izquierdo que sólo quería divertirse. 



La irrupción de la juventud es celebrada siempre con optimismo en el ambiente futbolístico. Innumerables ejemplos en la historia corroboran esta observación.  En nuestro medio, tal vez el más emblemático de los casos, fue la aparición de los llamados Carasucias de San Lorenzo en 1964.




La inesperada llegada a la primera división -casi en forma simultánea- de Roberto Telch, Fernando Areán, Héctor Veira, Narciso Doval y Victorio Casa fue, para el anodino panorama del fútbol argentino de aquellos años, en exceso defensivo, y muchas veces violento, un soplo de alegría y aire fresco.



En principio los hinchas de San Lorenzo, pero rápidamente el público en general y el periodismo, aceptaron con satisfacción la propuesta creativa, lúdica y ofensiva que desplegaban aquellos jóvenes en los poceados campos de entonces, frente a los lentos y rudimentarios defensores que jugaban largamente más allá del límite del reglamento.



Además, estos Carasucias eran igualmente desacartonados y espontáneos en su relación con la prensa. Especialmente el Bambino Veira, cuyo desparpajo para declarar ante los micrófonos lo convirtió en un recurrente entrevistado por los medios. En una oportunidad, acompañado por el Nano Areán, le confiaba entusiasmado a Osvaldo Ardizzone, periodista de El Gráfico, las increíbles habilidades de su compañero Popof  Casa, el wing izquierdo del ataque azulgrana, que en ese momento era un poco cuestionado por su individualismo:



-Mire, “El loco” Casa, con el empeine, le da treinta toques a una moneda, y en el último, cuando se cansa, la pone en el bolsillo del saco. Con una pelota se puede pasar una hora sin que toque el suelo. “El loco” puede ir a un circo… ¡Es un fenómeno!



Ardizzone, haciendo valer ese derecho que vaya uno a saber por qué creen tener los periodistas, no tardó en subirse al púlpito y desde allí, tomándose de la anécdota contada por Veira, escribió un artículo en el que le enseñaba a vivir a Victorio Casa, titulado “Popof”… ¡olvidate de la moneda!



Curiosamente, en su pretenciosa filípica, el periodista -célebre por su espíritu bohemio- intentaba ponerle límites al individualismo de Casa y le aconsejaba dejar “los caños” en el vestuario y “los ganchos” de su zurda, en una ferretería.


…Vos trabajás de JUGADOR DE FÚTBOL. Metete eso en la cabeza: EL FÚTBOL ES JUEGO, PERO ES MEDIO DE VIDA. No dejés que la habilidad termine en vicio. No dejés que ese tipo de la platea siga gritando que “quiere un wing izquierdo para San Lorenzo”. El wing izquierdo de San Lorenzo sos vos, “Popof”. Pensá siempre en eso. El domingo la tribuna cambia. El domingo quieren goles. Quieren los dos puntos. El domingo, allá arriba, gritan. Aplauden. Insultan. ¿Por qué no te decidís a empezar? De a poco. Por ejemplo, en este domingo dejás la moneda en el vestuario. En el otro, “el enganche”. En el otro, el “chiche”. ¡Y vas a ver qué fácil es! En tres, cuatro domingos, estás curado. Vas a llegar al fondo. Vas a tirar el centro atrás. Vas a ver a Veira en el vacío. A Areán en el claro. A Rendo acompañando. ¡Vas a ver qué grande es la cancha! ¡Vas a ver y te van a ver! Y en esos tres o cuatro domingos terminás con la leyenda, “Popof”. La matás en seguida. Y ese tipo de la platea no va a pedir más un wing izquierdo. ¿O querés seguir siendo “El loco Popof” toda la vida? Haceme caso, empezá el domingo…



El ansiado domingo, reclamado con fervor por Ardizzone, llegó. Pero su consejo resultó estéril, ya que no hubo fútbol. Una lluvia interminable obligó la suspensión de la primera fecha del campeonato, que debía jugarse el 11 de abril de 1965.



***
“Si hubiese comenzado el campeonato -suspiró un hincha de San Lorenzo- no le habría pasado nada porque no hubiera andado por ahí haciendo esas cosas.” Victorio Francisco Casa paseaba con su Valiant blanco, recién adquirido, por una zona propicia a las efusiones: el bajo de Núñez. Lo acompañaban dos señoritas menores y un dilecto amigo, José Ariel Delgado, de 18 años de edad y de profesión peinador, Casa detuvo su coche frente a la Escuela de Mecánica de la Armada, en donde el estacionamiento está prohibido por el simple hecho de ser zona militar. 




“Tenía las luces prendidas adentro y afuera”, diría luego. El centinela dio la voz de alto. Hubo una confusión. Segundos después, una ráfaga de ametralladora dibujó un pespunte trágico en la noche. Era el domingo 11 a las 22. Una hora y media después, Casa, aquel puntero izquierdo, aquel “Popof” angurriento, perdía su brazo derecho.
El director del hospital, doctor Marcos Sonneberg, había resuelto someterlo a una operación de urgencia, Casa tenía destrozados los huesos cúbito y radio. 





Su brazo era una verdadera papilla.” Durante el vertiginoso viaje al hospital, vestido de gris, con corbata y mocasines, alcanzó a balbucear: “No hice mal a nadie, ¿por qué me tuvieron que hacer eso?” Del hospital Pirovano, fue trasladado al día siguiente al sanatorio De Cusatis. El episodio desdichado había conmovido a la ciudad. La Secretaría de Marina dio el lunes 12 un comunicado que en su comienzo era una fiel reproducción de aquellos escuetos partes de desgracia del Almirantazgo británico. “La Secretaría de Marina lamenta tener que informar acerca de las infortunadas consecuencias motivadas por la imprudente actitud de un automovilista al no acatar precisas y reiteradas indicaciones que, por habérsele hecho dentro de una zona de jurisdicción militar, merecen su especial atención.” (De la crónica de la revista Primera Plana del 20 de abril de 1965)




***
El delirante acontecimiento conmovió al ambiente del fútbol y los medios descargaron su previsible arsenal de golpes bajos para exacerbar la sensibilidad popular. A las numerosas muestras de solidaridad que recibió la familia, se sumó el ofrecimiento del presidente de Racing de un wing izquierdo a elección de San Lorenzo, para incorporar en reemplazo de Casa hasta el final de la temporada.





Casa, lejos de deprimirse, demostró gran entereza y hasta sentido del humor. A los pocos días de la tragedia empezó a conceder entrevistas en el sanatorio. Hasta allí llegó el locutor Antonio Carrizo, y al presentarse, recibió la disculpa del convaleciente: “Perdone que no le de la derecha, es que no la tengo.”  Su compañero de San  Lorenzo, Roberto Telch, fue a visitarlo acompañado por su novia. La chica se sentó a la izquierda de Casa, del lado del brazo amputado. Sonriendo, Casa la invitó a acercarse: “No tengas miedo… ¿no ves que no te puedo tocar?  Y de inmediato, dirigiéndose a su única mano: “¡Y vos quédate quieta!”   




Apenas un mes después de la nefasta noche de la ESMA, Casa volvió a entrenar con el plantel superior de San Lorenzo: “Le pedí a los muchachos que me dieran, que me empujaran, que me marcaran fuerte. Pero estos me tienen lástima… Después me agarra Simeone o Perfumo ¿Y cómo me arreglo?” El código Carasuciasiguió vigente en la relación con sus compañeros. Veira le escondía la prótesis o le pasaba la pelota para que hiciera los laterales. Le decían que lamentablemente nunca podría jugar en Independiente, porque allí los jugadores saludaban a la tribuna con los dos brazos en alto…




Volvió a jugar oficialmente el 25 de mayo, sin rastros psíquicos del accidente. En la novena fecha, San Lorenzo perdió en su cancha 2 a 0 ante Banfield. Su marcador, Adolfo Vásquez, vivió la responsabilidad de tener que contener al hombre en el que estaban depositadas todas las miradas: “Sentimentalmente es un problema salir a marcar a Casa. Como amigo lo tendría que dejar que se moviera libre, sin apretar. Pero como profesional debo actuar igual que siempre. Entiendo que lo que hace San Lorenzo es una barbaridad, pero yo dentro de lo que permite el reglamento jugaré fuerte. Casa es un jugador de mucha habilidad al que no se le puede dar ventaja. Salgo a la cancha a ganar.” La revista  El Gráfico le dedicó su tapa, lo calificó con 5 puntos y comentó: “Fue el Casa conocido. El de la pirueta intrascendente o el de la apilada genial. Sufrió las consecuencias de integrar un equipo derrotado.  Sin moral. Donde acaso –paradójicamente- era la excepción. Por entereza. Por ganas. Por amor propio.”



***
Victorio Casa intentó seguir jugando al fútbol. Tuvo un paso intrascendente por Platense y viajó a Estados Unidos a probar suerte en el soccer, sin éxito. Se retiró en 1971 y se instaló en Mar del Plata. Hasta allí llegó una tarde de 2005 nuestro compañero Fabián Casas, a reportearlo para el primer número de UN CAÑO. La idea (mala) era titular a la entrevista “Casa por Casas.”




Casas encontró a un Casa de 61 años canoso y fanfarrón que rompió el hielo preguntándole: ¿Sabés de que laburo ahora? De lavacopas. ¡Soy el único lavacopas con una sola mano!



Hasta su muerte, que aconteció en 2013, siguió siendo un Carasucia.

FUENTE: REVISTA UN CAÑO


miércoles, 27 de marzo de 2019

EL PRIMERO EN LLEVARSE EL ORO

LIONEL MESSI EL PRIMER ARGENTINO EN GANAR EL BALÓN DE ORO




Fechas: 7 y 21/12/2009.
Lugar: París y Zurich.
Por primera vez en la historia un futbolista argentino conquista el premio como el mejor jugador del mundo. Lionel Messi ganó los dos premios que se entregaban por entonces, el Balón de Oro, y el FIFA World Player, luego de un año fantástico con Barcelona, en el que ganó seis títulos: (Liga, Copa del Rey, Supercopa española, Champions League, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes). Más tarde, la estrella de Barcelona ganó cuatro veces más la distinción. No existe otro jugador en el mundo que haya logrado semejante logro.
FUENTE: LA NACION

LA ACADEMIA Y SU VUELTA OLÍMPICA

RACING CAMPEÓN DEL MUNDO 1967



Racing, primer campeón del mundo.

Fecha: 4/11/1967. Lugar: Montevideo, Uruguay. Resultado: Racing 1 vs. Celtic 0. El imborrable zapatazo del Chango Cárdenas quedará registrado por siempre como el primer título de un club argentino a nivel intercontinental. Tras el triunfo de los escoceses en Glasgow (1-0), la Academia se impuso por 2-1 en Avellaneda, con goles de Raffo y Cárdenas, y empujó la serie a un tercer partido para desempatar. Más de 20.000 hinchas viajaron a Uruguay para ver al equipo de Juan José Pizzuti en el Centenario.
FUENTE: LA NACION 

EL DIA INOLVIDABLE

ARGENTINA CAMPEON EN MEXICO 86



Fecha: 29/6/1986. Lugar: México DF. Resultado: Argentina 3 vs. Alemania 2 en la final. Inesperada, contundente, después de dejar en el camino a varios de los países con más tradición en el fútbol (Italia, Uruguay, Inglaterra y Alemania)… 


Esta fue, probablemente, la victoria más celebrada de los argentinos. Decir México 86 alcanza para despertar un sinnúmero de recuerdos felices, en un instante sociopolítico muy particular para el país. Un equipo del que se esperaba absolutamente nada, dio una sólida muestra de cohesión grupal en busca de un objetivo. 




Un grupo que, al menos durante un mes, superó peleas internas y permitió la convivencia de personalidades fuertes y disímiles. El agregado, que no es menor, es que como pocas veces antes en la historia de nuestro deporte, un argentino, Diego Maradona, fue indiscutidamente reconocido como el número 1 del planeta. La explosión popular en el regreso del equipo a Buenos Aires es otra de las razones que elevan la conquista y la hacen incomparable.



FUENTE: DIARIO LA NACION

viernes, 22 de marzo de 2019

"EL BÚFALO DEL GOL"


UN BÚFALO EN EL RECUERDO” JUAN GILBERTO FUNES

Cada enero un legado ineludible se presenta, recordar el aniversario de la muerte del ídolo máximo que dio el deporte sanluiseño, Juan Gilberto Funes.




Fue el 10 de enero a las 23 horas para Buenos Aires, fue el 11 de enero a las 24 para los puntanos, una hora más o menos no le hace. El corazón de Juan le susurró al oído “perdón Búfalo, nos tenemos que ir”, y fue así que Juan se transformó en un cometa.




Esa calurosa mañana de 1992 no fue igual a ninguna, en San Luis no hubo clases, no hubo trabajo, no hubo consuelo, las calles céntricas estaban despobladas. La ruta nacional Nº 7 aglomeró a miles de puntanos como nunca antes, el río Seco se transformó en mar, un mar hecho con lágrimas de todo un pueblo. Fue una larga vigilia esperando al querido “Búfalo” que había dejado de existir en la Clínica Güemes de Buenos Aires.




Ni el insistente Chorrillero que soplaba como un huracán despejó tanta tristeza.



Ese corazón “grande como una casa” que le dio tanta fuerza y potencia en otras ocasiones, que lo acompañó en cada embate goleador, ahora no quiso más. No resistió la quinta operación, realizada meticulosamente por René Favaloro y su equipo.




Ya pasaron 25 años y su figura se agiganta. Nada sabe del olvido. Al contrario la “leyenda del Búfalo puntano” está más latente que nunca.





Su carrera


Su historia, la del “Globo” puntano, el “Millo” colombiano, ésa de la Libertadores y la Intercontinental hasta su paso fugaz por Boca, su amor por los autos y su querida familia, esa historia escrita en mayúsculas, se agiganta a cada instante.







Comenzaba la década del '80 y Juan con 17 años descollaba en el Club Huracán, su físico era imponente y le sobraba oficio de goleador. Estudiantes, también de San Luis, fue el segundo club donde deleitó a grandes y chicos y ridiculizó a varios defensores. Jugó el Torneo Regional, enfrentó a Alianza de Villa Mercedes, Ferrocarril Oeste de La Pampa e Independiente de Mendoza.




En el '81 emigró a Sarmiento de Junín, jugó una temporada y desde Jorge Newbery de Villa Mercedes le hicieron un buen ofrecimiento y decidió retornar a la provincia. Juega un par de partidos y el “globito” nuevamente lo tentó, en 1982 fue la última vez que “el Tanque” jugó oficialmente en una cancha puntana.




La temporada ‘83/’84 vistió la camiseta de Gimnasia y Esgrima de Mendoza, y gracias a su excelente performance es vendido a Millonarios de Colombia.




River Plate fue el próximo escalón de su ascendente carrera, sólo con dos goles le alcanzó para transformarse en ídolo indiscutido. Dos goles nada más y nada menos que en la final de la Copa Libertadores de América, esos tantos le dieron el título y la posibilidad de ir a jugar a Japón y traerse la Copa Intercontinental.




También vistió la camiseta de la Selección Argentina en los IX Juegos Panamericanos de Venezuela y la Copa América '87.








Olimpiakos de Grecia en 1987 le abrió la puerta europea y tras un año sin mayores satisfacciones retornó a la Argentina y jugó en Vélez Sarsfield.





FUENTE: EL DIARIO DE LA REPÚBLICA


UN TAL "TRINCHE" QUE BAILO A LA SELECCIÓN NACIONAL


EL DÍA QUE EL TRINCHE BAILO A LA SELECCIÓN NACIONAL

El día que el Trinche Carlovich bailó a la Selección Argentina







Era un desconocido jugador de Central Córdoba de Rosario. Pero, en un amistoso ante la Selección Argentina, humilló al equipo nacional y nació su mito: una historia de 42 años.




Sucedió el 17 de abril de 1974: un futbolista desconocido para el gran público lideró de forma magistral a un combinado rosarino que bailó a la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial de Alemania: se llamaba Tomás Felipe Carlovich, apodado "Trinche", una rara avis que declinó las marquesinas y honró pintar su devota aldea de Central Córdoba.




Depende del cristal con que se mire y de las ganas de dar crédito a los apologistas del caso, y eso por la sencilla razón de que nuestro personaje, el que hoy nos ocupa, no dispuso de la gracia de la televisación de los muchos partidos nuestros de cada día, ni de YouTube, ni de nada parecido.




De hecho, del célebre espectáculo del que este domingo se cumplirán 42 años no hay testimonios fílmicos, pero sí crónicas y narraciones orales y evocaciones que conforme pasa el tiempo lejos de diluirse ganan en detalles, en nitidez y en fervor.






¿Cómo fue la historia? La cosa fue más o menos así: el partido se jugó en la cancha de Newell's, donde se suponía que el combinado rosarino debía constituirse en una especie de sparring cordial de la Selección que estaba a un par de meses de viajar al Mundial de Alemania.






Carlos Timoteo Griguol y Juan Carlos Montes, entrenadores de Rosario Central y de Newell's, en ese orden, dispusieron la presencia de cinco jugadores de cada equipo: Carlos Biassutto, Jorge González, Mario Killer, Carlos Aimar y Mario Kempes de un lado y José Luis Pavoni, Armando Capurro, Mario Zanabria, Sergio Robles y Alfredo Obberti del otro.






Ya en los vestuarios, dicen que dicen, sucedió lo inaudito: Vladislao Cap, el Polaco Cap, uno de los DT de la Selección Nacional se acercó a Griguol y gestionó que relevaran a Carlovich, que en buen romance lo sacara del equipo porque bajo su batuta el presunto sparring vapuleaba al presunto campeón y lo sometía a una humillación que mellaría la autoestima de sus jugadores.




Lo cierto es que Carlovich no salió al segundo tiempo y la Selección decoró la derrota con un módico descuento, pero ya era imposible volver atrás, ya estaba escrito: un jugador de un club del ascenso había reducido a la mínima expresión a las estrellas que aprontaban para defender el prestigio del fútbol argentino en el Mundial.




¿Quién fue Carlovich? El "Trinche" Carlovich nació el 20 de abril de 1949 en Rosario, jugó un solo partido en la primera de Central, un total de 236 en el Central Córdoba de sus amores y asimismo vistió las camisetas de Flandria, Independiente Rivadavia de Mendoza, Deportivo Maipú y Colón de Santa Fe.




Al respecto, los admiradores de Carlovich, los que siguieron de cerca, sostienen que el hecho de no haber interesado jugar en clubes grandes, ni siquiera en alguno de Buenos Aires, se revela insuficiente para negar su condición de crack, que su manejo de la pelota y su entendimiento del juego fueron prodigiosos con independencia del marco general y del rango de su trayectoria.




En fin, este personaje cuasi mitológico con fama de pescador sin tener arte para pescar, con fama de bebedor sin más premura que para la ingesta de gaseosas, que hasta los 54 años jugó para sus clubes barriales, Gaboto y Sporting, es considerado el mayor talento que haya pisado las canchas del ascenso, el fundador del caño doble (el caño de ida y de vuelta) y objeto de documentales y de una biografía escrita por el periodista Daniel Console.




martes, 19 de marzo de 2019

EL NACIMIENTO DE LA RABONA

LA HIZO  POR PRIMERA VEZ RICARDO INFANTE

FUENTE: UN CAÑO




El 19 de septiembre de 1948 se jugó la vigésimoprimera fecha del campeonato argentino de Primera División. Ese día, en un gran partido, River le ganó a Huracán 4 a 3; Independiente a Boca 2 a 1 y San Lorenzo a Platense 6 a 2. Pero la nota destacada de la jornada la dio Ricardo Infante, el centreforward de Estudiantes de La Plata, al marcarle un golazo a Rosario Central -en 1 y 57- utilizando un recurso insólito, aparentemente nunca antes visto en las canchas argentinas.






Durante una rápida jugada de la delantera de Estudiantes, Infante, en posición de 10, a 35 metros del arco del Colegio Industrial, va a recibir el rebote de un remate de su compañero, el wing Julio Gagliardo. La pelota caerá a sus pies, pero un poco desacomodada para su condición de diestro cerrado. Entonces, en gran repentización, Infante cruza su pierna derecha por detrás de la zurda e impacta la pelota de primera, de sobrepique, con un efecto tan distinguido que la bola vuela, dobla después de pasar lejos del alcance del arquero Pedro Botazzi y se clava en el ángulo del segundo palo.




El gol fue tan extraordinario que en principio, antes de reanudar el juego, el árbitro Padrón felicitó a su autor. Luego cada uno de los 21 jugadores restantes que disputaban el partido, hicieron lo propio.





Por supuesto que no existe un video de aquella tarde y sólo una foto que apareció en el diario El Día de La Plata testimonia, al menos en parte, la hazaña de Infante. Si bien no se aprecia en la imagen la forma en que el delantero impactó la pelota, se verifica la distancia desde la que pateó y la expresión del arquero -brazos caídos, incrédula vista fija en la pelota- demuestra lo inesperada y oportuna que resultó la jugada.
La expresión gesto técnico no se utilizaba en ese entonces, de modo que se hizo difícil describir la particular acción. Nadie sabía cómo llamar a la efectista invención de Infante, sencillamente no tenía nombre. De esa situación da buena cuenta una simpática viñeta humorística del dibujante Enrique Casajús que publicó en esos días en El Día de La Plata.





Existe una leyenda urbana que asegura que el martes siguiente al gol del Beto infante a Rosario Central, apareció en la revista El Gráfico una producción fotográfica en la que se veía al delantero vestido con guardapolvos escolar, ejecutando la jugadita con el título “El infante que se hizo la rabona”. La leyenda concluye que es a partir de esa publicación, que la bendita Rabona encontró al fin su nombre.




Falso. En principio El Gráfico en esa época aparecía los viernes, no los martes. La edición N° 1534 del 24 de septiembre de 1948, -primera posterior al gol- no consigna ninguna referencia al gol de Infante y del partido sólo trae la síntesis con las formaciones de los cuadros. La edición siguiente, del 1° de octubre, nada dice ni sobre la jugada ni sobre su inventor, a pesar de que se había suspendido la fecha y sobraba espacio. Recién en la edición del 7 de octubre, en la mejor sección de última página de la historia del periodismo gráfico argentino, la famosa Apiladas escrita por Borocotó, aparece un breve pero antológico texto, en el que el periodista se hace eco de la sensación que había causado en el ambiente futbolero, a través del boca a boca, el gol de Infante en La Plata:




Los crímenes, los asaltos, los zapatos, las casas, las cacerolas y muchas cosas más se pueden reconstruir, pero el gol de Infante contra Rosario Central no tiene reconstrucción posible.



Ustedes saben que el centreforward de Estudiantes es así: hace goles de lujo. El día que haga uno muy común le va a decir al referee:



-Bórrelo que ese no vale.



Punto y dejo dos, como dicen los del mus; resulta que el gol aquel contra Central fue tan fabuloso que en las tribunas se escucharon comentarios como los siguientes: “¡Hay que ponerlo en la Costitución junto a los Derechos del Trabajador!” “¡Hay que avisar a las Naciones Unidas para que lo traten y se dejen de embromar con Berlín” “Eso no es un gol, es un poema, una sinfonía!… ¡Otra que Beethoven!”





El texto es extraordinario, pero ni una mención a que a la jugada la llamaran Rabona. Revisamos una por una todas las ediciones de El Gráfico de 1948, incluyendo el especial El Gráfico de los Campeones de 1948 y la famosa producción de Infante vestido con guardapolvo, no aparece.



En una simpática ironía de la historia, hoy se puede leer en la web de El Gráfico una monografía sobre Ricardo Infante en la que se da crédito a la leyenda de la producción titulada “El Infante que se hizo la rabona”, pero no reproducen dicha página. Raro.




De todos modos concedemos el beneficio de la duda a los que sostienen la veracidad de la leyenda. Tal vez la famosa producción fotográfica se hizo en otra oportunidad, más adelante, en algún aniversario o porque sí. No nos vamos a tomar el trabajo de revisar toda la colección de El Gráfico. No estamos tan locos todavíaSi alguno de nuestros lectores tiene buena data y quiere compartirla, será bien recibida.

LA FIERA DEL GOL "SIMPLEMENTE LA FIERA

SILVANO MACIEL EL EX DEPORTIVO ARMENIO





Sergio Silvano Maciel, conocido en el mundo fútbol como La Fiera, falleció esta madrugada a los 42 años producto de un infarto. El delantero que marcó una época en Deportivo Armenio, pasó por todas las categorías del fútbol argentino y se lo recuerda también por haber sido quien le convirtió el último gol a Hugo Gatti.




Además de Armenio, con el que fue campeón del Nacional B y ascendió a Primera en 1987, La Fiera jugó en Lamadrid en el ascenso y en Estudiantes, Gimnasia y Tiro y San Lorenzo en la A. También tuvo unos pasos por el exterior: en Alemania actuó en el Hamburgo y el Blau Weiss, en España en el Toledo y en Venezuela en Deportivo Táchira y Caracas. Y hasta se dio el lujo de ponerse la celeste y blanca, ya que Carlos Bilardo lo convocó para tres partidos (frente a Colombia, Ecuador y Chile) en 1988.




El 11 de septiembre de 1988, Maciel aprovechó un error de Gatti para sellar el histórico 1-0 de Armenio sobre Boca en La Bombonera. “Es uno de los mejores recuerdos de mi carrera. Habíamos ido a tratar de que nos hicieran menos de cinco goles”, le reveló alguna vez a El Gráfico.




Ese fue el último tanto oficial que recibió el Loco, ya que el Pato Pastoriza, por entonces DT Xeneize, lo sacó y le dio la titularidad a Navarro Montoya.





Hijo de un empleado metalúrgico y una ama de casa, Sergio llegó al humilde barrio Central de Rafael Castillo cuando sólo tenía cuatro años, procedente de su Chaco natal. El Catre –así lo llamaban hasta que Mariano Closs lo bautizó con su apodo más conocido-, punta potente y veloz, redondeó una carrera que, en Primera, se cerró con 138 partidos y 30 goles.




(REVISTA EL GRAFICO)





Maciel era recordado por el gol que, jugando para Deportivo Armenio, contra Boca Juniors, en el estadio de la Bombonera, le marcó a Hugo Orlando Gatti, una tarde de septiembre de 1988 y que significó el ultimo partido del "Loco" con la camiseta "xeneize".




Esa tarde de sol, el "Loco" salió a cortar un pase largo hacia Maciel, sobre el lateral derecho, pero erró el cálculo y la jugada terminó en el único gol del partido.




El "Pato" José Omar Pastoriza, entonces entrenador de Boca, le quitó la titularidad y en su lugar puso a Carlos Fernando Navarro Montoya, y Gatti no volvió a pisar oficialmente una cancha de fútbol.




Maciel, que había nacido el 7 de febrero de 1965 en la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere, comenzó a jugar en General Lamadrid y luego pasó a Deportivo Armenio con el que conquistó el ascenso a Primera.




Después se fue a jugar  al Hamburgo y el Blaus Weis, de Alemania, y también pasó por San Lorenzo de Almagro, Estudiantes de la Plata y Gimnasia y Tiro de Salta; y Caracas FC y Deportivo Tachira, ambos de Venzuela.




En su carrera, Maciel fue uno de los pocos jugadores que militó en todas categorías de la AFA, de la D hasta Primera División.




Convocado por Carlos Bilardo, Maciel jugó dos partidos con la camiseta del seleccionado nacional.




En los últimos tiempos, el ex delantero era colaborador de Hugo Issa en la representación de jugadores.

HISTORIAS QUE VALE LA PENA CONOCER

LA HISTORIA DE "LOS CARASUCIAS" FUENTE: ABRI LA CANCHA/CARLOS AIRA Fueron la delantera de  San Lorenzo  en 1964.  Doval, Areán, Ve...