RACING Y UN PARTIDO PARA EL RECUERDO:
En el año 2009 la institución de Avellaneda vivió una
situación curiosa cuando Rodolfo Molina, entonces presidente de la Academia,
anunció la llegada de Lothar Matthaus a la conducción técnica del equipo.
Finalmente, aquello quedó en la nada. Pero Racing y Alemania tienen una
historia poco conocida: la visita del Bayern Munchen para enfrentar al Equipo
de José en el Cilindro. En Xenen vamos a recordar aquel partido histórico.
Por Carlos Aira (info@xenen.com.ar)
No hay club en Argentina que tenga una historia tan plagada
de lugares infrecuentes como Racing Club. En octubre de 2009, en pleno caos de
su fútbol profesional, Rodolfo Molina llamó a conferencia de prensa anunciando
la llegada de Lothar Matthaus como entrenador. Finalmente, no se concretó. Es
más, el penta mundialista jamás arribó a Avellaneda. Si el ex capitán del
seleccionado alemán campeón del mundo 1990 hubiera tomado el vuelo que lo
hubiera llevado al dulce infierno que significa el mundo Racing, habría sido el
primer germano en dirigir en nuestro medio. La realidad es que Lothar dijo niet
por SMS y Claudio Vivas, una opción más terrenal, tomó un equipo que en aquellos
días peleaba por no descender de categoría. Pero la historia de Racing y
Alemania se tocaron en 1966. Aquel dorado 1966 en blanco y celeste.
La historia tiene su génesis en agosto de 1966. Santiago
Saccol, presidente de Racing, firmó contrato con la Siemens para la instalación
de un nuevo sistema lumínico en el Cilindro (que no podía llamarse Presidente
Perón por aquello de las proscripciones). El estadio de Avellaneda tendría la
mejor iluminación de Sudamérica y una de las mejores del mundo. Recordemos que
en aquellos años una de las grandes deficiencias de nuestros estadios era la
iluminación. Como ejemplo, el mítico Gasómetro de San Lorenzo tuvo durante años
una iluminación compuesta por cables que bordeaban los laterales del campo de
juego; colgados de ellos, enormes y vetustos tachos de luz y un sin fin de
focos que llenaban de bichos la noche. De iluminación, poco y nada.
Una de las clausulas del contrato era la presencia, en el
partido inaugural, de un equipo alemán. El Bayern Munchen era el mejor equipo
de Alemania Federal, campeón de la Bundesliga 1965/66 viajó hacia el Río de la
Plata. Dirigido por el croata Zlatko Čajkovski, el equipo bávaro tenía en sus
filas tres figuras de excepción. Ellos eran Sepp Maier, considerado el mejor
arquero del mundo en aquellos días. Un joven Franz Beckenbauer, sin dudas la
gran figura del fútbol europeo de sus días. También vino Gerd Muller. Con sólo
22 años, en el Cilindro dio muestras de por qué, años después, sus compatriotas
lo bautizarían El Bombardeo de la Nación.
El partido se jugó el miércoles 21 de diciembre de 1966. Un
mes antes, Racing se había consagrado campeón revolucionando al fútbol
argentino. El Equipo de José. Se presagiaba un partidazo. Pasadas las nueve de
la noche, los equipos salieron al campo de juego. Una luz excepcional por lo
blanquecina iluminó el campo de juego. La Academia formó con Carrizo; Martín,
Chabay, Basile y Díaz; Rulli, Mori y JJ Rodríguez; Martinoli, Cárdenas y Bocha
Maschio. El gran ausente fue Roberto Perfumo. El Mariscal se casó aquella misma
noche. Por su parte, los alemanes
salieron con Sepp Maier; Kunstwald, Kupferschmidt, Olk y Chwarsenbeck;
Ohlhauser, Beckenbauer y Rigotti; Nafringer, Gerd Muller y Brenninger.
Muchos testigos coinciden en afirmar que el partido tuvo un
ritmo sensacional. La visita tenía velocidad y mecanización en sus movimientos.
Racing le opuso técnica y el torbellino propio de aquel equipo. El Cilindro
estuvo lleno aquella noche. Recordemos que por disposición de ubicaciones de
aquel entonces, ingresaban más de setenta mil hinchas cómodos.
Nadie especuló. Bayern se puso en ventaja por intermedio de
Gerd Muller a los diez minutos. El empate llegó pronto, con un cabezazo de
Rubén Panadero Díaz. Un sueño: una cancha repleta, un partido de altísimo vuelo,
lleno de figuras. El segundo tiempo fue histórico. No sólo por los goles, sino
también por la enorme calidad de juego y actuaciones superlativas. Muller puso
nuevamente en ventaja a los teutones. Una definición fantástica ante la salida
del ingresado Agustín Mario Cejas. Beckenbauer se llevaba todos los aplausos;
pura admiración de los hinchas presentes cada vez que Franz levantaba la cabeza
y encabezaba los ataques de su equipo. Pero aquel Racing era nervio y corazón.
Cárdenas le ganó al defensor Kupferschmidt y definió con clase ante la salida
de Sepp Maier. La historia es injusta con el Chango. Tiene el cielo ganado
luego del zurdazo en el Centenario, pero fue un goleador lleno de recursos.
Goleador en la década del sesenta, cuando – por estadística – las defensas le
ganaron a los ataques.
2 a 2. Un partido frenético. Miguel Angel Mori jugó su mejor
partido con la camiseta de la Academia. La ambición de Racing fue la misma que
mostró al año siguiente cuando ganó una extenuante Copa Libertadores. Pizzuti
hizo debutar al brasileño Joao Cardoso, que días atrás era jugador de
Independiente. Maschio, recostado sobre la izquierda, jugó un partido
excepcional. Años más tarde, el uruguayo Rubén Paz jugaría en el mismo sector
de la cancha. El ingresado Fernando Parenti también tuvo un gran partido, vital
en la jugada previa al gol del triunfo racinguista, conseguido por el veterano
Juan José Rodríguez, uno de los tantos desahuciados para el mundo futbolero que
Tito Pizzuti reposicionó para hacer historia.
Pasadas las 23:30 finalizó el partido. Los aplausos bajaron
como cataratas. Una noche increíble para Racing. Por una iluminación soñada,
por un equipo que se animaba a jugarle de igual a igual a los mejores del
mundo. También por un momento del fútbol argentino en el cual existían
posibilidades de traer a las mejores figuras del fútbol internacional y
testearlas en nuestras canchas.
FUENTE XENEN.COM.AR
No hay comentarios:
Publicar un comentario