martes, 27 de diciembre de 2022

HISTORIAS PARA LEER

ROBERTO BAGGIO TALENTO PURO

FUENTE: KODRO MAGAZZINE

Roberto Baggio, un talento difícil de definir por la belleza impredecible de su juego, la personificación de la hegemonía del Calcio de los años 90. Una superestrella que nunca se dejó domesticar, ni se arrodilló ante las lesiones, ni ante el fracaso de fallar el penalti más famoso de los 90. Esta es la historia de origen del «Divin Codino», un jugador irrepetible.




22 años de carrera futbolística llena de disputas con sus entrenadores, y una oposición innata al «catenaccio» italiano. Considerado como uno de los mejores jugadores que nos ha dado la historia del fútbol, ganador del Balón de Oro y FIFA World Player, leyenda viva de la selección italiana, con la que obtuvo el tercer lugar en el Mundial de Italia 1990 y el subcampeonato en el Mundial de Estados Unidos 1994. Roby a lo largo de su carrera alternó la posición de ariete con la de segundo punta, destacando por su técnica, visión de juego, su predilección por el fútbol de toque y su alegre interpretación del fútbol. A lo largo de su carrera anotó 314 goles oficiales, 27 de ellos con la selección de su país, convirtiéndose en el quinto máximo goleador de la historia de la selección italiana.

El sexto de ocho hermanos, Roberto Baggio nació en el pueblo de Caldogno, situado en la provincia de Vicenza (Veneto), un 18 de febrero de 1967 a las 18:15 horas, en vía Marconi n.º 3. No fue el único futbolista de la familia, ya que su hermano pequeño Eddy Baggio jugó durante 16 años como profesional en distintos clubes de Serie B y categorías inferiores.

Sus primeros pasos como «calciatore» tuvieron lugar en las categorías inferiores de la modesta U.S.D. Calidonense (actualmente en el campeonato Eccellenza, quinta división). Ingresó en el conjunto «giallorosso» después de llamar la atención en interminables recitales de «Calcio di strada» a los nueve años de edad.

 Aprovechó sus primeros compases como futbolista y sus espectaculares registros en el Calidonense le sirvieron para llamar la atención del Vicenza Calcio: 45 goles, 20 asistencias de gol en 26 partidos disputados, llegando a marcar 6 goles en un solo partido. Definitivamente, su pueblo se le había quedado pequeño con tan solamente 13 años.

El ojeador Antonio Mora lo fichó para el equipo juvenil del Vicenza Calcio por el módico precio de £300. A pesar de competir con chicos mucho más mayores que él llegó a ver puerta 110 veces la red contraria en 120 partidos. Registros que le permitieron profesionalizarse en el segundo equipo del Vicenza Calcio con 15 años, y un año después debutar con el primer equipo en la Serie C1 con tan únicamente 16 años, para orgullo de su familia, en especial de sus progenitores Matilde and Fiorindo Baggio.

La nota negativa de su éxito futbolístico fue que dejó su formación académica incompleta, para centrarse totalmente en su sueño, a pesar del enfado de sus padres.

Su debut con el primer equipo tuvo lugar el 5 de junio de 1983, en una derrota por 1-0 en casa contra el Piacenza, en el último partido de liga de la temporada, saliendo como suplente en la segunda mitad. En la temporada siguiente, el 3 de junio de 1984, marcó su primer gol en la Serie C desde el punto de penalti en la victoria por 3-0 contra el Brescia, curiosamente el club con el que se retiró en 2004.

Roberto Baggio marcó el primer gol profesional de su carrera en la Coppa Italia Serie C en la victoria por 4-1 a domicilio contra el Legnano el 30 de noviembre de 1983. También debutó en la Coppa Italia con el club el 31 de agosto de 1983, contra el Palermo, y marcó su primer gol en la derrota a domicilio por 4-2 ante el Empoli, el 26 de agosto de 1984. Durante la temporada 1984-85 de la Serie C1, bajo la dirección de Bruno Giorgi, marcó 12 goles en 29 partidos, ayudando al club a conseguir el ascenso a la Serie B.

Su espectacular forma de interpretar el fútbol empezó a llamar la atención de los grandes clubes italianos, en particular de la Fiorentina de la Serie A, y su estilo de juego fue comparado con el de su ídolo, Zico. También fue galardonado con el Guerin d’Oro en 1985 como el mejor jugador de la Serie C.

Durante el final de su última temporada en el Vicenza se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco de su rodilla derecha mientras jugaba contra el Rimini el 5 de mayo de 1985. La lesión se produjo dos días antes de que finalizara su traspaso oficial a la Fiorentina, y amenazaba seriamente su carrera, a sus 18 años.

Aunque varios médicos del equipo temían que no volviera a jugar, la Fiorentina mantuvo su fe en él, aceptando comprometerse con el traspaso, así como financiar la cirugía necesaria, una de las muchas razones del apego de Baggio al club.

La Fiore compró a Baggio en 1985 por 1,5 millones de libras. Durante su estancia en el club, a pesar de las lesiones iniciales, se hizo muy popular, y es considerado aún a día de hoy como uno de los mejores jugadores del club de todos los tiempos.

Durante su primera temporada en Florencia, Baggio no destacó en la Serie A, por culpa de la lesión; su debut oficial en el club tuvo lugar en la Copa Italia. Finalmente, debutó en la Serie A la temporada siguiente, el 21 de septiembre de 1986, en una victoria por 2-0 en casa contra la Sampdoria, y también hizo su debut europeo esa temporada el 17 de septiembre de 1986, en un partido de la Copa de la UEFA contra el Boavista.

 Roberto Baggio sufrió otra lesión de rodilla el 28 de septiembre, y fue operado de nuevo, requiriendo 220 puntos de sutura para reconstruirla, perdiendo 12 kg como resultado y faltando la mayor parte de la temporada. Pese a caer en una grave depresión, y pedir a su madre que lo matara si no se recuperaba, Baggio regresó, y marcó su primer gol de liga de tiro libre el 10 de mayo de 1987 en un empate 1-1 contra el Nápoles de Diego Maradona, el futuro campeón de la Serie A.

El gol del empate de Baggio salvó al Fiorentina del descenso, y se ganó la admiración del «Pelusa», con el cual mantenía una fantástica relación de amistad. Sus actuaciones lo elevaron a la categoría de héroe entre los aficionados, y recibió todo tipo de elogios por parte de la prensa.

Aunque el Fiorentina luchó contra el descenso durante la temporada 1989-90, Baggio llevó al club a la final de la Copa de la UEFA de 1990, solamente para ser derrotado por su futuro club, la Juventus. Baggio marcó 1 gol en 12 partidos de la competición, en una victoria por 1-0 en casa contra el Dinamo de Kiev en octavos de final, desde un penalti, el 22 de noviembre de 1989; fue su primer gol en las competiciones europeas.

Con 17 goles, Baggio fue el segundo máximo goleador de la temporada 1989-90 de la Serie A, después de Marco van Basten, y fue galardonado con el Premio Bravo como el mejor jugador sub-23 en las competiciones europeas. También ocupó el octavo lugar en el Balón de Oro de 1990. Con la Fiorentina, Baggio marcó un total de 55 goles en 136 partidos, 39 de los cuales fueron en la Serie A.

En 1990, fue vendido a la Juventus, por 8 millones de libras esterlinas, el traspaso récord del mundo para un futbolista de la época, heredando además la camiseta número 10, que antes llevaba Michel Platini. Tras el traspaso, hubo disturbios en las calles de Florencia, en los que 50 personas resultaron heridas, y el jugador reconoció que fue «obligado a aceptar el traspaso».


miércoles, 14 de diciembre de 2022

TALENTO EN ESTADO PURO

LA HISTORIA DEL "CHINO" RECOBA

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"

Álvaro «El Chino» Recoba siempre será recordado por su pegada, eterna en el Giuseppe Meazza, 72 goles imposibles de olvidar para los tifosi nerazzurri que lo veneraron con una devoción particular, pasión no siempre compartida por sus entrenadores y Massimo Moratti. La zurda de este internacional absoluto uruguayo fue mágica allí por donde pasó: Danubio, Nacional, Venezia, Torino, Panionios y la absoluta de Uruguay, siendo nombrado mejor jugador de Uruguay por el periódico EL País de Montevideo en 2012.




En su palmarés dos Scudetto, dos Coppa Italia y dos Supercoppa Italia, una UEFA y dos ligas uruguayas, además de haber marcado hasta 6 goles olímpicos (jugada en la cual el balón enviado con efecto desde el saque de esquina entra directamente en la portería rival) a lo largo de su carrera. Con Uruguay sumó un total de 69 internacionalidades y 11 goles.

Como gran parte del continente sudamericano, Uruguay sufría una dictadura militar en la segunda mitad del siglo XX, y en ese complejo contexto nació Álvaro Alexander Recoba un 17 de marzo de 1976. Apodado «El Chino» por sus rasgos orientales, se incorporó al Danubio FC de Montevideo como jugador juvenil debutando con tan solo 17 años en el primer equipo. Rápidamente, Recoba se ganó la reputación de ser un jugador con una hermosa zurda, hábil para regatear y superar al rival con velocidad y astucia, deleitando a las gradas.

En sus dos años en el primer equipo de Danubio, Recoba marcó 11 goles en 34 partidos antes de dar el salto a Nacional, el club más laureado de Uruguay. «El Chino» maduró y siguió goleando, 17 goles en 33 partidos entre 1996 y 1997. A los 21 años, y con cuatro campañas en la máxima categoría del fútbol uruguayo, Recoba parecía estar listo para dar el salto al Viejo Continente, siempre ávido de talento americano.

Quedan diez minutos y el Internazionale pierde 1-0 en casa contra el Brescia de Andrea Pirlo en la primera jornada de la temporada 1997/98. Con los millones del propietario Massimo Moratti quemando sus bolsillos, los nerazzurri acababan de batir el récord mundial de traer a Ronaldo al Giuseppe Meazza desde el FC Barcelona. Antes del partido, todas las cámaras y la atención se volcaron en «O Fenômeno», y se esperaba mucho de un equipo condenado a pelear sin final feliz durante años.

Con un resultado sorprendente, entró en escena otro nuevo fichaje sudamericano, aunque de perfil más bajo que el brasileño: El delantero uruguayo Álvaro Recoba. Ocho minutos después de sustituir a Maurizio Ganz, y a falta de diez minutos para el final del partido, Recoba recibió un pase de Benoît Cauet, y envió el balón a la esquina superior de la red desde 30 metros.

Cinco minutos más tarde, con los nerazzurri ya en ventaja, se concedió un tiro libre a 35 metros de la portería, y fue Recoba quien se encargó de la tarea. Álvaro, demostrando que tiene más de una cuerda en su arco, utilizó la precisión en lugar de la potencia en un momento de máxima ansiedad, y pasó el balón por encima de la barrera y lo colocó en la esquina opuesta de la red. El alivio fue palpable, e incluso Gianluca Pagliuca salió corriendo de su portería para unirse a las celebraciones.

Con Moratti, Ronaldo y el impulso de una espectacular remontada a sus espaldas, se esperaba que el Inter saliera por fin de la sombra del AC Milan y ganara el Scudetto por primera vez desde 1989. El debut de Recoba hacía presagiar que una posible nueva etapa dorada en la historia del club coincidiría también con el ascenso de una nueva estrella.

Tras su debut con dos goles, el futuro que tenía por delante parecía brillante. Recoba volvió a salir del banquillo en el segundo partido del Inter de la temporada 1997/98, aunque los nerazzurri cayeron por 4-2 ante el Bolonia. No volvió a aparecer hasta después de Año Nuevo, saliendo del banquillo para marcar en el empate a domicilio con el Empoli. Ese fue su último gol de la campaña y solo fue titular en un partido de liga en el resto de la temporada.

La delantera estaba repleta de jugadores de la talla de Ronaldo, Youri Djorkaeff, Iván Zamorano y otros jugadores curtidos en la alta competición europea, y Recoba era todavía un joven que intentaba adaptarse a una nueva cultura y nivel de fútbol. El Inter terminó segundo en la liga, y se convirtió en su mayor desafío al título en años, además de ganar la Copa de la UEFA. Tal vez, tras un periodo de adaptación, Recoba estaría listo para mostrar su indudable promesa en su segundo año.

Sin embargo, su duro comienzo en el norte industrial de Italia continuó en su segunda temporada, en la que solamente hizo una aparición como suplente antes de Navidad. El entrenador Luigi Simoni fue destituido en noviembre tras un comienzo indiferente, con solamente 17 puntos de 33 posibles, y sustituido por Marcello Lippi. Lippi, que había ganado el título de liga y la Liga de Campeones cuando dirigía al Juventus, esperaba hacer lo mismo con la plantilla de gran talento que había heredado de su predecesor.

Recoba no entraba en los planes de Lippi, y fue cedido al Venezia para el resto de la campaña 1998/99, donde fue titular en todos los partidos que le quedaban al equipo «arancioneroverdi», marcando diez goles y consiguiendo un respetable undécimo puesto. Irónicamente, el Venezia terminó a solamente cuatro puntos de su club matriz, que no se clasificó para la competición europea en lo que fue una campaña miserable.

Recoba regresó a San Siro para la temporada 1999/2000 y se convirtió en un habitual bajo la dirección de Lippi, con un total de 27 partidos de liga. Después del 21 de noviembre no se perdió ningún partido, y terminó con dos cifras en la campaña de liga. El Inter quedó cuarto en la Serie A, por lo que se clasificó para las rondas preliminares de la Liga de Campeones, y llegó a la final de la Coppa Italia.

El equipo cayó en la fase de clasificación de la Liga de Campeones 2000/01 a manos del Helsingborg, lo que privó a Recoba, que entonces tenía 24 años, de la oportunidad de cenar en la máxima competición europea. Además, Recoba tuvo que lidiar con un nuevo entrenador, ya que Lippi pagó el precio de la derrota en Helsingborg con su puesto, y Marco Tardelli fue el siguiente en pasar por la puerta giratoria de Moratti. Tras la debacle de Helsingborg, el Inter cayó en la Copa de la UEFA, llegando a los octavos de final, con Recoba marcando unos respetables tres goles en ocho partidos de la competición.

En el ámbito nacional, participó activamente en la campaña de la Serie A, disputando los 16 primeros partidos. La segunda mitad de la temporada no fue tan fructífera, aunque consiguió cinco goles más para terminar con ocho en la temporada, ya que el Inter terminó quinto en la liga. Terminar a 24 puntos del campeón, la Roma, no fue suficiente para el ambicioso Moratti, que prescindió de Tardelli y lo sustituyó por el argentino Héctor Cúper. Recoba ya había cumplido cuatro temporadas en el Inter, y aunque todavía no convencía, Moratti le recompensó con un contrato de larga duración que supuestamente le convertía en el jugador mejor pagado del fútbol mundial. El nuevo contrato resultó ser otro falso amanecer en el ascenso de Recoba, y la polémica no estaba demasiado lejos.

En junio de 2001, el uruguayo fue sancionado por la Federación Italiana de Fútbol en lo que se conoció como el «Escándalo de los Pasaportes», en el que Recoba y varios otros sudamericanos fueron sancionados por utilizar pasaportes falsos para eludir los límites a los jugadores extranjeros. Afortunadamente, para Recoba, la sanción original de una temporada se redujo a cuatro meses en la apelación, lo que le permitió volver a los terrenos de juego en diciembre de 2001.

Participó en cinco de los diez partidos siguientes, marcando un gol, y a partir de febrero se consolidó en el equipo, participando en todos los partidos hasta el final de la temporada, añadiendo cinco goles a su cuenta. El Inter terminó tercero, a solamente dos puntos del campeón, el Juventus. Después de cinco temporadas, y una vez superado el escándalo del pasaporte, ¿había llegado el momento de que Recoba brillara?

 En la temporada 2002/03, tras cuatro años de ausencia, el Inter volvió a la Liga de Campeones, aunque tuvo que hacerlo sin Ronaldo, que se marchó a LaLiga y al Real Madrid en verano por una cifra récord. Recoba participó en tres cuartas partes de los partidos de la liguilla en las dos primeras fases, marcando dos goles, y el Inter pasó a cuartos de final. A continuación, el Valencia fue eliminado y Recoba participó en los dos partidos de las semifinales contra el rival local, el Milán, que venció a los nerazzurri por la regla de los goles fuera de casa y que acabaría derrotando a su rival local, el Juventus, en la final.

En el ámbito nacional, el Inter volvió a ser un segundón frente a la Vieja Señora de Turín, ya que el Juventus terminó con siete puntos de ventaja en el liderato de la Serie A. Recoba consiguió nueve goles en 27 partidos de liga, una proporción respetable de uno de cada tres.

Si la carrera de Recoba ha estado marcada por picos y caídas, la temporada 2003/04 puede considerarse la segunda. En una campaña plagada de lesiones, «El Chino» solamente disputó 18 partidos de liga, aunque marcó ocho goles, lo que le valió para terminar segundo en la tabla de goleadores del Inter, por detrás de Christian Vieri.

El Inter terminó en cuarta posición y, una vez más, no inquietó el liderato de la liga, a pesar de haber empezado bien, con dos victorias y dos empates a cero en las dos primeras jornadas. Sin embargo, los cinco partidos siguientes no produjeron ninguna victoria, y Cúper perdió su puesto en el banquillo en favor de Alberto Zaccheroni debido a la mala racha que incluía una derrota en el derbi. La situación en la Liga de Campeones no fue mucho mejor, ya que el Inter quedó eliminado en la fase de grupos tras una humillante paliza por 5-1 ante el Arsenal en Milán.

La temporada 2004/05 se caracterizó de nuevo por los altibajos tanto para el Inter como para Recoba. Bajo la dirección de otro nuevo entrenador, Roberto Mancini, el club terminó tercero en la liga y ganó la Copa Italia, el primer trofeo desde la Copa de la UEFA nueve años antes. Sin embargo, una vergonzosa derrota global por 5-0 ante su rival, el Milán, en los cuartos de final de la Liga de Campeones, echó un jarro de agua fría sobre la victoria en la copa nacional.

Recoba solo consiguió tres goles en 13 partidos de liga, pero también produjo un momento de magia, etiquetando el gol como el favorito de su carrera. En enero de 2005, el Sampdoria visitó el Giuseppe Meazza y se puso con dos goles de ventaja. Una vez más, Recoba salió del banquillo, evocando el recuerdo de su debut siete años antes, para liderar la remontada. Recoba asistió a Obafembi Martins en el primer gol, antes de que Vieri lograra el empate.

Con el 2-2 en el marcador, el balón le llegó al uruguayo a 20 metros de la portería y lo golpeó de media vuelta con su zurda. El balón se estrelló en la esquina inferior derecha del portero, el efecto lo alejó de sus brazos extendidos, y la cara de Recoba explotó de alegría y alivio. La temporada, y el partido de la Sampdoria, eran su carrera en microcosmos: frustración, lesiones y momentos de victoria de clase mundial capaces de poner en pie a todo un estadio.

Si Recoba estuvo una vez en el lado equivocado de un escándalo cuando fue sancionado por poseer un pasaporte falso, él y su equipo fueron los beneficiarios de otro al final de la temporada 2005/06. El Inter terminó tercero en la liga, a 15 puntos de la Juventus y a 12 del Milan. Sin embargo, los dos primeros se vieron implicados en lo que se conoció como Calciopoli, en el que varios equipos y árbitros fueron acusados de participar en un escándalo de amaño de partidos.

El Juventus descendió a posteriori, al Milán se le restaron 30 puntos y el Inter fue declarado campeón por defecto. Después de nueve años en Italia, Recoba consiguió por fin el Scudetto. Sin embargo, el éxito debió de ser agridulce para el Chino, ya que el título se ganó fuera del campo y no dentro de él. Tenía 30 años y su influencia en el equipo estaba disminuyendo.

En la temporada 2006/07, Recoba ya no tenía nada que hacer. Tras la desaparición de su más acérrimo rival, el Inter dominó la liga, acumulando la increíble cifra de 97 puntos, perdiendo sólo un partido en toda la temporada y terminando con 22 puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, el Roma. Sin embargo, «El Chino» solamente disputó 15 partidos de liga y de la Liga de Campeones, y marcó un único gol. En la temporada siguiente, la última en Italia, Recoba fue cedido al Torino, donde disputó 22 partidos y marcó un gol.

Tras su salida de Italia, Recoba permaneció en Europa y se incorporó al Panionios griego durante 18 meses, antes de que las nuevas lesiones, unidas a su elevado salario, hicieran que el club rescindiera su contrato. A sus 33 años, el uruguayo tuvo que regresar a su país, siguiendo la tradición de muchos futbolistas sudamericanos.

En enero de 2010 volvió a fichar por Danubio, donde pasó 18 meses en el club de su infancia, antes de regresar a otro de sus antiguos equipos, Nacional, en el verano de 2011. Recoba pasaría cinco años en el club, y aunque la edad y las lesiones limitaron sus apariciones, su influencia seguía estando a la vista. Ayudó a Nacional a ganar dos títulos de la liga uruguaya, con un golazo de falta en un Clásico decisivo contra Peñarol.

A sus 40 años, Recoba puso fin a su larga e ilustre carrera en abril de 2016 con un partido benéfico en el que participaron algunos de los mejores talentos sudamericanos de su generación, como Carlos Valderrama, Juan Román Riquelme y sus excompañeros Javier Zanetti e Iván Zamorano. Además, el partido fue presenciado por el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, lo que demuestra el cariño que se le tiene a «El Chino» en su país, al que representó 68 veces.

¿Cómo se puede resumir el paso de Recoba por Italia, y su carrera en general? Llegó a la península italiana como un joven prometedor, anunciándose con un debut de sueño. Se podría argumentar que esos 18 minutos contra el Brescia marcaron un punto álgido en su carrera, ya que el resto de sus días futbolísticos estuvieron marcados por las lesiones, las decepciones, los escándalos y el potencial no alcanzado, salpicado por momentos fugaces de pura brillantez. El Inter se convirtió en la fuerza italiana dominante durante su etapa, ganando seis grandes trofeos, aunque la influencia de Recoba en cualquiera de esos triunfos es limitada. Se le recordará con cariño, pero las discusiones siempre irán acompañadas de la advertencia de «qué hubiera pasado si».

Sin embargo, Recoba no lo ve así. Al hablar tras su partido de despedida, comentó: «Tuve la suerte de jugar con tantos campeones, y estaré siempre agradecido. Siempre fui feliz durante mi carrera, porque hacía de mi hobby mi trabajo, y siempre quise entretener a la gente. No me arrepiento de nada».

Como aficionados al fútbol, a menudo nos lamentamos de la percepción de un potencial no alcanzado, pero si el propio hombre está contento con su carrera, a mí me basta, porque sin duda tiene mucho de lo que estar orgulloso.


lunes, 12 de diciembre de 2022

UN CAMPEON INESPERADO EN EL FUTBOL URUGUAYO

EL DIA QUE CENTRO ESPAÑOL DIO LA VUELTA OLIMPICA

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"/OSCAR SARMIENTO

El 30 de septiembre de 1984, un modesto club uruguayo daba un golpe de efecto en el fútbol sudamericano. Central Español FC se transformaba en el segundo equipo “chico” campeón uruguayo después de Defensor en 1976, y lo hacía tan solo un año después de ascender desde la B, algo que nadie ha vuelto a lograr.



Los palermitanos realizaron un gran torneo en el que vencieron a Peñarol, empataron con Nacional y consiguieron cuatro victorias consecutivas en las últimas fechas ante Defensor, Sud América, Wanderers y Huracán Buceo para coronarse.


 José Ignacio Villarreal fue el goleador del equipo campeón con 18 tantos, superando al “Pato” Carlos Aguilera. Y fue quien marcó los goles del triunfo 2-1 frente a Huracán Buceo en la última jornada. Junto a él un plantel de jóvenes jugadores (ninguno de ellos superaba los 30 años) 100% entregados a la causa entrenados por el técnico Liber Arispe: Hector Tuya, Javier Baldriz, Carlos Barcos, Obdulio Trasante, César Pereira, Miguel Berriel, Washington Antúnez, Fernando Operti, Miguel del Río, Óscar Falero, Abel Tolosa, Uruguay Gussoni, Vicente Viera, Fernando Vilar y Daniel Andrada.


Surgido en el barrio Palermo de Montevideo un 5 de enero de 1905 tras la fusión de los equipos de Central y Solís, ambos próximos al Cementerio Central en el barrio Palermo. Recibe su nombre tras un partido que jugaron los equipos a fusionarse, en el cual el equipo ganador daría su nombre al club fusionado. Finalmente Central obtuvo la victoria por 2-0, por lo que el equipo pasó a denominarse Central Football Club. Ese nombre provenía justamente del Cementerio Central de Montevideo. Los colores (rojo, azul y blanco) provienen de un famoso grupo de negros lubolos del barrio: «Los Esclavos del Nyanza».

Su primera cancha estaba en Punta Carretas, a la que muchos jugadores e hinchas iban en lancha. Luego jugaron en Maroñas y en el Parque Ricci y más asiduamente en el Parque Fraternidad, de Garibaldi y 8 de Octubre. Pero su gente, pertenecía a Palermo. En 1908, Central fue aceptado por la Liga Uruguaya de Fútbol para actuar en torneos oficiales que esta organizaba, correspondiéndole actuar en la segunda y tercera divisiones (donde los clubes de Primera tenían sus equipos de reserva). Ese año, logra su primer ascenso, tras derrotar al segundo equipo de Nacional en una final por 3-1.

Sus mejores actuaciones iniciales fueron en 1913 y en 1920, finalizando esos años tercero en la Copa Uruguaya. En 1922 junto a Peñarol y otros clubes fundó, durante el cisma del fútbol uruguayo, la Federación Uruguaya de Football, comprometido por su amistad deportiva con los equipos disidentes argentinos, principalmente los de Avellaneda: Racing e Independiente. Luego del cisma (1922-1925), pasó a militar en el único torneo uruguayo del Consejo Provisorio, finalizando en 6° lugar al quedar en el núcleo principal.

En 1932 inauguró el profesionalismo y desde 1937, tiene su estadio propio, el Parque Palermo. Central fue el primer «club chico» que ganó el Torneo Competencia local, campeonato de preparación que obtuvo en 1944. Desde 1954 hasta 1961 militó en Primera B. En 1970 se iniciaron las gestiones con el Instituto de Migraciones de España que quería tener un equipo de fútbol en Uruguay. En 1971 cristalizó el acuerdo y se denominó Central Español Fútbol Club. En ese mismo año concretó una gira histórica: el plantel estuvo 48 días en el exterior y jugó 16 partidos en Sudamérica y Centroamérica.

A lo largo de su historia tuvo algunas buenas campañas en Primera División, varios descensos y muchas temporadas en la Primera B. Pero en 1983 dirigido por Roberto Fleitas, Central logra el título de campeón y con ello un nuevo ascenso a Primera División. Para la temporada siguiente el plantel queda con una base del equipo campeón del ascenso aunque cambia el entrenador: Líber Arispe substituyó a Fleitas.

Central Español iniciaría su recorrido por el Campeonato Uruguayo de 1984 lejos de ser considerado un candidato a campeón y mucho más cercano a los equipos que bregarían por permanecer en la división de privilegio.

 El inicio del Campeonato Uruguayo del 84 no fue bueno para Central y para nada pudo presagiar el glorioso destino final. El equipo de Arispe comenzó a tener resultados expresivos y a posicionarse mejor sobre el final de la primera rueda del campeonato. En la rueda de revanchas iría consolidándose con el transitar de cada etapa hasta llegar las últimas fechas ya a paso avasallador.

Central encajó 4 victorias consecutivas siendo una de ellas un espectacular 5 a 4 sobre Sud América en el estadio Parque Palermo donde el equipo habitualmente juega de locatario.

Central tuvo que soportar hasta el último partido el acoso del otro equipo que peleó el título: Peñarol. Recién en la última fecha jugando en el Parque Central (propiedad de Nacional) ante Huracán Buceo, los palermitanos pudieron festejar luego de vencer por 2 a 1 con dos anotaciones de José Ignacio Villareal,  manteniendo el punto de ventaja sobre Peñarol con el que había llegado desde la fecha anterior.

La disciplina táctica, el trabajo sobrio de Líber Arispe, el entusiasmo que fue generando entre sus seguidores y el respeto de sus rivales, se fueron conjugando con un equipo de futbolistas que rindieron al máximo de sus posibilidades.

En el año 2006 accedió por primera vez a una competencia internacional, al jugar la Copa Sudamericana de ese año, pero no pudo pasar la primera fase en enfrentamientos frente a Nacional. Lo curioso es que la historia pareció volver a repetirse con respecto a 1984: Central acaba de ascender a finales del 2005, y en una campaña de un solo semestre logró acceder a una competencia internacional.

Al día de la fecha es el club con más ascensos y descensos entre la primera y la segunda división del fútbol uruguayo.

martes, 6 de diciembre de 2022

UNA CENICIENTA EN LA CHAMPIONS LEAGUE DE LA CONCACAF

JOE PUBLIC FC 

El Joe Public Football Club es un modesto club de fútbol de Trinidad y Tobago que jugó en la TT Pro-League hasta 2014, y que actualmente deambula en categorías amateurs. Lejos quedan sus dos sorprendentes clasificaciones para la fase de grupos de la Champions League de la CONCACAF de la temporada 2008-2009 y 2010-2011. A ello hay que sumarle los títulos de campeón en 1998, 2006 y 2009 de la Trinidad Pro League Champions, y de la Caribbean Club Champions de 1998 y 2000.




El Joe Public FC juega sus partidos en casa en el Marvin Lee Stadium, situado en el Centro de Excelencia Dr. João Havelange de Tunapuna. Un estadio multiusos con capacidad para unos 6.000 espectadores y que lleva el nombre del capitán de la selección nacional de fútbol sub-20 de principios de los 2000. Un destacado defensa en aquella época, que sufrió lesiones en la cabeza y el cuello en una colisión con Landon Donovan en un partido sub-20 contra Estados Unidos. Tras ello quedo paralizado y falleció posteriormente a consecuencia de su estado de debilidad. El gobierno de Trinidad y Tobago reconoció a Lee por su servicio a la nación, y se le recuerda cómo una persona de gran fuerza de voluntad que se negó a dejar que sus lesiones le afectaran.

En 2005, el presidente de la CONCACAF y de la CFU, Jack Warner, propuso que en el estadio Marvin Lee se instalara una superficie de césped artificial. Dos años más tarde, gracias a una subvención de desarrollo de la FIFA, el Joe Public FC se convirtió en el primer club caribeño en instalar una superficie de césped artificial, que supuestamente costó más de 8 millones de dólares trinitenses (600.000 dólares estadounidenses). El primer partido que se jugó en la superficie de juego recién instalada, el Joe Public FC, se enfrentó al Caledonia AIA en un partido de la Liga de Fútbol Profesional de TT, en el que el Caledonia AIA ganó un reñido partido por 1-0 a los Eastern Lions.

Tras la decepción sufrida en 1996 por la selección nacional de Trinidad y Tobago, que vio cómo el país no se clasificaba para la Copa del Mundo de 1998, Austin «Jack» Warner propuso que la creación de una liga que produjera jugadores locales serviría de base para clasificarse para la siguiente Copa del Mundo de Japón y Corea del Sur. Así, ante la necesidad de una liga profesional y la posibilidad de que los clubes funcionaran como entidades comerciales, se formó el Joe Public Football Club.

Tras participar y ganar las competiciones de la Asociación de Fútbol del Este en 1996, el Joe Public se clasificó y ganó el Torneo de Campeones de la Asociación de Fútbol de Trinidad y Tobago. Esto permitió al club entrar en la Liga de Fútbol Semiprofesional (SPFL) tras solamente una temporada de existencia. Durante aquellos primeros años el Joe Public FC estableció una oficina de fútbol operativa con personal remunerado y contrató a varios jugadores de países del Caribe, Nicaragua, México y Brasil.

El club terminó segundo en su primera temporada de la SPFL en 1997, y en 1998 ganó el Torneo de la Liga de Campeones, el título de la Liga SPFL Craven A y el Campeonato de Clubes del Caribe de la CFU. Sin embargo, en 2004, el Joe Public FC se retiró de la Liga de Fútbol Profesional para jugar en la National Super League, la segunda división de Trinidad y Tobago, pero regresó al cabo de dos años para la temporada 2006, en la que consiguió el título de campeón de liga.

En noviembre de 2007, como resultado de haber superado invicto la fase de grupos del Campeonato de Clubes de la CFU 2007, el Joe Public avanzó a las rondas eliminatorias después de haber obtenido victorias decisivas sobre el Sagicor South East United de Dominica (5-0) y el SV Racing Club Aruba (7-0). En los cuartos de final derrotó al Bassa F.C. de Antigua y Barbuda por 4-0 y luego, en las semifinales, el Joe Public derrotó al Puerto Rico Islanders por 1-0 para avanzar a la final. El 16 de noviembre, el Joe Public cayó ante el Harbour View de Jamaica por 1-2 y quedó subcampeón. Sin embargo, debido a la reorganización de la Copa de Campeones de la CONCACAF en la Liga de Campeones de la CONCACAF, el Joe Public se clasificó para la Liga de Campeones en agosto de 2008.

El 26 de agosto de 2008, Joe Public se enfrentó al New England Revolution, de Estados Unidos, en el partido de ida de la Ronda Preliminar de la Liga de Campeones de la CONCACAF 2008-09. Los Leones del Este derrotaron al Revolution de Nueva Inglaterra por 2-1 ante 2.100 espectadores en el estadio Marvin Lee. Luego, en el partido de vuelta, ante 3.523 espectadores en Foxborough (Massachusetts), el Joe Public se valió de un hattrick de Gregory Richardson para derrotar al Revolution de Nueva Inglaterra por 4-0 en el Gillette Stadium y pasar a la fase de grupos con un marcador global de 6-1. Con este resultado, el Joe Public se convirtió en el primer club caribeño en derrotar a un equipo de Estados Unidos en una competición de clubes de la CONCACAF. Además, también fue el primero en marcar hasta tres goles a un club de Estados Unidos.

En la fase de grupos, el Joe Public quedó emparejado con el Atlante, el Olimpia y el Montreal Impact. El 17 de septiembre de 2008, el Joe Public no comenzó la fase de grupos con una nota positiva, al caer por 2-0 ante el Montreal Impact en Montreal. El estreno en casa de los Leones del Este en la Liga de Campeones de la CONCACAF tampoco fue bueno, ya que el Joe Public perdió por 3-1 ante el C.D. Olimpia en el estadio Marvin Lee, con lo que el club no sumó puntos en sus dos primeros partidos de la fase de grupos. Sin embargo, en su tercer partido, el Joe Public viajó a Cancún, México, y derrotó al Atlante por 1-0. El 8 de octubre, el Joe Public perdió otro partido de la fase de grupos. Esta vez volvió a caer ante el Montreal Impact por 4-1, lo que redujo las posibilidades de que superara la fase de grupos. Con la derrota ante el Atlante por 2-0 en Cancún, México, el 21 de octubre, el Joe Public quedó oficialmente eliminado de la Liga de Campeones de la CONCACAF 2008-09. Finalmente, para terminar la fase de grupos, el Public viajó a Tegucigalpa, Honduras, para enfrentarse al Olimpia. Perdió el partido por 4-0 y puso fin a su trayectoria en la Liga de Campeones de la CONCACAF con un récord de 3-0-5 en la competición, con un decepcionante registro de 1-0-5 en la fase de grupos para terminar en el último lugar de su grupo.

Solamente dos días después de perder ante el Montreal Impact en la Liga de Campeones de la CONCACAF, el Joe Public necesitó un gol de Gregory Richardson en el minuto 47 para derrotar al San Juan Jabloteh por 1-0. Con la victoria, el Joe Public avanzó a la final de la First Citizens Cup. Sin embargo, en la final, el W Connection se impuso en un emocionante partido, en el que Joe Public empató el marcador 2-2 en la segunda parte tras un gol de Keyeno Thomas. Pero el Joe Public acabó perdiendo el partido en la tanda de penaltis por 6-5.

Su alineación tipo por aquel entonces estaba formada por Thomas, King, Mason, Julien, Eve, Jemnott, Dwarika, Mulraine, Gray, Trotman y Pierre.

Para la temporada 2010-2011 se volvería a clasificar para la Liga de Campeones de la CONCACAF al derrotar al Brujas FC de Costa Rica en la ronda preliminar. El Club Social y Deportivo Municipal de Guatemala, el Club Laguna Santos de México y el Columbus Crew norteamericano le amargarían la fiesta dejándole sumar tan solo un punto.

 

viernes, 2 de diciembre de 2022

HISTORIAS QUE MERECEN SER CONOCIDAS

LA GRAN ESTAFA A SCOTTIE PIPPEN 

FUENTE: BASQUET PLUS   




Scottie Pippen jugó en Chicago Bulls con uno de los peores contratos en la historia de la NBA, pero sus errores financieros se extendieron mucho más allá de la cancha. Por ejemplo, una vez el excéntrico jugador decidió comprarse un avión privado por 4 millones, que resultó un fracaso al revelarse que no podía volar.

Cuando Scottie Pippen dejó los Bulls en 1999, decidió firmar con Houston por 5 años y 77 millones. Este nuevo acuerdo supuso un gran aumento para el patrimonio de Pippen, ya que le pagó casi 4 veces más de lo que había ganado durante los primeros 11 años de su carrera, todos con Chicago y con un sueldo bajo para su calidad por buscar asegurarse el éxito financiero al largo plazo. 

Scottie decidió darse un gusto, y ya estando en Portland Trail Blazers durante 2002, invirtió 4,3 millones en la compra de un jet privado para sus vacaciones y uso personal de lujo. Desafortunadamente para Pippen, se enteró que el avión necesitaba reparaciones importantes antes de que pudiera volar, lo que habría costado al jugador otro millón de dólares. De no haberse salteado las inspecciones antes de comprarlo, Pippen se hubiera ahorrado todo ese dinero desperdiciado.

Sin embargo, no se iba a dar por vencido y en 2007 llevó a juicio a varias organizaciones y personas por su papel en la compra defectuosa de este avión. Primero, Pippen demandó a la compañía de abogados más importante en Chicago, Pedersen & Houpt, por 8 millones de dólares por mala práctica. Exitosamente, en 2010 recibió 2 millones de dólares cuando concluyó el juicio.

Envalentonado por los hechos, Pippen y su desaparecida compañía de aviones Air Pip demandaron al empresario Craig Frost y su compañía CF Air. Scottie creía que era víctima de una conspiración, y los tribunales estuvieron de acuerdo cuando dictaminaron que se le otorgasen otros 2 millones de dólares en 2011. Así es como Pippen logró salir de un pozo económico que hubiera sido destructivo para sus finanzas, aunque sobre todo en su reputación de negocios.

lunes, 28 de noviembre de 2022

HISTORIAS QUE VALE LA PENA CONOCER

ENZO FRANCESCOLI: EL PRINCIPE QUE INSPIRO MONARQUIAS

FUENTE: KODRO MAGAZZINE/PAOLA MURRANDI 




Enzo Francescoli, fue un futbolista excepcional de primer nivel, con un estilo de juego de corte clásico y elegante, un privilegio para los ojos de los más exigentes. Un estilista del balón incluido por Pelé en la prestigiosa FIFA 100, elegido por la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol como el sexto jugador más grande de su país y el 24º de América del Sur en el siglo XX. Su talento inspiró a posteriores estrellas del fútbol internacional, como a su gran admirador confeso Zinedine Zidane.

Campeón de la Ligue 1 (1989-1990), de Primera División argentina (1985-1986) y de los Torneos Apertura (1996 y 1997) y del Clausura (1997), Copa Libertadores (1996) y Supercopa Sudamericana (1997). Además del Campeonato Sudamerica Sub-20 (1981) y 3 Copa América (1983, 1987, 1995). Votado como máximo ídolo de todos los tiempos de River Plate en 2008 y considerado como el 12º mejor jugador del siglo XX por la revista France Football, entre otros muchos reconocimientos.

Enzo Francescoli Uriarte, de ascendencia italiana, nació en Montevideo un 12 de noviembre de 1961, concretamente en el barrio de Capurro. Su baja estatura, que sería una gran desventaja para Francescoli a lo largo de su carrera profesional, hizo dudar en un principio a los posibles pretendientes del joven. Mientras estudiaba y jugaba en el colegio Salesianos de Don Bosco, Francescoli realizó pruebas en Club Atlético Peñarol (su club favorito de niño) y Club Atlético River Plate (su club favorito de mayor) en Argentina. En una entrevista realizada en 2008, Francescoli se refiere a estos rumores y afirma que, aunque se habló de su fragilidad, fue «su decisión» no volver a hacer una segunda prueba en ambas entidades, y prefirió quedarse en el equipo de su instituto con el que ganó cinco campeonatos consecutivos.

“Un día me probé en River, quedé, pero falté a la segunda cita porque preferí seguir con mis amigos”. Con Peñarol también pasó el primer filtro tras esperar toda una tarde para solo jugar 20 minutos. Al final le dijo a su papá: “No sé si voy a venir, otra vez mirar toda la tarde no quiero”.

Ya en el último año de colegio el equipo de Francescoli disputó un partido contra las divisiones menores de Montevideo Wanderers. Un amigo del habilidoso jugador, Gustavo Perdomo, jugaba en el equipo rival y le advirtió a su entrenador que se fijara en Enzo. El joven de 15 años destacó y José María Martiarena le ofreció la posibilidad de incorporarse a las inferiores del Montevideo Wanderers. Finalmente, después de consensuarlo con su familia, Francescoli aceptó la propuesta.

De inmediato se volvió muy importante para el equipo juvenil, hasta el punto que el entrenador le perdonaba que algunas veces llegara algunos minutos tarde a los partidos, debido a que tenía que recuperar horas de clase los fines de semana. Curiosamente, incluso se iniciaban los partidos con Wanderers alineando solo diez jugadores, para que Enzo se pudiera incorporar al terminar el colegio.

Tal fue la influencia de la joven estrella que debutó a los 18 años en el equipo profesional y a las pocas semanas se ganó los elogios y apodos como “El Maestro”, o “El Príncipe”. Este último le acompañaría durante toda su carrera y le fue otorgado por el ex jugador del Wanderers Hannibal Ciocca, quien pensó que el nombre era apropiado para un jugador que mostraba tanta elegancia y gracia en el campo. Nuestro protagonista también admitió libremente que la costumbre de mascar chicle en el campo, comenzó durante su temprana carrera en el Wanderers para evitar que se le secara la boca. A la inversa, también lo hizo su afición a los cigarrillos; de nuevo, Francescoli aceptó sin tapujos que los cinco o seis que fumaba cada día no perjudicaban su carrera profesional.

En su temporada de debut, Francescoli ayudó al Montevideo Wanderers Fútbol Club a alcanzar el segundo puesto de la liga, su mejor posición desde que ganó el título en 1931. Francescoli participó en 26 partidos de liga y marcó tres goles. La temporada siguiente, el Wanderers terminó tercero, con él como titular. A pesar de jugar 22 partidos de liga, su cuenta de goles en esta segunda temporada aumentó a siete. La tercera y última temporada de Francescoli en el equipo de Montevideo reforzó su ya creciente reputación, con 10 goles en 26 partidos de liga.

Aquella etapa le promocionó para formar parte de la selección uruguaya sub-20, que ganó el Campeonato Sudamericano Sub-20. Otras tres participaciones en el Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA de 1981 atrajeron la atención de un público más amplio hacia la incipiente carrera de este futbolista de talento natural.

En 1982, durante su última temporada en el Wanderers, Francescoli debutó en la Copa Libertadores, así como en la selección absoluta de la Celeste. Sería el comienzo de una carrera internacional que lo llevaría a la capitanía, así como a compararse con los jugadores que conformaron la mejor época para el puesto de número 10. Mientras que el éxito en la Copa del Mundo estaba destinado a no materializarse nunca, el éxito en la Copa América sería constante e inmediato.

En la Copa América de 1983, el nombre de Enzo Francescoli se convirtió en sinónimo de éxito uruguayo. Uruguay fue primero de su grupo y pasó sin problemas a la final a doble partido contra Brasil. La Celeste se impuso por 2-0 en Montevideo y Francescoli abrió el marcador. Un empate a uno en el partido de vuelta fue suficiente para que Uruguay se adjudicara la Copa. A nivel personal, «El Príncipe» fue nombrado Jugador del Torneo con solamente 21 años.

River, el equipo al que Francescoli optó por ignorar cuando tenía 16 años, volvió a intentar hacerse con los servicios de este talento emergente. Tras acordar un traspaso de 310.000 dólares, «El Príncipe», ahora sí, se abrió paso en River Plate y comenzó una historia de amor con el equipo de su vida.

A pesar de un comienzo relativamente discreto de su carrera en Argentina, en el que el uruguayo fue víctima de la política de selección de River, el centrocampista se coronó como el mejor jugador sudamericano de 1984. Al año siguiente, por fin se hizo realidad el potencial que se había manifestado desde su debut profesional. Francescoli marcó 29 goles y se convirtió en el máximo goleador de la Primera División. Además, se convirtió en el primer jugador no nacional en ganar el premio al mejor jugador del año en Argentina.

En la temporada 1985/86, el pequeño delantero se convirtió en el máximo goleador de la liga por segunda vez. En esta ocasión, sus goles ayudaron a sellar el título para River. La influencia de Francescoli nunca fue más evidente que en el último partido de liga de la temporada, en el que los Millonarios ganaron por 5-4 y el Príncipe marcó dos goles, incluyendo una ya característica patada de bicicleta.

Francescoli no solamente había dejado una huella imborrable en el panorama nacional argentino, sino que en 1986 lideró a su país en la fase final del Mundial de México. Por fin había llegado la oportunidad de comparar a este elegantísimo futbolista con los mejores del mundo.

La reputación de Uruguay al final del torneo era de brutalidad, junto con un récord no deseado de la expulsión más rápida registrada en un partido de la Copa Mundial, ya que José Alberto Batista fue expulsado a los 56 segundos contra Escocia. A pesar de la amplia derrota por 6-1 ante los daneses, Uruguay se clasificó para las fases eliminatorias, pero perdió ante su rival y posterior campeón, Argentina. A pesar de la violencia y las derrotas, Francescoli fue posiblemente el único uruguayo que salió del torneo con su reputación intacta.

Justo antes del torneo, Francescoli tomó la decisión de dejar Sudamérica y dirigirse a Europa tras fichar por el Racing Club de París, que acababa de ascender a la Ligue 1. En su primera temporada, el uruguayo condujo a su club a un respetable 13º puesto, y «Le Prince» trasladó su forma de marcar al otro lado del Atlántico, terminando como máximo goleador de la Ligue 1 con 14 goles.

 En el plano internacional, la Celeste se clasificó automáticamente para las semifinales como campeona de la Copa América 1987. Francescoli quería desterrar los recuerdos del Mundial de 1986 y en la semifinal se enfrentó a los vigentes campeones del mundo, con Maradona incluido. Jugando en su anterior lugar de trabajo, Uruguay despachó a Argentina por 1-0 en El Monumental de River Plate. Otra victoria por 1-0 en la final contra Chile cimentó la importancia de Francescoli en la Celeste al conseguir dos títulos de Copa consecutivos.

«Le Prince» permaneció en el Racing Club de París hasta el final de la temporada 1989, a pesar de que durante la temporada 1987/88 llegó una oferta del Juventus, que veía a Francescoli como un sustituto preparado para Platini. El uruguayo rechazó la propuesta de la Vieja Señora de Turín y, como último regalo al club parisino, le ayudó a evitar el descenso en su última temporada.

Francescoli había sido el máximo goleador del club francés en cada una de las tres temporadas. En 1989, una oferta del Marsella resultó demasiado tentadora y se trasladó al sur de Francia, donde, sin saberlo, cambiaría la vida de una futura superestrella francesa.

Francescoli solamente jugó un año en Marsella, pero fue una temporada de éxitos, ya que el estilo lánguido y sin esfuerzo del uruguayo era simbiótico de la forma de jugar de «Les Olympiens». Durante su singular temporada en el sur, Francescoli marcó 11 goles, contribuyendo a la consecución del título de la Ligue 1, además de quedarse a las puertas de la Copa de Europa, tras caer en semifinales ante el Benfica por los goles marcados fuera de casa. La amenaza ofensiva de Jean Pierre Papin, Chris Waddle y Enzo Francescoli atrajo la imaginación y la atención de toda Europa.

Durante su estancia en el Stade Vélodrome, Francescoli dejaría una huella indeleble en un joven marsellés. Zinedine Zidane, futuro campeón del mundo, quedó cautivado por el uruguayo, y más tarde admitió haber modelado su propio estilo de juego a partir del irrefutable creador de juego, recordando: «Era mi jugador favorito y solía ir a verlo entrenar». El maestro francés también bautizó a su primer hijo con el nombre de la estrella uruguaya. De joven, Zidane había encontrado un espíritu afín, un modelo de juego.

Al final de su temporada en Marsella volvió a llevar a la Celeste a una fase final de la Copa del Mundo. Las hazañas de Francescoli en los distintos torneos de la Copa América habían creado expectativas y el escenario estaba preparado para que el uruguayo pusiera de relieve su talento al más alto nivel, en el escenario más público. Por desgracia, solamente un gol en el minuto 91 contra Corea del Sur en el último partido de la fase de grupos permitió a Uruguay pasar a la fase eliminatoria. Una vez más, la Celeste no llegó más lejos, ya que pareció congelarse de nuevo en la gran ocasión, perdiendo por 2-0 ante la anfitriona Italia.

Irónicamente, Italia sería el siguiente destino de Francescoli, que fichó por el Cagliari de la Serie A. Esta vez, el Príncipe estaría acompañado por sus compatriotas Daniel Fonseca y José Óscar Herrera en el Stadio Sant’Elia. Francescoli no tuvo el protagonismo ofensivo que había adoptado con gran éxito en sus anteriores clubes, jugando en un sistema que anulaba el estilo de juego espontáneo de Francescoli. Ya no se animaba al veloz creador de juego a proporcionar inspiración ofensiva; los «rossoblu» desplegaron a Francescoli como creador de juego en profundidad y, como consecuencia, su producción de goles se resintió.

 Durante sus tres temporadas en el Cagliari, Francescoli marcó 17 goles en 98 partidos. Para un observador neutral, esta proporción podría parecer un rendimiento moderado para un jugador considerado por muchos como uno de los mejores del mundo. Sin embargo, los sardos abrazaron a Francescoli y, a pesar de que su rendimiento goleador no alcanzó los niveles esperados, sus actuaciones le hicieron ganarse el cariño de los aficionados del Cagliari. Dos temporadas de mediocridad en la tabla fueron sustituidas por una última temporada de relativo éxito. La sexta posición en la Serie A y la consecución de una plaza en la Copa de la UEFA fueron más que suficientes para que Francescoli fuera elegido en el mejor once de la historia del Cagliari.

El uruguayo jugó una última temporada en Europa en el Torino. De nuevo, Francescoli fue empleado en un papel más profundo, anulando su potencial goleador. A pesar de un comienzo poco prometedor, la temporada de Francescoli en el Torino fue un reflejo de su última temporada en el Cagliari, ya que ayudó al equipo turinés a conseguir un sexto puesto y una posterior plaza en la Copa de la UEFA.

A los 33 años, Francescoli optó por regresar a su casa espiritual. En 1994, el Príncipe volvió a cautivar a la afición en el Monumental, y eligió volver a vestir la franja roja de River Plate. El más enigmático de los futbolistas, que se creía en su mejor momento y en el ocaso de su carrera, estaba a punto de vivir un final fenomenal y alargado.

Su primera temporada en River se saldó con una campaña de liga invicta, la primera en la ilustre historia de River, y otra medalla de campeón. Empleado de nuevo en su posición preferida, más adelantada, Francescoli aportó 17 goles en esa temporada invicta. Si la primera temporada del uruguayo fue exitosa, 1995 sería la confirmación de su inmenso talento.

Doce años después de su primera Copa América con la Celeste, Francescoli volvió a llevar a su equipo a la gloria sudamericana. Jugando en su país predicó con el ejemplo, marcando en dos de los partidos de la fase de grupos y llevando a su equipo a una final contra el actual campeón del mundo, esta vez el Brasil de Mário Zagallo. Tras el empate a uno en el Estadio Centenario, Francescoli se encargó de lanzar el primer penal, con la calma y la frialdad que le caracteriza. El capitán marcó la pauta para que Uruguay marcara todos sus penales y volviera a levantar la Copa América.

El empeño de Francescoli por escapar de las garras del tiempo le llevó a sumar nuevos títulos de liga con los Millonarios y, finalmente, en 1996, el jugador del que se dudaba por ser demasiado delgado y frágil para el fútbol profesional añadió la Copa Libertadores a su palmarés. A punto de cumplir los 36 años, Francescoli condujo a un equipo increíblemente talentoso pero inexperto a la victoria en la principal competición de clubes de Sudamérica. Jugadores como Hernán Crespo y Ariel Ortega tendrían la oportunidad de aprender de uno de los mejores futbolistas de su generación.

 En una final de la Copa Intercontinental contra la Juventus, Zidane saltó al campo contra su ídolo. El protegido estaba a punto de tomar el relevo del maestro. La victoria por 1-0 de la Vecchia Signora no impidió que Zidane volviera a elogiar el sublime talento de su inspiración futbolística: «Cuando veía jugar a Francescoli, era el jugador que yo quería ser. Era el jugador que veía y admiraba en el Marsella, mi ídolo cuando jugaba contra él cuando estaba en el Juventus. Enzo es como un Dios».

Una última temporada en River le proporcionaría otro título de liga y una Supercopa Sudamericana. Lo que sería la cúspide de la carrera de la mayoría de los jugadores fue más bien una nota a pie de página adicional en la larga e ilustre carrera de Enzo Francescoli. Con el tiempo, el tiempo y la jubilación alcanzarían al centrocampista. En 1999, se jugó un partido de despedida en El Monumental, y tal fue la influencia de Francescoli en Argentina y Uruguay que los presidentes de ambos países asistieron para mostrar su agradecimiento al flaco fumador de Montevideo.

jueves, 24 de noviembre de 2022

CONOCIENDO AL ARBITRO DEL SABADO POR QATAR 2022 ENTRE ARGENTINA Y MEXICO

¿QUIEN ES DANIEL ORSATO?

FUENTE: "TyC SPORTS":

El italiano Daniele Orsato será el encargado de impartir justicia en el partido clave que tendrá la Selección Argentina en Mundial de Qatar 2022, cuando se mida a su par de México por la segunda fecha del Grupo C. Como en toda cita mundialista, los protagonistas cuentan con historias por demás apasionantes, pero no sólo los futbolistas: el árbitro es electricista, un emblema de la lucha contra el racismo y fue el encargado de prender las luces de una nueva Copa del Mundo.




Nacido el 23 de noviembre de 1975 en Vicenza, Italia, Daniele Orsato comenzó a dirigir en 1993, pero recién en 2002 lo hizo de manera profesional en la Serie C. Ya para el año 2006 impartía justicia en en la máxima categoría del fútbol italiano, mientras que en 2010 obtuvo su acreditación FIFA para arbitrar de manera internacional. 

Sin embargo, antes de decidir ganarse la vida entre tarjetas y silbatos, Orsato era electricista, profesión que lo obnubiló desde pequeño. “Cuando era niño tenía curiosidad por saber por qué se encendía la luz y mi meta era convertirme en electricista. Estudié en el centro de formación profesional de Trissino y luego encontré un trabajo”, supo revelar para luego contar que en ese entonces pensaba que ese era su sueño: “El primer día que me puse el overol azul y sostuve mi caja de herramientas en la mano, salí de la casa y esperé en el camino a que mis compañeros me recogieran. En ese camino, mientras esperaba, pensé que había logrado mi sueño”.

Contra todo pronostico, en ese viaje con sus nuevos compañeros de trabajo comenzó el camino al arbitraje que hoy lo tiene en la cima del fútbol mundial. Allí, en su estreno laboral, conoció a un compañero que le propuso apuntarse a un curso de árbitro de fútbol y mal no le fue. Más allá de haber sido designado para el partido inaugural del Mundial de Qatar 2022, también tuvo el privilegio de comandar la final de la Champions League 2020 en Lisboa, donde Bayern Múnich se impuso por 1-0 ante PSG en el año de la pandemia. "Estaba entrenando en Recoaro cuando recibí una videollamada de Rossetti, el designador de la UEFA. Me hizo una pregunta, ¿estás listo para jugar otro partido? Pensé. 'En ese momento el único partido por jugar era la final de copa entre Paris Saint-Germain y Bayern Munich! Llegué a casa, me senté en la cama y lloré. Cuando mis hijos me vieron con lágrimas en los ojos, supieron de inmediato que me habían asignado la final y nos abrazamos", develó. 

Como hecho destacable, Daniele Orsato cumple un papel preponderante como referente en la lucha contra el racismo dentro y fuera del campo de juego. En la Serie A de Italia se lo considera de tal manera ya que en diversas ocasiones decidió detener encuentros ante aberrantes insultos xenófobos que bajaban de las tribunas. De hecho, en un Atalanta-Fiorentina, en Bérgamo, pidió que se leyera un comunicado en consonancia con su militancia por los altoparlantes del estadio.

Se trata de un árbitro sobrio, con un andar pragmático y no muy amante de las tarjetas, proclive a darle una continuidad al juego y con una tendencia a volcar muchas de su decisiones en la tecnología. No sería extraño que el VAR, ante su postura, asuma protagonismo si hay jugadas complejas en las áreas. “En el campo soy serio y hasta brusco, en el día a día soy diferente, mucho más tranquilo y alegre. Es el papel que interpreto durante 90 minutos lo que me hace estricto y, a veces, incluso duro”, él mismo se describió. 

El italiano fue nombrado mejor árbitro del año calendario 2020 por la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Fútbol.



miércoles, 23 de noviembre de 2022

EL MESSI JAPONES

CONOCIENDO A RITSU DOAN 

FUENTE: "TYC SPORTS":

En un Mundial de Qatar 2022 que comenzó con varios batacazos, la selección de Japón protagonizó el suyo con un triunfo por 2-1 ante Alemania en el debut por el Grupo E. Además del sorpresivo triunfo del combinado oriental ante la poderosa máquina teutona, el duelo tuvo también como protagonista a Ritsu Doan, una de las estrellas del futbol nipón al que, como alguna vez hicieron con Takefusa Kubo, lo bautizaron "el Messi japonés".




El ascenso de Doan en el fútbol japonés ha sido meteórico. Con 16 años y 344 días, en 2015 se convirtió en el segundo jugador más joven en haber debutado con el Gamba Osaka. Un año después, se coronó en la Copa Asia Sub 19 y fue elegido tanto MVP del torneo como también Mejor Jugador Joven del continente. Ya en 2017, dio un paso más y su doblete contra Italia en el Mundial Sub 20 no sol le dio la clasificación a su país hacia octavos de final del certamen, sino que además le valió el mote de "Messi Japonés", según la propia FIFA.

El paso de Doan por las selecciones niponas ha sido igual de bueno. Su debut mundialista en Qatar 2022 llega después de haberse destacado en todas las divisiones inferiores internacionales: Sub 16, Sub 19, Sub 20 y Sub 23. Desde 2018 se ha establecido con la Mayor y hasta ahora acumula 30 partidos y cuatro goles, el último de ellos, ante Alemania en la actual Copa del Mundo.

Groningen fue el primer equipo en apostar por él y sus buenas actuaciones en el equipo neerlandés despertaron el interés de PSV, equipo que lo adquirió en 2019 a cambio de 7,5 millones de euros. Allí, firmó un contrato por cinco años, convirtió 10 goles en 43 partidos y fue cedido al conjunto alemán Arminia Bielefeld, en donde hasta logró marcarle un gol al Bayern Münich. Actualmente milita en el Freiburg de la Bundesliga, equipo que lo adquirió a cambio de 8,5 millones de euros.

En 2019, previo a la Copa Asia, Doan no ocultó su deseo principal a nivel personal y de cara al futuro de su carrera: "Siento que puedo ir un paso más arriba, pero no sé cuándo sucederá. Quiero hacer historia ganando la Champions League. Eso es lo que busco, ningún japonés lo ha logrado". Lo cierto es que ese deseo, por ahora, está en pausa mientras dure el Mundial, pero si sus actuaciones siguen la línea de su debut en Qatar, será cuestión de tiempo hasta que algún equipo poderoso de Europa lo tiente para unirse a sus filas.

HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER

KAREL POBORSKY Y LA LAZIO FUENTE: "KODRO MAGAZINE": Karel Poborský siempre será recordado por los aficionados del Inter por su dob...