jueves, 18 de abril de 2024

HISTORIAS QUE VALE LA PENA CONOCER

LA HISTORIA DE "LOS CARASUCIAS"

FUENTE: ABRI LA CANCHA/CARLOS AIRA

Fueron la delantera de San Lorenzo en 1964. Doval, Areán, Veira y Casa. Se los nombra de memoria, a pesar que los cuatro jugaron tan solo tres partidos juntos. En Abrí la Cancha recordamos a esos chicos que le dieron frescura a un fútbol argentino contaminado por el cerrojo.




¿Que sucedió en 1964 para que cuatro pibes que apenas superaban los 18 años quedaran en el recuerdo popular? Se los inmortalizó como los Carasucias. Fueron la delantera de San Lorenzo de Almagro aquel año. No sólo no fueron campeones, finalizaron quintos. Tiempos complejos. De cambios. No sólo para la sociedad, si no también para el fútbol argentino.

Luego de Suecia 1958, nuestro fútbol comenzó a descreer de sus fuentes. Nuestro estilo histórico dejó de tener valor. Sólo servía lo que venía de afuera. Brasil – campeón del mundo – o Europa. Aquellos primeros años de la década del sesenta fueron tiempos del Fútbol Espectáculo, que de espectacular no tenía nada. Fue el reino de los cambios tácticos defensivos. Surgió una raza de sabelotodos: los entrenadores y con ellos el catenaccio importado del Internazionale de Helenio Herrera. En aquel 1964, Boca Juniors se consagró campeón con tan sólo 35 goles a favor en 30 fechas. El ídolo de la hinchada no era el goleador. Antonio Roma, con sus enormes manos de Tarzán desguantadas fue tan sólo quince veces a buscar la pelota dentro de su arco.

A comienzos de 1964, en la tesorería de azulgrana no había dinero. La decisión de la directiva sanlorencista fue afrontar el campeonato con lo que había. El gasto fuerte se había realizado el año anterior con la contratación del tucumano Rafael Albrecht, a Estudiantes de La Plata. Ante la falta de fondos, el entrenador José Barreiro echó mano a una Tercera con buenos rendimientos. Apostó a los pibes. Encontró un zurdito que vivía en la calle Chiclana que le pegaba, como dijo el maestro Juvenal como si tuviera un palo de golf. Era el Héctor Rodolfo Veira. El Bambino, porque aún no había llegado a la mayoría de edad. Más grandes, pero sin tener veinte abriles, estaban el rubio de Palermo Narciso Doval y el habilidoso zurdo marplatense al que le decían Popoff, pero respondía al nombre de Victorio Casa.

San Lorenzo arrancó mal. En las primeras diez fechas tan sólo ganó dos partidos.  Una delantera extraña: Juan Carlos CarottiIvo DiogoNarciso Doval y Victorio Casa. Tiempos del 4-2-4. Eso si, uno de esos encuentros fue ante Racing en el Cilindro, estadio donde nunca se había retirado ganador desde su inauguración en 1950. Gol del Bambino. Pero la historia comenzó a forjarse con el debut en primera de Fernando Areán. 26 de julio, victoria 4 a 0 ante Argentinos Juniors. Centrodelantero hábil, con claridad para la definición. Se conformó una delantera de pibes: Doval y Popoff tenían apenas veinte años. Areán uno menos. Sólo superaban la veintena Juan Carlos Carotti y el paraguayo Eladio Zárate. Estos pibes – con calle, barrio y esquina – pronto se metieron a la tribuna en el bolsillo. Los chicos del Ciclón eran aire fresco. Gambetas en lugar de marcajes a presión. Aparte, tenían pinta renovada. No usaban gomina ni bigote anchoita. Doval y Veira, rubios de pelo largo para la época, rompían la gris monotonía.

Los Carasucias eran cancheros, alegres y carismáticos. Más cercanos al Club del Clan de Johnny Tedesco, Lalo Fransen, Nicky Jones y Yoli Land, que cualquier otro futbolista de su época. Por eso jugaban con alegría. Victorio Casa era otro irreverente. Lograba esa extraña sensación amor-odio. Aplauso y ovación cuando hacía pasar de largo a su marcador. Puteada cuando quería dejarlo en ridículo una vez más. Así eran ellos. Historias. En la tarde del 5 de septiembre, Boca goleó 3 a 0 a San Lorenzo. Esa tarde, Carmelo Simeone, el primer Cholo – durísimo lateral xeneize – tenía la misión de marcar al Bambino Veira. En una jugada le dio una murra increíble al pibe de Boedo. Cuando todo el estadio esperaba lo peor, el Bambino, desde el suelo, le apuntó a Simeone con sus dedos como revólveres y riéndose, simulaba acribillarlo.

 

Es parte de un mito, y está bien mantenerlo. El imaginario popular sostiene que Doval, Veira, Areán y Casa jugaron juntos toda la temporada de 1964. El mito le da paso a la realidad. En aquel año, el entrenador José Barreiro alineó en tan sólo en tres encuentros a los cuatro Carasucias juntos.
El primero fue en la 20º fecha del torneo. 27 de septiembre. Estadio Monumental. Esa tarde, el Ciclón formó con Irusta; Cancino y Ruíz; Paez, Telch y Albrecht; Doval, Zárate, AreánVeira y Casa. Igualaron 1 a 1, gol convertido sobre la hora por el Nano Areán.
La segunda oportunidad fue en la 21º fecha. Victoria 2 a 1 de San Lorenzo ante Vélez Sársfield en el Gasómetro, con goles de Areán y Veira. La tercera y última, contra Rosario Central en Arroyito. Derrota 3 a 1, señalando el Bambino el gol de San Lorenzo. De los tres partidos que jugaron juntos Narciso Doval, Fernando Areán, Héctor Veira y Victorio Casa, ganaron tan solo un partido. El mito de los Carasucias.
El 18 de octubre, por la 24ª fecha, San Lorenzo recibió a Racing. La Academia goleó 3 a 0 en Avenida La Plata y Juan Carlos Carotti jugó de wing derecho, puesto que ocupará hasta el final del campeonato.
Por distintas razones, el entrenador José Barreiro alternó otros puntas. El cuerverío se relamía para lo que se suponía que sería un enorme 1965. Esa explosión de buen fútbol fue ametrallada por la Armada. En abril, Victorio Casa perdió su brazo derecho despedazado por una ráfaga de ametralladora. Estaba estacionado frente a la ESMA junto a una conquista. No escuchó una voz de alto y sucedió lo que no debía suceder. Volvió pero no era el mismo. Los Carasucias se fueron diluyendo. Llegó Alberto Rendo de Huracán. Doval fue reconvertido en centrodelantero y apareció Rodolfo Fischer, un misionero de fuerza inusitada, para reemplazar a Casa. Los cuatro Carasucias jugaron juntos tan sólo un puñado de partidos en 1965: San Lorenzo 2-2 Vélez (11ª fecha), Independiente 0-0 San Lorenzo (12ª fecha), Estudiantes 2-2 San Lorenzo (14º fecha), San Lorenzo 2-0 Platense (15ª fecha), Boca 0-1 San Lorenzo (16ª fecha), San Lorenzo 2-0 Independiente (29ª fecha).
Duraron un suspiro, no fueron campeones y ninguno lo será en nuestro país. Narciso Doval lo será en Brasil. Pero el desparpajo y las ganas de jugar les valieron un reconocimiento histórico. En el mundo del cero a cero, cuando las defensas predominaban por sobre los ataques, el Bambino Veira fue goleador 1964 con solo 17 goles. Fueron la única delantera que perduró en el tiempo – apodo incluido – sin títulos o goleadas históricas. Es el reconocimiento del pueblo futbolero que respondió con gratitud a estos muchachos que regalaron sonrisas y gambetas.

¿QUE FUE DE SUS VIDAS?

Héctor Rodolfo Veira es un personaje histórico del fútbol nacional. Nació el 29 de mayo de 1946. Tal vez el máximo ídolo en la larga historia azulgrana. Su talento le permitió jugar a pesar de su vida poco profesional. Jugó 128 partidos en San Lorenzo en sus dos ciclos, el primero entre 1963 y 1969. Volvió entre 1972 y 1973. También jugó 45 partidos en Huracán, entre 1970 y 1971. Su último paso por el fútbol argentino fue en Banfield, durante 1974. De larga carrera como entrenador, se consagró campeón local, Libertadores e Intercontinental con River Plate en 1986, pero su pináculo fue el campeonato con San Lorenzo de Almagro en 1995, quebrando una racha de 21 años sin títulos.

 

Fernando José Areán. El Nano. Debutó en primera aquel mítico 1964. Nació el 16 de febrero de 1942. Era un delantero cerebral, frío, serio hasta en su aspecto. Se contradecía con los calaveras de sus compañeros. Su carrera como jugador no tuvo el brillo que se le preveía. Jugó 45 partidos entre 1964 y 1965. En 1966 fue transferido a Banfield. Luego continuó su carrera en Colombia. En los años ochenta, comenzó su carrera como entrenador. Primero como Ayudante de Campo de Veira en River Plate. Luego en soledad, teniendo un pico importante dirigiendo a San Lorenzo de Almagro entre 1991 y 1992. Falleció de un aneurisma en el aeropuerto de Mendoza, el 3 de julio de 2011. Tenía 69 años.

 

Narciso Horacio Doval debutó en primera en 1962 como entreala izquierdo, pero se consolidó pegado a la raya. Nació el 4 de enero de 1944. Su caracter era alegre, festivo y completamente desprejuiciado. Su carrera tuvo una mancha en el famoso incidente del vuelo a Mendoza en 1967. Fue acusado de manosear una azafata. Dicen que se comió el garrón en defensa de un compañero casado. Luego de una larga suspensión, su carrera continuó en Brasil. Allí fue ídolo y figura del Flamengo y Fluminense. Su vida era paradisíaca: playa a la mañana, entrenamiento liviano por la tarde y joda por la noche. Todo con el Concorvado como postal. Falleció el 12 de octubre de 1991, víctima de un paro cardiorespiratorio a la salida del boliche New York City de Buenos Aires. Tenía 46 años.

 

Victorio Francisco Casa. Marplatense. Un gambeteador empedernido. Nació el 28 de octubre de 1943. Fue titular y figura durante toda la temporada de 1964. Al año siguiente, en su mejor momento, fue víctima de un trágico episodio. Debieron amputarle su brazo derecho. Volvió, pero no era el mismo jugador. Falleció el 6 de junio de 2013.

 

 


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