HISTORIAS DE RECUPERACION
FUENTE: "MDZOL.COM"
A Racing no le quedaba margen de error. Debía ganarle a Central Córdoba, de cualquier manera, para continuar con posibilidades concretas de meterse en los cuartos de final de la Copa de la Liga. Y lo consiguió. Como sucedió ya en varios partidos este año, gracias a Adrián “Maravilla” Martínez. El 9, que llegó a la Academia este verano, anotó los 3 goles de la victoria frente a los santiagueños por 3-1 y llegó a 10 tantos en el torneo local. Es el máximo goleador del campeonato junto a Miguel Borja, de River Plate. Y Racing sigue soñando, en gran parte, gracias a él. El mismo que estuvo seis meses en la cárcel por, supuestamente, haber vengado a su hermano.
Su nombre figuró por primera vez en la tapa de un diario hace no más de dos meses. Antes de llegar a Avellaneda, Maravilla Martínez era un delantero no muy conocido en el fútbol argentino. Pero la historia cambió rotundamente y, a fuerza de goles, hoy es venerado en el club que dirige Gustavo Costas. “No te vayas, quedate a vivir acá”, le dice un hincha a su 9 mediante la televisión. Es que Maravilla le anotó tres goles a San Lorenzo, uno a Boca, otro a Independiente, en el clásico. Y, el sábado, otros tres a Central Córdoba. ¿Un héroe? Tal vez. Pero seguramente no por sus goles, sino por su camino de resiliencia; por haber superado la cárcel, el hambre, y por haber apostado por el fútbol recién a los 22 años.
Maravilla Martínez jugó desde chico en el club Las Acacias, de Campana, donde nació. Le apasionaba el fútbol, pero nunca se había dedicado a tiempo completo. A los 16 años abandonó la escuela y comenzó a trabajar. Primero, como albañil, luego, en una cervecería; y también como recolector de basura. Aunque debió abandonar el último oficio tras un accidente en moto. Estuvo al borde de perder su mano, y pasó siete días en terapia intensiva. Cuando se reincorporó, la empresa donde trabajaba quiso ver cómo respondía su mano, y puesto que quedó demostrado que no tenía una movilidad común, no lo consideraron apto. “Me pagaron la indemnización, pero me quedé sin trabajo y con la mano jodida. Si sabía que sería así, esperaba a que se me recuperara la mano y después me presentaba. O sea, por quedar bien con la empresa me echaron”, se sinceró hace un tiempo.
En ese 2014, el mismo en el que se había quedado sin trabajo y, por poco, casi sin mano, el hermano de Martínez recibió tres disparos en el pecho en un suceso que jamás fue completamente aclarado. Por fortuna, sobrevivió. Pero más tarde el actual delantero de Racing fue acusado de incendiar la casa del agresor de su hermano, en un supuesto acto de “venganza familiar”. Según el futbolista, luego de saberse que habían herido a su hermano, la gente del barrio, que le tenía mucho cariño a su familia, fue a la casa de quien le había disparado. Y allí comenzaría su martirio: “Entonces, cuando se enteraron que hirieron a mi hermano fueron todos a tirarles piedras a la casa de esta familia, a la que no quiere nadie. Cuando vieron que no había nadie se ve que uno se metió y prendió fuego las cortinas. Como tenía el techo de machimbre se le prendió fuego todo, pero ahí había más de 100 personas, no es que había cinco personas, eran muchísimos. Entonces, por ese hecho fuimos presos muchos, y uno de ellos fui yo”.
Maravilla pasó seis meses en prisión, hasta que su inocencia fue comprobada y abandonó la cárcel de Campana. Durante su paso por el penal, en donde, aseguró, “si tu familia no te trae comida, a veces no comés”, Adrián Martínez se abrazó a la fe cristiana. Un amigo suyo le propuso acercarse a la Iglesia, pero Maravilla, primero, dudó. Sabía que a veces los presos se acercaban a ella para evitar ser trasladados. Pero un versículo de la Biblia lo hizo cambiar de parecer: “Cree en el Señor Jesucristo y estarás salvo tú y tu casa”. Reveló el de Racing: “Cuando entendí y comprendí eso me aferré a la salvación de mi familia. Entonces, si estoy preso por la muerte de un familiar, ¿cómo no presentarme a Dios? ¿Cómo no voy a poder cambiar y ser mejor persona por mí y por los que viven alrededor mío?”. Su fe lo acompañó durante toda su vida, desde ese entonces.
En la cárcel, otro amigo lo convenció de perseguir el sueño de ser futbolista, pese a que ya tenía 22 años y jamás había pasado por un club, a excepción de un lapso corto por Villa Dálmine, a los 17 años. En 2015, luego de recuperar su libertad se presentó en Defensores Unidos, de la Primera C. Superó la prueba y debutó, sin goce de sueldo, a los 22 años. Era el principio de un carrera impensada y ascendente.
En 2017 fue traspasado a Atlanta y jugó en la B Metropolitana. Después emigró a Paraguay y tuvo un nivel irregular, en Sol de Mayo, Libertad y Cerro Porteño. También jugó en Curitiba, de Brasil. Pero la mayoría de los argentinos lo conocieron en 2023, cuando fue presentado como refuerzo de Instituto de Córdoba. En La Gloria fue la bandera de un equipo recién ascendido, que superó las expectativas de muchos. Le hizo goles a Racing, Boca e Independiente, y finalizó el año con 18 tantos en 41 partidos. Una estadística que despertó el interés del mismo Racing, entre otros.
En enero de 2024 finalmente la Academia lo compró. Y vaya que fue una buena decisión: lleva 11 goles en 13 partidos. Hoy es el goleador del torneo y el referente de un Racing que en sus pies funda su esperanza. Pero él no se deja llevar por la gloria. Maravilla Martínez usa dos canilleras que llevan escrito el nombre de Jesús y tiene los pies en la tierra. Sabe de dónde viene y lo que debió transitar hasta el espectacular presente. En una entrevista, el 9 del momento reflexionó: “Desde que salí de la cárcel, mi vida estuvo enfocada en Dios. Un ejemplo es lo que pasó en este mercado de pases, porque Racing tenía el dinero para contratar a un 9 de trayectoria y me eligió a mí. Fue Dios quien me puso en este camino, aunque después todo depende de quién hace los goles. Me puede pasar de tocar 2 o 3 pelotas y que vayan adentro o que peguen en el palo y se vayan afuera. Yo voy a hacer el esfuerzo y estar en todos los detalles para que salgan las cosas bien”.
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