EL JUGADOR QUE SALTO DE LA TRIBUNA A LA CANCHA PARA JUGAR CON BRASIL
José Laguna tuvo una de esas vidas que valen la pena vivir. Le decían el Negro porque era morocho y bien de tierra adentro. Había llegado desde muy joven a la impetuosa Buenos Aires de principios del siglo XX, desde La Viña, Salta, su provincia natal. Su familia se radicó en la zona Sur, en el incipiente barrio obrero de Parque de los Patricios.
Cuando se disputó el primer Sudamericano de fútbol, en 1916, el Negro Laguna ya tenía su fama. Había hecho todo lo que un joven inquieto, talentoso y emprendedor podía hacer. Construyó las primeras conquistas de Huracán. Con sus goles, desde su posición de insider izquierdo -volante creativo-. Con su capacidad de conducción, como presidente. Y fue artífice del ascenso de Huracán a la Primera División, en 1913. Todo eso era José Laguna en 1916, cuando por casualidad y causalidad se transformó en goleador inesperado del duelo entre Argentina y Brasil, el 10 de julio de 1916.
Como ahora, pero hace casi 100 años, los dirigentes más representativos, los de peso, estaban en la Comisión de Selección. La diferencia es que no había un entrenador. Ellos citaban a los jugadores, armaban los amistosos y los seleccionaban. A Laguna siempre lo convocaban a las pruebas. Pero nunca lo elegían.
Los partidos del primer Sudamericano de la historia los vería, como otros protagonistas y amantes del consagrado fútbol, desde las tribunas de la coqueta cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. El 2 de julio se jugó el primer partido de la historia del Campeonato Sudamericano: Uruguay goleó a Chile 4 a 0. Había 10.000 personas en el estadio de GEBA. Seguramente, José Laguna fue uno de los espectadores; al igual que el 6 de julio, cuando Argentina aplastó a Chile 6 a 1, ó el 8 de julio, cuando igualaron 1-1 Chile y Brasil.
El 10 de julio de 1916, el Negro Laguna nuevamente se preparó como para ir a una fiesta. Es que los partidos internacionales, por entonces, eran una fiesta. Se puso su mejor traje, un pañuelo blanco de los que solían usar los guapos del 900 y eligió su mejor chambergo, ese sombrero característico de aquellos años. Se miró al espejo y se sintió orgulloso. “A más de un pituco le gustaría tener la pinta de este negrito salteño”, habrá pensado. Cruzó la ciudad de sur a norte y llegó temprano a lo que hoy es la sede Jorge Newbery de GEBA.
Un rato antes del comienzo del partido, un rumor comenzó a recorrer las tribunas: Alberto Ohaco, el extraordinario goleador de Racing, había viajado al Interior del país y no regresaría a tiempo. Encima, Ricardo Naón, hombre de Gimnasia La Plata, que estaba en el estadio, se negó a jugar argumentando que no había llegado la carta de citación. Pedro Martínez, el primer jugador de Huracán convocado para la Selección, comentó que en las tribunas se encontraba su compañero Laguna.
No hizo falta explicar quién era, lo fueron a buscar. También estaba Claudio Bincaz, puntero izquierdo de San Isidro, que recibió la misma propuesta. Y, como si supiera que su historia quedaría guardada para siempre entre los mejores recuerdos, el Negro aceptó. Fue hasta las casillas que oficiaban de vestuarios, colgó su mejor traje, su pañuelo de guapo y su chambergo, y, por primera vez, se vistió de jugador de Selección.
El partido con Brasil comenzó en horario. A los 10 minutos, el Negro José Laguna, fundador, presidente, goleador y futuro entrenador, el convidado de piedra a la fiesta sudamericana, marcaba el primer gol del partido. Después igualó Alencar. La paridad favoreció a Uruguay, que se coronó como el primer campeón de la historia al empatar 0-0 el último partido con Argentina, el 17 de julio, en la cancha de Racing. En realidad, este encuentro debió haberse jugado el día anterior en el estadio de GEBA, pero había tanta gente (50.000 personas y hubo reventa de entradas) adentro del campo de juego, que el árbitro no tuvo más remedio que suspenderlo a poco de comenzado.
El público, enardecido, rompió los arcos e incendió las redes y las débiles tribunas de madera. Un verdadero escándalo para la época que estuvo cerca de ser tragedia. Finalmente, un día después, en Avellaneda, el Negro José Laguna volvió a estar presente en las tribunas. Con su mejor traje, su pañuelo blanco de guapo del 900 y su chambergo. Esperando volver...
JCh.
Los partidos de Argentina
- 6-7-1916, vs. Chile 6-1 (Ohaco 2, Brown 2 y Marcovecchio 2).
- 10-7-1916, vs. Brasil 1-1 (Laguna);
- 17-7-1916, vs. Uruguay 0-0.
El plantel
Arqueros: Carlos Isola (River), Carlos Wilson (San Isidro) y Juan José Rithner (Porteño). Defensores: Zenón Díaz (R. Central), Armando Reyes (Racing), Juan Brown (Quilmes) y Arturo Chiappe (River). Volantes: Pedro Martínez (Huracán), Francisco Olazar (Racing), Gerónimo Badaracco (San Isidro) y Juan Hospital (Racing)*. Delanteros: Adolfo Heissinger (Tigre), Alberto Ohaco (Racing), Juan Enrique Hayes (R.Central), Ennis Hayes (R. Central), Alberto Andrés Marcovecchio (Racing), Juan Perinetti (Racing), Carlos Guidi (Tiro Federal), José Laguna (Huracán), Claudio Bincaz (San Isidro), Félix Cabano (Argentino de Quilmes)*, Cándido García (River)* y Ricardo Naón (Gimnasia La Plata)*. *Fueron convocados pero no jugaron
FUENTE: DIARIO CLARIN
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