sábado, 9 de marzo de 2024

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

EL MOTIVO POR EL CUAL EL ESTADIO DE TEMPERLEY LLEVA EL NOMBRE DE ALFREDO BERANGER:

FUENTE: ZONALES.COM:

Alfredo Beranger, es, quizás, el máximo prócer del club Temperley y quien no sólo le da su nombre al actual estadio sino que fue el hombre que dio todo para conseguirlo, hasta su vida. El pasado 29 de marzo DEL 2023 se cumplió un siglo de su muerte.




Ese día, pero de 1923 y cuando era presidente del Gasolero, Beranger había visto al equipo ganarle 6-1 a Alvear por la cuarta fecha del torneo de la Asociación Argentina de Football. Disfrutó del tercer tiempo y por la noche regresó a su casa de la calle Pichincha, en la homónima localidad del sur del Conurbano. Tras la cena, había dado un paseo junto a su sobrino y su esposa, Estela Sala, que estaba embarazada de cinco meses. No sabía lo que le esperaba cuando el reloj marcara las 21.

Alguien golpeó su puerta y al abrir no vio a nadie. Extrañado, estaba encarando para adentro de su domicilio cuando escuchó que alguien gritaba «¡Beranger!». Volteó pero ya era tarde: recibió tres disparos de arma de fuego y se desplomó frente a su vivienda, delante de su sobrino y su mujer. Quién jaló el gatillo era Joaquín Pujante (o Pujalde, según otros registros), que lo venía amenazando de muerte hacía meses y nadie reparó en ello, hasta que cumplió.

La víctima del crimen tenía 31 años y era un prometedor dirigente. Fue el mayor de los nueve hijos del matrimonio del comerciante Martín Beranger y de la uruguaya Natividad Chapar, ambos descendientes de inmigrantes vascofranceses. Nació en La Plata pero sus padres se mudaron luego a Barracas al Sud, hoy Avellaneda, y luego al pueblo fundado en 1870 por George Templerey, propietario de los terrenos sobre los que se desarrolló la localidad.

El Gasolero se fundó en 1912 con el nombre de Centenario y Alfredo Beranger, sin ser fundador, fue aceptado como socio y empezó a participar activamente en 1917. En paralelo, se había afiliado en su juventud a la Unión Cívica Radical, donde se convirtió rápidamente en el presidente del subcomité del partido en la zona. Su potente oratoria y su capacidad para liderar y cristalizar ideas y proyectos lo llevaron, años después, a la presidencia de la institución deportiva.

Cuando asumió tenía tres objetivos. El primero lo cumplió en 1921, cuando logró cambiarle el nombre al club para que pase a llamarse Temperley. El segundo fue en 1923 cuando, tras afiliarse a la segunda división y lograr dos ascensos, el equipo empezó a jugar en la máxima divisional de la Asociación Argentina de Football. El tercero, necesario para cumplir el anhelo anterior, era darle al Gasolero un estadio propio, algo que consiguió en 1922.

Es que Alfredo Beranger fue el principal impulsor de las gestiones para la cesión de terrenos del Ferrocarril Sud, en 9 de Julio y Dorrego, donde el club tiene hoy la sede y estadio. Tras varias reuniones y negociaciones tirantes, logró firmar el contrato de arrendamiento con un particular detalle: vivía con sus suegros pero aún así prestó su «solvencia moral y material», es decir, no tenía hogar pero fue el principal garante para darle uno al Celeste.

En la cesión de esas tierras entra Joaquín Pujante, su asesino, en la historia. Español de más de 50 años, tenía allí un terreno de cuatro metros de ancho por unos cuantos de largo, donde había levantado una casilla y vivía allí con su mujer. Fue desalojado por la Policía y juró vengarse, amenazando de muerte al dirigente deportivo. Nadie le creyó, como tampoco a su mujer, que durante meses vociferaba en medio de los partidos que su marido iba a matar a Beranger. Hasta que lo hizo.

La noche del crimen, tras asesinar al presidente del club, caminó una cuadra más hasta el domicilio de Alejandro Tagliani, el secretario. Repitió el modus operandi pero lo atendió un chico que al verle el arma en la mano le mintió y le dijo que el hombre que buscaba no se encontraba. Pujante retomó su camino pero era seguido por José Brindo, un jockey del hipódromo de Temperley que vivía a media cuadra de Alfredo Beranger y se había alertado con los disparos.

Cuando el asesino se dio cuenta de la situación, le disparó dos veces pero no logró herirlo. Se quedó sin balas y terminó siendo reducido por dos policías que ayudaron a Brindo. No se supo mucho más de la vida del criminal, más que el hecho de que fue dejado en libertad y perdonado por Estela Sala, la viuda, que nunca más volvió a iniciar una relación amorosa para no traicionar el amor que sintió por su difunto marido.

Alfredo Martín, su hijo que nunca llegó a conocerlo, contó a un destacado periodista local el amor que Beranger tenía por Temperley. Tanto que ponía plata de su bolsillo si hacía falta. «En ese momento el fútbol no era profesional. Los jugadores no cobraban y él les daba plata de su bolsillo para que no abandonaran», dijo.

«Todos los gastos y deudas que asumía el club Temperley, él los avalaba con su firma y con sus bienes. Cuando en el partido radical le ofrecieron un cargo de mayor jerarquía que le exigía dejar la dirigencia del club, él no lo aceptó porque siempre prefirió el club», agregó el hijo de Beranger, que nació el 4 de julio de 1923 y fue sacerdote católico desde 1959 hasta 1973.

Alfredo Beranger no sólo fue figura más preponderante de la institución del sur del Conurbanos sino también una gran referencia en el fútbol argentino. «Estaba camino de ser el presidente de la AFA. Una vez, cuando vino una delegación del Brasil, el encargado de hablarle en nombre del fútbol argentino fue él. Dio un discurso tan impactante que empezaron a verlo como futuro presidente», reveló su hijos sobre el Campeonato Sudamericano de 1921, el primer título que ganó la Selección Argentina en su historia.

Entre los homenajes póstumos que recibió, además del estadio que lleva su nombre desde fines de 1923, el club declaró el período que va desde el 29 de marzo de este año al 13 de abril de 2024 el «Año del Centenario de Alfredo Beranger» y el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora le puso su nombre a una plaza ubicada en las calles Profesor Mariño, San Pedro, Pichincha y Soler, en Temperley Oeste.

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