LOTHAR MATTAHUS EN EL NEW YORK/ NEW YERSEY METROSTARTS
FOTO: KODRO MAGAZINE
Lothar Matthäus se incorporó al New York/New Jersey MetroStars un 12 de marzo del 2000, el considerado por aquel entonces peor equipo de la MLS a pesar de haber alineado a Roberto Donadoni la 1996-1997. Con 38 años el Balón de Oro de 1990 dejó la disciplina del Bayern, y puso rumbo al Giants Stadium en el que sería el último reto de su carrera antes de colgar las botas en octubre de aquel mismo año conquistando contra todo pronóstico el campeonato la Conferencia Este (MLS).
En lo alto de la Torre Trump, en el 721 de la Quinta Avenida, vivía un alemán enfadado. Lothar «Terminator» Matthäus se quejaba de que los apartamentos de Nueva York eran diminutos, las cocinas aún más pequeñas y las calles estaban atascadas de taxis amarillos.
Solamente hacía seis semanas que se mudó para jugar en los MetroStars de Nueva York/Nueva Jersey, y el jugador reconocía en una entrevista a Bild que se había equivocado. Matthäus era el primer futbolista alemán de la MLS y estaba, como dicen en Estados Unidos, en un mal lugar, viviendo una extraña inversión del sueño americano: llegar a ser millonario, trabajar muy poco y acabar sin nada. Todo ello se tradujo en una terrible noticia para Alemania.
Justo antes de dejar el Bayern de Múnich, Matthäus se preguntaba cómo se las arreglaría en un equipo de jugadores «no muy buenos». La temporada anterior a su llegada, los MetroStars registraron el peor récord de la historia de la Major League Soccer, con siete victorias y 25 derrotas, y se ganaron el apodo de «el peor equipo del mundo». Matthäus respondió que, «aunque no fueran los futbolistas más dotados, mientras trabajaran duro, no había problema».
Matthäus en cada partido chillaba como un loco. Cada vez que un compañero tocaba el balón, agitaba los brazos y gritaba sin parar con desesperación. Cuando los MetroStars marcaban, sus compañeros, comprensiblemente, se animaban, pero Matthäus simplemente se enfadaba más.
Las cosas empeoraron de mala manera con el partido ante los Wizards, en los que participaba el prácticamente moribundo escocés de 37 años Mo Johnston. Marcaron dos goles y Matthäus lanzó el brazalete de capitán al juez de línea, un individuo de aspecto duro llamado Chip Reed, que se limitó a devolverlo. Unos minutos después, Matthäus corrió hacia la línea de banda para mirar a Reed, pero este le devolvió la mirada. Matthäus pasó la mayor parte del resto del partido deambulando por el campo y murmurando para sí mismo.
Cuando el partido terminó con el resultado de 1-2, tiró el balón, arrojó su camiseta a la veintena de jóvenes que estaban detrás de la portería y que constituían el núcleo duro de los MetroStars, y se marchó.
Después del partido, explicó que su rabieta había sido una táctica para motivar a sus compañeros. Su entrenador, Octavio Zambrano, demostró a la superestrella alemana quién era el jefe: «Si realmente creía que estaba intentando despertar a los chicos, ¿qué puedo decir? No puedo castigarlo por eso’. El portero del equipo, Mike Ammann, veterano del fútbol inglés, dijo que entendía el punto de vista de Matthäus: si ciertos chicos del equipo eran demasiado tontos para escuchar, ¿qué se podía hacer?»
Sus números finales fueron 16 partidos de la liga regular, 4 de play-off y 2 en la Open Cup, haciendo un total de 23 apariciones, 3 asistencias de gol, y sin ver portería (jugando como líbero). Lo mejor fue la consecución del título de campeón de la Conferencia Este de la MLS, aunque en los MLS Cup Playoffs los MetroStars fueron derrotados en semifinales por el Chicago Fire de Hristo Stoichkov.
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