LA GRAN HISTORIA DE CLAUDIO "NOVILLO" GARCÍA
Cuentan que ese sector de la tribuna Fiesole se había transformado en un lugar de culto dentro del estadio Artemio Franchi. Todavía no había llegado a la increíble cifra de 182 goles en nueve temporadas con la camiseta de la Fiorentina, pero Gabriel Batistuta ya tenía una estatua de bronce en su honor, a la que los tifosi rendían homenaje. “Guerrero jamás domado, duro en la lucha, leal en el ánimo…”, se leía, en la lengua del Dante, debajo del monumento.
A esa altura de su carrera italiana, el Rey León tenía sobre su espalda un ascenso, una Copa de Italia y una Supercopa con los colores de la Fiore. Claudio García lleva sobre el lomo más de 200 goles y cuatro ascensos con la camiseta de Huracán de Tres Arroyos, y aunque momentáneamente no tiene monumento personal, los hinchas no dudan en rendirle homenaje. “Varios han dicho hagámosle una estatua, pero me parece que no corresponde. Sería demasiado. Con el agradecimiento de los dirigentes y con el hecho de haber colaborado con tantos goles, para mí ya está”, sostiene el Novillo, pieza fundamental en el arribo del Globo a Primera. En verdad y para ser justos, pieza fundamental en el ascenso al Argentino B, aParece sacado de una fábula, pero García arrancó con Huracán en la Liga de Tres Arroyos hace catorce años y en poco tiempo se dará el lujo de jugar en la A con su club de toda la vida. El delantero fue partícipe vital de una erupción que desde la campaña 97/98 alcanzó dimensiones volcánicas y arrasó con todo a su paso.
A los treinta y cuatro años, este temible atacante, que anotó veinte goles en la última temporada y que es el máximo artillero de la institución por encima de Carlos Varela y José Ramón Palacio –el padre de Rodrigo–, logrará algo que no se había animado siquiera a soñar cuando a los diecinueve años desembarcó en Tres Arroyos después de jugar en Alumni, de Orense, y Huracán, de Necochea, que lo vendió por sólo “15 mil pesos”. “Yo defino todo esto así: valió la pena el esfuerzo de tantos años. Estar en una institución con la misma gente, haberme bancado tantos partidos, tantos viajes, tantas concentraciones me produce un orgullo enorme. El mío es un caso atípico. Hay que recorrer la historia para encontrar un jugador que haya jugado en todas las categorías con el mismo equipo. Yo me considero un privilegiado y soy un agradecido al club y a la ciudad que me apoya en todo sentido. Somos un grupo de jugadores humildes que estamos juntos desde hace seis, siete años, y el fútbol nos reconoció”, afirma el Novillo, apodo que no le gusta y que heredó de un habitante de Orense al cual se parecía.
Dicen que la unión hace a la fuerza, y ahí ve García la clave de este éxito. “El club acertó en darles mucha confianza a los jugadores. Nosotros tenemos mucho mérito en los ascensos de Huracán. Sobre todo en la época del Argentino B. Acá se dio la conjunción de que los dirigentes decidieran mantener a ocho o nueve jugadores, y que éstos hayan respondido con rendimientos extraordinarios. El equipo prácticamente juega igual desde hace cinco años. Tiene un estilo ofensivo llamativo. Tratamos de jugar bien. Para los que nos gusta este fútbol, es un espectáculo. Vamos siempre al frente. Además, una vez que ascendimos a la B Nacional, Eduardo Anzarda nos dio muchísima confianza. El tiene su parte en este logro”.
Tiempo de festejar, de disfrutar, de recordar con una sonrisa aquellas épocas de goles importantes en canchas sin pasto y con alambrados caídos. “Cuando empecé, en algunos aspectos éramos totalmente amateurs. Para jugar viajábamos muy sobre la hora, por ahí cuatro horas antes del partido, y se te hacía complicado. Además, las canchas en general eran malas. Me pasó de jugar en estadios en los que para entrar tuvimos que hacer una cuadra y media caminando con el barro hasta las rodillas y con botas de goma, porque el micro no podía acceder. Eso fue en Formosa, pero hemos recorrido cada cancha que no sé cómo estaban habilitadas. Y esto pasó en un Argentino B, no es que era una liga local”, recuerda.
Si bien lleva al Globo en la sangre y en el transfer, durante su carrera regaló alegrías en otros equipos. “Lo que pasa es que cuando Huracán terminaba de jugar o quedaba afuera del torneo, me iba a préstamo a otro club que seguía participando, para no perder ritmo”. Las sonrisas más agradecidas se vieron en Almirante Brown, de Arrecifes, equipo con el que Claudio logró el ascenso a la B Nacional, y en Aldosivi. Justamente en el Tiburón marplatense vivió una experiencia que demuestra que alguna vez durmió como un perro. “Una vez, en Santa Fe, a Sergio Fortunato, mi técnico, lo agarraron las pulgas. Ibamos a jugar contra Patronato y tuvimos que cambiar de hotel urgente”, recuerda, tentado, García, quien también tuvo un paso de seis meses por el Real Jaén, en la Segunda División de España.
Más allá de las ronchas y de las picaduras del pasado, el delantero reconoce que, sin importar la categoría, la dirigencia de Huracán comunmente destinaba dinero para algunos lujos, siempre de la mano de Roberto Bottino, figura emblemática que manejó los destinos del fútbol del club por más de 50 años. “En el Argentino B viajábamos en avión, mirá qué detalle”, recuerda. Aquel Fokker F28 era el encargado de trasladar el plantel a Formosa, Trelew y Comodoro Rivadavia. Hasta que un día no lo utilizaron más, por suerte. “El avión estaba bastante bien, no sé qué desperfecto habrá tenido, pero explotó y se vino abajo en un viaje a Mendoza, a los dos meses que lo dejamos de usar. Al principio estábamos sorprendidos. Es cierto, no era una aerolínea, no tenía lugar para muchas personas y hacía un ruido bárbaro; cada vez que íbamos a Trelew o a Comodoro se movía todo, pero igual nos sorprendió. Me acuerdo de que el más cagón era Izquierdo. Cuando podía zafar, se iba en auto diez horas antes con una familia amiga. Igual, para mí era mejor. Si volaba andaba con vómitos, y yo quería que jugara bien”, rememora.l Argentino A, a la B Nacional…
Y aunque el enganche prefería no volar, en la cancha el equipo le daba calor a un Globo que aprovechaba esos once huracanes para seguir subiendo. Y tanto subió que se olvidó de los torneos regionales y empezó a mirar a todo el país. Siempre desde lo alto. Se encontró con vientos fríos que le impidieron ganar altura más rápido. En la temporada 2001/2002, Lanús le quitó sus sueños de promoción y, en la última campaña, Almagro lo frenó en la final por el segundo ascenso. Pero no se quedó estático por mucho tiempo. Con la guía del capitán García enterró las poquísimas frustraciones y ante Atlético de Rafaela alcanzó la estratosfera. “Soy un agradecido. La chance de jugar en Primera me llegó a los treinta y cuatro años, pero no me da bronca, al contrario. Yo empecé a ser profesional recién a los veinte y nunca se me ocurrió ir a probarme a un club grande. Tomaba al fútbol como una diversión. No imaginaba vivir de esto. Sin embargo, en Huracán crecí como persona y como futbolista. Fue lo mejor que me pasó y por eso siempre me quedé. La verdad es que con mi familia estamos muy cómodos en Tres Arroyos. Y si no hubiera tenido la suerte de llegar a la A, igual estaría agradecido. Para mí lo mejor es jugar y ser feliz. Me lo tomo así”, confiesa Claudio, quien desde que arribó al Globo vivió del fútbol, aunque eso no le impidió dedicarse a la apicultura como segunda actividad.
Humilde y dispuesto a disfrutar del viaje a las estrellas, García prioriza el bienestar del club por sobre el propio. “Mi sueño es poder ver a Huracán consolidado en Primera por muchos años. Hay que mejorar en varios aspectos, porque cuando crecés tan rápido muchas cosas te superan. Mi idea es culminar la carrera lo mejor posible, jugar hasta que considere que pueda ser útil, porque cuando sepa que no es así voy a ser el primero en dar un paso al costado. Y el día que deje de jugar voy a aportar lo mío para que el club crezca. Entrenador ya soy desde el año pasado, así que me gustaría laburar en inferiores y reclutar jugadores de la zona, que no está bien explotada. Ya hemos puesto a Rodrigo Palacio en Banfield y a Diego Trotta en España y podemos más. Hoy somos el mejor club de la provincia, entonces los chicos tendrían que ver a Huracán como una gran alternativa. Coordinador general de la institución es un cargo que me gustaría poder ocupar en el futuro”, confiesa el Gordo, como lo apodan sus compañeros.
Ante una camada de jugadores que, sin hacer distinción de categoría, peleó todos los torneos que jugó en las últimas siete temporadas, la pregunta aparece por sí sola.
–¿Qué les impide soñar con estar en la pelea por ser campeones?
–No sé si vamos a poder estar en la lucha porque en Primera hay otra categoría. Ojalá podamos ver a un equipo como el nuestro pelear los primeros lugares. Algo es seguro, el estilo de juego y la historia futbolística va a ser la misma. La columna vertebral del equipo la formamos más o menos los mismos jugadores y por eso no creo que Eduardo vaya a cambiar la idea. Huracán va a pensar en ganar en cualquier cancha del país.
No es cuestión de gastar a cuenta, pero no estaría mal comprar algo de bronce…
HURACAN TE “ARROYA”
En siete temporadas, el equipo de Tres Arroyos consumó cuatro ascensos y llegó a Primera. Y lo logró con sólo dos técnicos: Hugo Tenaglia y Eduardo Anzarda.
1997/98. Tras ganar el torneo de Tres Arroyos se transformó en el representante de la liga en el Argentino B.
1998/99. Juega su primera temporada en el Argentino B con Claudio García (29 goles en 30 partidos), Di Croce, Izquierdo, Quintana, Guevara y los hermanos Dragojevich como jugadores claves. Asciende al Argentino A y participa de un hexagonal final para subir directamente a la B Nacional. Termina tercero y como ascienden los dos primeros se queda sin la chance de subir dos categorías en una temporada.
1999/00. En el Argentino A, que empieza en enero de 2000, García marca 21 goles en 22 partidos. Huracán iguala el primer puesto con General Paz Juniors, pero se queda en la divisional por diferencia de gol.
2000/2001. A finales del año 2000 arranca el torneo. Tras una gran campaña consigue el ascenso a la B Nacional. García anota 18 goles en 23 partidos.
2001/2002. Juega en la B Nacional por primera vez y con Anzarda en el banco se clasifica a la Promoción por el ascenso a la A, pero pierde la chance ante Lanús.
2003/2004. Termina primero en la tabla general de la temporada y consigue dos chances para subir. Pierda la primera ante Almagro, pero alcanza el objetivo tras vencer a Atlético de Rafaela en la Promo.
Por Marcelo Orlandini (2004)
Fotos: La Voz del Pueblo
Fuente: "El Gráfico"
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