HECTOR RODOLFO "CHOCOLATE" BALEY
De los mejores arqueros argentinos de los años 70-80: Héctor Rodolfo Baley. Chocolatín jugó en Estudiantes, Colón, Huracán, Independiente y terminó en Talleres de Córdoba.
Compartimos fragmentos de la nota que le realizó a Chocolate Baley en El Gráfico Carlos Ferreira el 30 de marzo de 1982 titulada: TAPÓ EL PASADO, ATAJÓ EL FUTURO.
- En Puerto Comercial de Bahía Blanca, donde empecé, jugaba de cuatro o de siete; jugaba al básquet, al vóley, a todo. Pero lo que menos me gustaba era el fútbol. Somos cuatro hermanos y como papá era arquero y a ninguno de nosotros nos tiraba el puesto, un día pensé que alguno tenía que darle el gusto al viejo. Fui al arco y me quedé.
Es una experiencia hermosa, pero también cruel. Uno participa de un juego colectivo pero está solo. Es un puesto raro, ingrato. Un jugador se equivoca cuatro veces y no pasa nada; el arquero se equivoca una y su equipo pierde, o no gana. Hace unos días en una práctica de la Selección, Gallego hizo de arquero y después me decía lo difícil que era, lo distinto que se veía desde adentro. Y es así. Desde afuera parece más fácil. Date cuenta: tenés que cuidar una cosa que está detrás tuyo, ni siquiera la tenés adelante…es un puesto de locos, o de bobos, como dicen algunos.
Cuando el café humea aparece en el periodista una pregunta al comienzo confusa, temerosa. Baley la hace fácil. Tiene que ver con su piel, con su ser de hombre negro. Y me cuenta que no tiene problema en hablar de eso. Realmente tuvo problemas con su negritud; hubo una época en que creyó que su color lo separaba de la gente, lo hacía distinto y hasta antipático. El complejo fue desapareciendo. Viviana, su esposa, asistente social, fue el bastón en que logro apoyarse para salir de esa absurda convalecencia.
- Me gustaría saber cuál es mi origen, el de mi apellido. Creo, pero no estoy seguro, que mis antepasados eran de una colonia inglesa. Mi abuelo era negro.
De los mejores arqueros argentinos de los años 70-80: Héctor Rodolfo Baley. Chocolatín jugó en Estudiantes, Colón, Huracán, Independiente y terminó en Talleres de Córdoba.
Compartimos fragmentos de la nota que le realizó a Chocolate Baley en El Gráfico Carlos Ferreira el 30 de marzo de 1982 titulada: TAPÓ EL PASADO, ATAJÓ EL FUTURO.
- En Puerto Comercial de Bahía Blanca, donde empecé, jugaba de cuatro o de siete; jugaba al básquet, al vóley, a todo. Pero lo que menos me gustaba era el fútbol. Somos cuatro hermanos y como papá era arquero y a ninguno de nosotros nos tiraba el puesto, un día pensé que alguno tenía que darle el gusto al viejo. Fui al arco y me quedé.
Es una experiencia hermosa, pero también cruel. Uno participa de un juego colectivo pero está solo. Es un puesto raro, ingrato. Un jugador se equivoca cuatro veces y no pasa nada; el arquero se equivoca una y su equipo pierde, o no gana. Hace unos días en una práctica de la Selección, Gallego hizo de arquero y después me decía lo difícil que era, lo distinto que se veía desde adentro. Y es así. Desde afuera parece más fácil. Date cuenta: tenés que cuidar una cosa que está detrás tuyo, ni siquiera la tenés adelante…es un puesto de locos, o de bobos, como dicen algunos.
Cuando el café humea aparece en el periodista una pregunta al comienzo confusa, temerosa. Baley la hace fácil. Tiene que ver con su piel, con su ser de hombre negro. Y me cuenta que no tiene problema en hablar de eso. Realmente tuvo problemas con su negritud; hubo una época en que creyó que su color lo separaba de la gente, lo hacía distinto y hasta antipático. El complejo fue desapareciendo. Viviana, su esposa, asistente social, fue el bastón en que logro apoyarse para salir de esa absurda convalecencia.
- Me gustaría saber cuál es mi origen, el de mi apellido. Creo, pero no estoy seguro, que mis antepasados eran de una colonia inglesa. Mi abuelo era negro.
FUENTE: EL GRÁFICO
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