EL GRAN TEMOR DE DENNIS BERGKAMP
FUENTE: "KODRO MAGAZINE"
Dennis Bergkamp, nacido en Amsterdam el 10 de mayo de 1969, tenía aerofobia. Un miedo a volar que le impidió viajar por Europa de la misma forma que lo hacían sus compañeros. Sin embargo su carrera fue de altos vuelos.
El neerlandés entró en la academia del Ajax con once años, su buena trayectoria le llevó al primer equipo en 1986, donde de la mano de Johann Cruyff, debutó como profesional. Bergkamp inició, así, en una victoria por 2 goles a 0 ante el Roda JC Kerkrade, una carrera meteórica por los Países Bajos, Italia y, sobre todo, Inglaterra. En una década, la de los 90, en la que el frenético movimiento de jugadores -y millones de euros- aunque no era ni de lejos la actual, solamente Ajax, Inter y Arsenal pudieron disfrutar en primera persona el arte, el fútbol como movimiento estético, en definitiva, el talento innato de Dennis Bergkamp.
Si el fútbol fuera pintura, Bergkamp sería Salvador Dalí. Un ser nacido en la tierra pero, aparentemente, aterrizado de otro planeta. Un apasionado por lo que otros llamarían «su trabajo». Un personaje capaz de llevarte al mágico mundo de los sueños con tan solamente una pincelada. Relojes que se deshacen en «La persistencia de la memoria» o goles imposibles en un Arsenal – Newcastle. «La tentación de San Antonio» o un control de fantasía con final feliz ante Argentina. El surrealismo que no es más que llevar a la realidad por encima de la misma realidad. Bergkamp conseguía hacerte dudar de su existencia y tangibilidad.
Pero incluso los genios tienen una pequeña -o no tanto- vertiente humana en su interior. Si Edgar Allan Poe, como tantos otros, tenía problemas de alcoholismo; Ludwig Van Beethoven era bipolar y Marcel Proust tenía graves problemas de salud; Dennis Bergkamp tenía fobia a volar. En los tres casos mencionados, los protagonistas, aprovecharon su humanidad para plasmarla en su obra. Para el futbolista, esta, solamente supuso un impedimento para su progresión. Sus contratos, a partir de 1994 siempre incluyeron una cláusula que le permitía evitar los aviones.
Si no era suficiente con haber nacido con este miedo. Su vuelo con la selección de los Países Bajos en dirección al Mundial de Estados Unidos se retrasó por un aviso de artefacto explosivo. Tras confirmar la falsa alarma y de un inicio tranquilo, el avión entró en una bolsa de aire que propició una caída que se prolongó unos segundos. Después de eso, Bergkamp decidió no volver a subir nunca más en un aparato como aquel.
Durante las jornadas de Champions League, mientras todos sus compañeros tomaban un vuelo, Bergkamp se desplazaba con cualquier medio de transporte que no supusiera despegar. Esto implicaba más horas para llegar al destino, ergo, más fatiga. Lo que para los demás era una o dos horas para él eran ocho. ¿Qué hubiera sido de Bergkamp sin su aerofobia? ¿De cuantas obras de arte más nos ha privado su humanidad?
Tal como él mismo dice en The Guardian, en el mundo del fútbol no sirve únicamente ser un buen jugador, hay que querer este deporte. «Escalas una montaña y aparece una más alta». Bergkamp supuso el cambio de paradigma en un «Boring Arsenal» y lo llevó a uno de estos picos: el Arsenal de los Invencibles. Una estatua de él haciendo uno de sus clásicos controles imposibles, los únicos momentos en que gozaba volante, da la bienvenida en el Emirates a los Gunners cada día de partido.
Leyenda del club londinense pero también del fútbol inglés. Él, junto con otros extranjeros como Éric Cantona y Gianfranco Zola, significaron una renovación en el estancado y arcaico fútbol inglés post-Hillsborough. El juego de entre líneas, ya extendido al resto de Europa, llegó a Inglaterra de la mano de estos jugadores. Delanteros que no jugaban de delanteros, centrocampistas que no ocupaban el centro del campo. Exploraban zonas no conquistadas y se las hacían suyas a base de talento e inteligencia.
Bergkamp todavía se emociona encontrando la belleza al fútbol. Hace ya años de su retirada pero por el recuerdo siempre quedará su obra. Ocupando ese espacio surrealista, entre líneas. Un genio con fobia a volar, experto en despegando para realizar un control. Pincel en mano y gol.
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