miércoles, 27 de noviembre de 2019

ENTRE LOS MÁS GRANDES

PASCUAL PEREZ, SIMPLEMENTE PASCUALITO


(Tupungato, 1926 - Buenos Aires, 1997) Boxeador argentino. Con un total de 84 victorias en 92 combates a lo largo de su carrera profesional (57 de ellas por KO), el argentino Pascual Pérez, llamado el Pequeño Toro de La Pampa, fue uno de los mejores púgiles en la categoría de peso mosca de todos los tiempos. Poseedor de un físico poderoso, basó su estilo en la rapidez y en la potente pegada de su golpe favorito, el crochet.



Fue el menor de los nueve hermanos de una familia cuyos padres se dedicaban a la recolección de la vid. Desde niño ayudó a éstos en sus tareas hasta que, al trasladarse la familia a Las Heras, población cercana a Rodeo de La Cruz, el joven Pascual comenzó a frecuentar un gimnasio que se encontraba en esta última localidad. Pronto comenzó a experimentar un interés creciente por el boxeo, lo que le hizo tomar la determinación de hacerse boxeador, a pesar de la negativa de sus padres. No obstante, su tío Juan, ex-boxeador, acabó por terminar de convencer no solamente a Pascual, sino también a sus progenitores.


Con un par escaso de centímetros por encima del metro y medio de altura y apenas 46 o 47 kilos de peso, comenzó su carrera amateur a los dieciocho años. El inicio no pudo ser más fulgurante: ganó los primeros cinco combates por KO, lo que lo llevó a una imparable ascensión hasta convertirse primero en campeón de su país, y nada menos que en campeón olímpico en los Juegos de 1948, celebrados en Londres, donde venció en la final a Spartaco Baldinelli. Su balance como aficionado se había cerrado con 125 combates ganados y un título olímpico.


La profesionalización era, pon lógica, el siguiente paso. No obstante, prefirió no rentabilizar sus posibilidades por el momento, y trabajó para el Gobierno argentino durante cuatro años. Sin embargo, las estrecheces económicas le hicieron tomar la decisión de dar el salto a la categoría profesional. Debutó el 5 de diciembre de 1952, con 26 años de edad, ante José Giorino, en Gerli, por el título de campeón argentino de peso mosca. Por esta primera victoria recibió tan sólo 150 pesos. Su irrupción en los rings profesionales argentinos fue un torbellino, hasta el punto que Juan Bishop tan sólo pudo perder a los puntos frente al joven púgil de Tupungato. En definitiva, Argentina se le había quedado pequeña.


Parecía decidido a abandonar el boxeo profesional, ya que la única manera de seguir ascendiendo era luchar por el título mundial, en esos momentos en manos del japonés Yoshio Shirai, y desde el país sudamericano era prácticamente un sueño luchar por el título con un púgil del otro lado del Pacífico. Pero pudo probar suerte gracias a que un empresario foráneo accedió a hacerse cargo del combate y del viaje de Shirai, que aceptó trasladarse a Argentina. El combate tuvo lugar el 24 de julio de 1954; Pérez, con tan sólo 20 combates como profesional, hizo una espléndida pelea y acabó forzando el empate con el púgil nipón (18 centímetros más alto que él), quien reconocería el mérito del argentino y le ofrecería la revancha.

El siguiente combate fue concertado para el 10 de noviembre de ese mismo año, pero una inoportuna otitis retrasó el evento hasta el día 24 del mismo mes. Pérez ganaría por puntos, con lo que forjó el episodio más importante de su leyenda. A partir de ese momento inició un periplo de cinco años que lo llevaría a defender nueve veces el cinturón de campeón mundial con los mejores púgiles del momento: el propio Shirai, el filipino Leo Espinoza (el 11 de enero de 1954), Óscar Suárez, el inglés Dai Dower (30 de marzo de 1957, en un solo asalto), el español Young Martín (el 2 de diciembre de 1957, en tan sólo tres asaltos), Ramón Arias (19 de abril de 1958), Dommy Ursúa (15 de diciembre de 1958), y los japoneses Sadao Yaoita (16 de enero de 1959) y Nenji Yonekura (10 de agosto de 1959).


Sería el tailandés Pone Kingpetch quien, el 16 de abril de 1960, le arrebatara el título. Este combate fue, a la postre, el que le hizo darse cuenta de que se acercaba al final de su carrera. Ya alejado de su exitosa juventud, Pérez inició su declive, que le hizo primero desistir del título mundial para continuar en su propio país un errático camino en los cuadriláteros. Incluso intentó en alguna ocasión más enfrentarse a los nuevos valores fuera de las fronteras argentinas, pero la realidad pudo con su tesón y abandonó definitivamente el circuito profesional en 1964, tras haber sido vencido por KO en dos ocasiones consecutivas.


En toda su campaña llegó a recaudar cerca de cuatrocientos mil dólares; no obstante, como suele ser desgraciadamente habitual en el mundo del boxeo, el dinero se fue como llegó, y en las últimas ocasiones en las que se batió lo hizo más por problemas económicos que por seguir demostrando su indiscutible ciencia boxística con púgiles mucho más jóvenes y en mejores condiciones físicas que él, cuando ya contaba con más de cuarenta años, como pudo ponerse en evidencia en sus combates con Efrén Torres o Eugenio Hurtado.


A pesar de ese final desdichado, pues no tuvo la suerte de abandonar su carrera en la cima del éxito (al fin y al cabo cuando estuvo en la cumbre jamás rechazó un combate), Pascual Pérez ha pasado a los anales del boxeo como el primer campeón mundial argentino. Considerado un auténtico héroe en su país, en 1995 su nombre fue incluido en el Salón de la Fama del Boxeo de Nueva York.

FUENTE: BIOGRAFIAS YVIDAS.COM

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