domingo, 7 de julio de 2019

RAMÓN HECTOR "MANE" PONCE

"EL DÍA DE LOS GOLES CALCADOS"

Ramón Héctor Ponce, delantero tres veces campeón con Boca Juniors y surgido del fútbol juvenil del club de la Ribera, falleció este domingo a los 71 años, tras padecer una enfermedad que lo complicó en las últimas semanas.

El ex futbolista, nacido en la ciudad correntina de Goya, jugó 276 partidos con la camiseta “xeneize”, convirtió 65 goles y dio tres vueltas olímpicas: la Copa Argentina 1969; y fue bicampeón del torneo Nacional en 1969 y 1970.

Jugó ocho partidos en la Selección argentina, en la cual debutó en 1972. En 1975, Boca lo transfirió a Gimnasia y Esgrima La Plata, con paso posterior por Quilmes y Colo Colo de Chile.

“Mané” Ponce fue un puntero derecho habilidoso, con desborde y gol que se ganó el apodo en honor al gran Garrincha, aquel extraordinario jugador campeón Mundial con Brasil en Suecia 1958 y Chile 1962.

Surgido en la cantera de Boca, integró la famosa tercera división campeona de 1966, con jugadores como Rubén Suñé, Nicolás Novello, Omar Larrosa, Víctor Hugo Romero (“Romerito”) y el arquero Rubén Sánchez.

En ese mismo año, debutó en primera división ante River Plate (0-2) en el estadio Monumental, en un partido que Boca afrontó con sus juveniles ya que el equipo profesional se encontraba de gira por España.

En 1969, el entrenador Alfredo Di Stéfano le confió la titularidad en un equipo que fue de menor a mayor: semifinalista del torneo Metropolitano; campeón de la primera edición de la Copa Argentina; y campeón del Nacional.

Su juego veloz y sus desbordes por la punta derecha fueron vitales para acoplarse el juego vistoso y efectivo que proponían en ese equipo Norberto Madurga, Angel Clemente Rojas, Novello, Orlando Medina, Raúl Savoy y el formoseño Ignacio Peña en la punta izquierda.

Los buenos recuerdos que deja “Mané” Ponce en Boca se extienden a los primeros años de los 70, con buen entendimiento con Hugo Curioni, Osvaldo Potente, Carlos García Cambón y Enzo Ferrero.

Y a una inolvidable tarde (12 de marzo de 1972) en el Monumental: fue 4-0 ante River, con dos goles de Ponce y dos de Curioni.

FUENTE: LA CAPITAL 

Por Lucio Ortizortiz.lucio@diariouno.net.ar


Había nacido en Goya, Corrientes (5/7/1948), y jugó en las divisiones inferiores hasta que en 1966 le llegó el ansiado y soñado debut en la primera de Boca. Con 17 años jugó frente a Argentinos Juniors. El muchacho era bajo y de contextura fina y debía conformarse con ser suplente de Pianetti y de Coch en el final de los setenta. Porque Alfredo Di Stéfano en su llegada en 1969 como DT lo incluyó como titular para ganar la Copa Argentina y el Nacional. También ganó el Nacional de 1970.


Se ganó el apodo de Mané porque tenía algunas características del brasileño Mané Garrincha en el amague, la gambeta y velocidad para pasar a los rivales.


Un historiador de Boca lo define así: “No alcanzó la dimensión que lograron Corbatta o René Houseman, por citar a los que el fútbol argentino recuerda como máximos exponentes de la punta derecha de todos los tiempos”.


No fue un puntero de esos a los que apodan loco porque fue un futbolista que no llamó la atención fuera de la cancha y tampoco hizo locuras con los rivales o el público.


Con rapidez, audacia y habilidad encaraba a los rivales por la derecha y terminaba con un centro al “9” o un pase a su compañero mejor ubicado. Casi nunca se excedía en la individual.


Mané Ponce tuvo muchas alegrías en el fútbol pero ninguna como esa tarde del 12 de marzo de 1972 cuando se lució en el estadio Monumental nada menos que en el clásico ante River Plate.


Boca con el pantalón mitad amarillo (adelante) y mitad azul (atrás) cumplió una de las tareas más efectivas en la historia, frente a River. Y en ese triunfo por 4 a 0 de visitante influyó mucho Mané.


A los 19 minutos del primer tiempo el defensor mendocino Roberto Rogel salió desde su campo con el balón y se lo tiró a Ponce, que picó en diagonal desde la mitad de cancha. Enfrentó al arquero Barisio, lo eludió y logró el 1 a 0.


Y como si fuese una repetición de la TV o un show de goles mellizos o parecidos, Mané Ponce, a los 11’ ST, recibió de Osvaldo Potente y picó de la misma forma para enfrentar al arquero y eludirlo igual para convertir el 2 a 0.


Por virtud del delantero o por los errores o descuidos defensivos del rival se había producido un gol similar en el mismo partido.


Fue un duplicado perfecto de Ponce y luego llegaron dos goles más del cordobés Curioni.


La frase de esos tiempos fue: “Mané hizo dos goles calcados”. 

FUENTE: DIARIO UNO

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