EL EQUIPO DE MADAGASCAR QUE SE MARCÓ 149 GOLES EN UN SOLO PARTIDO
La historia de la mayor goleada vista en el fútbol comienza un 29 de octubre de 2002 en la localidad de Toamasina, en el oeste de la isla de Madagascar. En el estadio Municipal se disputa un encuentro del playoff al título de la Liga del país. Allí el DSA Antananarivo y el SO l’Emyrne se juegan una plaza en la final, en la quinta y penúltima jornada.
Con el resultado 1-2 a favor de los visitantes norteños y a pocos minutos del final, el colegiado Benjamina Razafintsalama señaló un discutido penalti a favor de los locales que propició el empate y una multitud de protestas de los visitantes. Este resultado dejó sin opciones al SO l’Emyrne, vigente campeón y uno de los favoritos a la victoria final.
Este encuentro fue la semilla sobre la que gestó la mayor debacle deportiva en un campo de fútbol. Sucedió dos días después, en el encuentro entre el AS Adema (líder gracias al resultado del anterior encuentro) y el SO l’Emyrne, rivales históricos en el país africano. A los pocos minutos de juego el colegiado, sospechosamente era de nuevo el señor Razafintsalama, señaló una falta favorable al Adema que desquició por completó al entrenador rival, Ratsimandresy Ratsarazaka.
Ante lo que consideraba un nuevo robo, el técnico visitante, furioso por la decisión del colegiado, dio órdenes a sus jugadores de meterse goles en su propia portería como medida de protesta. Así comenzó una serie insólita de jugadas en las que cada vez que los jugadores del Emyrne recibían el esférico corrían hacia su portería para introducir el balón sin la oposición de su guardameta ante, por supuesto, la atónita mirada de sus rivales. Hasta 149 veces repitieron la jugada para convertir el resultado en un escándalo histórico.
Mientras, el público abandonaba las gradas y pedía la devolución del precio de las entradas, eran tres los jugadores que, con la connivencia del portero, llevaban a cabo su protesta contra los errores arbitrales a instancias de su técnico.
Las consecuencias de esta singular protesta no se hicieron esperar. Semanas después del encuentro, el entrenador que organizó el motín fue sancionado con tres años de suspensión sin poder dirigir equipo alguno. A su vez, los tres jugadores que ‘marcaron’ los 149 tantos y el portero, que hizo ‘la vista gorda’, fueron sancionados durante un año.
Pero la historia no se quedó ahí. Después de una profunda investigación, el ministro de deportes de Madagascar resolvió destituir a todos los miembros de la Federación malgache por sospechas de corrupción arbitral. El resultado de aquel encuentro que pasó a la historia supuso un nuevo récord goleador al superar el 36-0 que endosó el Arbroath al Bon Accord en la Liga escocesa en 1885.
FUENTE: LA VANGUARDIA.COM
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