EL ETERNO BRUJO DEL GOL
La muerte de Enrique Castro González «Quini» provoco un gran impacto en el fútbol español. Los reconocimientos y homenajes han sido constantes en esos días para recordar la figura de uno de los jugadores más emblemáticos de los años 80. En Memorias del fútbol también queremos recordar a esta leyenda del fútbol, repasando los momentos más destacados de una carrera impresionante.
La muerte de Enrique Castro González «Quini» provoco un gran impacto en el fútbol español. Los reconocimientos y homenajes han sido constantes en esos días para recordar la figura de uno de los jugadores más emblemáticos de los años 80. En Memorias del fútbol también queremos recordar a esta leyenda del fútbol, repasando los momentos más destacados de una carrera impresionante.
Enrique Castro Quini nació en Oviedo el 23 de septiembre de 1949 aunque a los 5 años se trasladó a Avilés donde comenzó a jugar al fútbol. Su ilusión era ser portero como su padre pero tras varios años bajo los palos se destapó como un excelente goleador.
Su carrera profesional comenzó en el Ensidesa de Tercera División dónde comenzó a destacar desde muy joven. El Real Oviedo quiso ficharlo para su filial pero, aconsejado por su padre, Quini espero a otra mejor oportunidad mientras permanecía cerca de casa. No tuvo que esperar mucho ya que en 1968 fichó por el Sporting de Gijón para jugar en Segunda División. Allí llegó junto a su hermano Jesús (que sí ejerce de portero) y acaba ganándose el puesto de titular. La campaña siguiente logra consagrarse alcanzando el Pichichi de Segunda División y logrando el ascenso a la máxima categoría.
1970 es el año de su consagración ya que tras debutar en Primera División es convocado por Kubala para jugar con la selección española. Dos años más tarde, con la camiseta de España, viviría uno de los momentos más amargos de su carrera deportiva. En un partido frente a Irlanda del Norte el delantero recibió el codazo de un jugador irlandés. El golpe le fracturó el pómulo izquierdo provocándole una grave lesión de la que tuvo que ser intervenido con una delicada cirugía.
Aquella lesión le mantuvo un año lejos de los terrenos de juego, a los que consiguió volver en la 73-74 tras una lenta recuperación. Esa temporada consiguió eludir el descenso con el Sporting de Gijón con el que marcó 20 goles y ganó su primer trofeo pichichi en Primera.
Quini volvió a ser Pichichi en 1976 y tras sus buenas temporadas en el Sporting recibió una oferta para jugar en el Barclona. Pero el Sporting se negó a traspasar a su estrella, haciendo efectivo el llamado derecho de retención (con el que los clubes conseguían evitar la marcha de sus estrellas subiéndoles un 10% más el sueldo de su contrato).
Quini permanecería en el Sporting 6 años más dónde tras bajar a Segunda División vivió los mejores momentos de la historia del equipo rojiblanco. Pichichi de segunda por segunda vez en 1977, Quini y el Sporting volvieron a Primera con más fuerza que nunca. Tras quedar quintos en la 77-78, el Sporting logró el subcampeonato de la temporada siguiente. En la 79-80 logró la tercera plaza, en una temporada en la que Quini volvió a ser el máximo goleador del campeonato.
A los 31 años el Barcelona seguía detrás del fichaje de Quini, que esta vez sí consiguió firmar por el equipo azulgrana. Fue en el verano de 1980 y a cambio de 80 millones de pesetas. Sus comienzos en el Barcelona no fueron fáciles. El equipo comenzó mal y fue eliminado por el Colonia en la Copa de la UEFA. Kubala fue despedido y el mítico Helenio Herrera llegó para revertir la situación. Los culés fueron escalando posiciones y tras ganar 6-0 al Hércules (con dos goles de Quini) se puso a dos puntos del líder, el Atlético de Madrid.
El Barcelona era el favorito al título hasta que el 1 de marzo de 1981 Quini fue secuestrado por unos maleantes armados. El jugador tenía previsto ir a recoger a su mujer y sus hijos al aeropuerto pero acabó metido en el maletero de un coche rumbo a Zaragoza.
La desaparición del delantero causó una gran conmoción en la sociedad española mientras se multiplicaban las especulaciones sobre su posible paradero. Comenzaron a llegar reivindicaciones de varios grupos anti-sistema: de un partido revolucionario español, de un supuesto batallón Catalano-Español…pero en realidad los secuestradores eran unos trabajadores con pocos recursos económicos que reclamaban 70 millones de pesetas por la liberación del futbolista.
Quini permaneció retenido en un zulo durante casi un mes, en el que no recibió noticias del exterior hasta el día 25 de marzo. Aquella tarde los secuestradores le facilitan un televisor para ver el partido de España, que jugaba un amistoso contra Inglaterra en Wembley. La selección ganó por 1-2 (goles de Satrústegui y Zamora) y le dedicó el triunfo a su desaparecido compañero.Por la noche la alegría fue doble ya que la policía consiguió detener a uno de los secuestradores y rescatar al débil y desaliñado futbolista. Casi 2.000 personas lo recibieron en su domicilio de Barcelona.
Durante su ausencia el Barcelona tuvo que jugar 3 partidos y no ganó ninguno (2 derrotas ante Atlético y Salamanca y un empate en casa ante el Zaragoza). El vestuario estaba destrozado y el Barça perdió aquella liga que acabaría ganando la Real Sociedad. Pese a perderse casi un mes de competición, Quini terminó la temporada marcando 20 goles y ganando su 4º trofeo Pichichi.
Después de su liberación Quini disculpó a los secuestradores y retiró la acusación contra ellos renunciando a la indemnización que le correspondía. Los acusados fueron condenados a diez años de prisión.
El mismo año de su secuestro, Quini consigue ganar la Copa del Rey con el Barça. El destino quiso que la final fuera con el Sporting de Gijón, al que le marcó dos goles para ganar el primer título de su carrera deportiva. Después ganaría la Recopa de 1982 ante el Standard de Leija en una temporada en la que conquistaría su quinto trofeo Pichichi. En 1983 formó un gran dúo con Maradona para conquistar la Copa del Rey y la Copa de la Liga.
En la 83-84 Quini gana la Supercopa de España. Al finalizar la temporada anuncia su retirada e incluso juega un partido homenaje organizado por el Barcelona. Durante sus años en la Ciudad Condal se gana el cariño de la afición y logra marcar el gol 3.000 del Barcelona en la Liga. Pero un mes después el delantero reconsideró su decisión y volvió a los terrenos de juego con la camiseta del Sporting. En el Molinón jugó otras 3 temporadas hasta su retirada en 1987 con 38 años.
Durante sus casi 20 años como profesional, Quini consiguió marcar 219 goles en 448 partidos en Primera División. Lo llamativo es que si sumamos los goles que marcó en sus temporadas en segunda y tercera, Quini sería el tercer máximo goleador de la historia de la Liga. Sumaría 281 goles ¡Solo por detrás de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi! Además Quini es el único jugador en ganar 7 trofeos Pichichi (5 en Primera y 2 en Segunda división).
Con la selección española jugó 2 Mundiales (1978, 1982) y 1 Eurocopa (1980). Con la roja jugó 35 partidos y marcó 8 goles.
Tras abandonar el fútbol Enrique Castro Quini se alejó del fútbol e incluso llegó a trabajar de comercial. Pero el Sporting le ofrecería volver para ejercer como delegado del primer equipo. En 1993 recibió la noticia de la muerte de su hermano Jesús, que tras salvar a dos niños en la playa acabó ahogado debido al gran esfuerzo realizado. En 2008 la vida vuelve a golpear a Quini, al que le diagnostican un cáncer. El brujo salió adelante tras dos operaciones y siguió regalando sonrisas. El 27 de febrero de 2018 muere inesperadamente de un ataque al corazón. Se nos fue el Brujo del gol, una leyenda del Sporting y de todo el fútbol español.
FUENTE: MEMORIAS DEL FUTBOL
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