jueves, 16 de enero de 2020

MARCO UNA HISTORIA

EL CONCURSO DE PRONÓSTICOS DEPORTIVOS: "EL PRODE":

El concurso de Pronósticos Deportivos (PRODE) fue aprobado en Argentina el 5 de noviembre de 1971, por un decreto del presidente Lanusse. Cada apuesta era de $1 y se lo conoció también como "la Polla del Fútbol". Lo impulsó el Ministro de Bienestar Social, Francisco "Paco" Manrique, con el objetivo de obtener recursos para fomentar el deporte y destinarlos a obras de tipo social. La primera jugada se realizó el 1 de febrero de 1972 y su periodicidad era semanal.



Muchos aspectos eran considerados a la hora de marcar con una cruz el casillero de alguna de las tres columnas, que luego se llevaría a la agencia para ser troquelado en la tarjeta apostadora: el estado de los equipos, su posición de local o visitante, y la posibilidad de que la suerte cayera de canto definiendo un empate¿ Algunos apostadores les entregaban las boletas a sus mujeres, por aquella creencia difundida de que el azar muchas veces ayuda al inexperto?

También se apostaba a qué era más fácil, si sacar cero o los 13 puntos al PRODE.

El primer millonario del PRODE fue el obrero textil paraguayo Mercedes Ramón Negrete, quien se alzó con una fortuna equivalente a los 400 mil dólares ($391.437.948 m/n). Su historia fue todo un culebrón: primero lo buscaron pensando que se trataba de una mujer, por su nombre; cuando cobró el premio, dejó plantada a su novia, Fabiana López, que anduvo de canal en canal llorando el abandono. Finalmente, se volvió a Paraguay, donde se casó con la madre de sus cinco hijos.

El PRODE se dejó de sortear a principios de 1998. Fue reflotado en el 2000, a instancias del entonces diputado Daniel Scioli. El nuevo proyecto de ley preveía la ampliación a otros deportes, además del fútbol, como rugby, boxeo, basquet y automovilismo. Algunas provincias implementaron la modalidad del PRODE on-line, pero con escasa repercusión a nivel nacional.

A mediados del año 2009 , Julio Grondona, titular de la AFA, barajó la posibilidad de que el PRODE sea reformulado, para tratar de encontrar una alternativa de financiamiento ante la grave situación económica del fútbol argentino. Se trataría de un PRODE bancado, con un sistema de cobro inmediato a través de internet o el teléfono. La propuesta de Grondona no tuvo eco en el Congreso.

FUENTE: TN /ALECANAYA EL 03/02/2010

miércoles, 15 de enero de 2020

UNA HISTORIA QUE VALE LA PENA LEER

KAZU MIURA EL JAPONÉS QUE LE SIGUE DANDO A LA REDONDA 

Kazu Miura fue el primer futbolista japonés que jugó en Brasil e Italia. Ídolo de jovencitas, delantero de talento, showman televisivo y víctima de su fama, Kazu Miura resume en su biografía la historia del fútbol japonés desde los años 80 a la actualidad. Porque, con 49 años, aún juega como profesional.





En 1982 el grito de Marco Tardelli después de lograr su gol en la final del Mundial emocionó a millones de italianos; la Real Sociedad ganó la liga en la última jornada con goles de Zamora y LópezUfarte; Ferrocarril Oeste dio la vuelta como campeón con Héctor Cúper sobre el césped y un gol de Peter White coronó al Aston Villa campeón europeo. Ese mismo año un joven japonés se subió a un avión con 15 años y se largó a Brasil decidido a ser jugador de fútbol profesional. Soñaba ser como Zico, Falcao y Sócrates, los héroes trágicos de un partido inmortal jugado en Sarriá ese mismo año.


Casi 35 años después ese japonés aún juega a fútbol. Kazu Miura (Shizuoka, 1967) goza del estatus de icono del fútbol nipón y pregona a los cuatro vientos que jugará como profesional hasta los 50 años. Su objetivo es superar el récord de Stanley Matthews, quién colgó las botas en 1961 con medio siglo de vida en sus desgastadas piernas. Con 49 años, Kazu Miura juega en el Yokohama FC de la segunda división nipona.


Miura juega como y donde quiere. Dispara desde el centro del campo y sus compañeros de equipo no protestan. No da entrevistas y entrena cuando no tiene algún show en su cargada agenda. Protagonista de varios programas televisivos, Kazu Miura es el ídolo de diferentes generaciones de japoneses. Él mismo admite que su vida es el gran resumen del boom del fútbol nipón. Ni corto ni perezoso, se ha definido como “el Rey del fútbol japonés”, siendo bautizado por el pueblo como ‘King Kazu‘.


Miura aún es el mismo enfant terrible de siempre. Aún tiene la misma mirada que tenía ese chico que fue la cara mediática de la liga profesional japonesa cuando esta nació en 1992. Aún es ese delantero que escandalizó a los japoneses más conservadores con sus bailes brasileños para celebrar los goles. Sus movimientos de pelvis le convirtieron en el amor platónico de millares de chicas. Las escuelas de samba en Japón proliferaron a inicios de los años 90. Y el culpable fue Miura. La ‘Kazu dance’ se bailó en todas las discotecas japonesas en 1993.

El veterano delantero se volcó con las víctimas del tsunami y dio unas botas para que fueran subastadas. Botas que se vendieron por más de 70.000 dólares

Más de 20 años después Miura no se saca la fama de encima. Después del terremoto, ‘tsunami’ y tragedia de Fukushima, lideró sobre el césped una selección de estrellas de la J-League en un amistoso contra la selección absoluta nipona. Delante de 60.000 espectadores, ‘King Kazu’ marcó un golazo que arrancó la sonrisa del seleccionador Alberto Zaccheroni. El veterano delantero se volcó con las víctimas de la tragedia y dio unas botas para que fueran subastadas. Botas que se vendieron por más de 70.000 dólares mientras que las de jugadores de la selección como Tulio Tanaka o Kengo Nakamura no llegaron a los 5.000. Las cámaras, que siempre han amado a este indómito delantero, buscaron Miura en un amistoso entre el Yokohama y el Kawasaki Frontale y hasta un informativo conectó en directo con el estadio cuando se le pidió al que fue internacional japonés que se dirigiera a la grada con un megáfono para dar un mensaje de fuerza y amor al pueblo japonés después de una tragedia de esa magnitud.




Con 52 años, el reinado de ‘King Kazu‘ tiene buena salud pero el camino hasta la fama fue duro. Como lo ha sido el trayecto del fútbol japonés hacia la madurez actual.



Para entender cómo el fútbol se metió entre ceja y ceja de Kazu Miura cuando era un renacuajo, se tiene que conocer el contexto. En Japón la fiebre por el deporte rey se despertó durante la década de los años 60. La alargada sombra del dominio americano posterior a la Segunda Guerra Mundial dio alas al béisbol y eclipsó al fútbol, que tenía cierta tradición ya desde los años 20.



Pero en los años 60 se inició el cambio: se organiza la primera liga, unificando las competiciones amateurs de equipos propiedad de empresas donde los jugadores eran trabajadores, con otras formadas por estudiantes de las universidades. Las dos esferas donde estaba recluido el fútbol hasta entonces. Los primeros frutos de esta liga llegaron con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de México (1968) y el primer jugador nipón fichado por un club europeo, Yasuhiko Okudera, que militó en el Colonia, el Hertha y el Werder Bremen de 1977 a 1986.




La renovada Federación japonesa se sumó a la causa con la organización del Mundial juvenil en 1979 (ese donde Maradona brilló con luz propia) y el gran éxito de conseguir ser sede cada año de la Copa Intercontinental desde 1981. Ese mismo año Yoichi Takahashi publica el primer número del cómic Captain Tsubasa, publicación que rápidamente hecha raíces en un mercado listo para abrirse al deporte rey. Durante los años 80, el fútbol japonés no deja de crecer. Y Kazu Miura vivía entonces su infancia, listo para recibir estos estímulos balompédicos.




Hasta el mismo Takahashi reconoció que el guión de Captain Tsubasa caminó en paralelo a las aventuras de Miura. El dibujante se inspiró en algunas de sus peripecias para moldear el personaje que llegaría a nuestras televisiones convertido en Oliver Atom. Sí, el de Campeones; el de esa serie con catapultas infernales y disparos imposibles. En el manga original, también Oliver marcha de Japón a Brasil para crecer como futbolista, siguiendo los pasos de Kazu Miura.




Ese viaje alocado de Miura a Brasil fue clave en el fútbol japonés, para alegría de Saburo Kawabuchi y Kenji Mori, los padres de la liga de fútbol profesional. Justo en el momento en el que el fútbol nipón tenía que dar el salto de calidad, la figura de este delantero atrevido, técnico y rápido emergió desde el otro lado del mar. 




Kawabuchi, un ex jugador que se quedó impactado con el poder del fútbol para vehicular las comunidades en Alemania, lideró en 1987 la campaña para crear la liga de fútbol profesional nipona con la ayuda del presidente de la Federación, Kenji Mori. Cuando en 1993 se jugó el partido inaugural, sobre el césped del estadio Nacional de Tokyo estaba Kazu Miura, a quien Kawabuchi convirtió en el centro de una agresiva campaña de marketing. “Mucho le debemos a Kazu Miura. Podíamos fichar a muchos extranjeros famosos, pero necesitábamos a nuestro héroe para que la gente lo amara. Miura fue nuestro hombre”, reconoce Kawabuchi.




La historia de cómo Miura se convirtió en el mejor futbolista japonés es una historia de superación. Kazuyoshi Kazu Miura brilló liderando el equipo de su escuela, al que dio tres títulos de campeón de Shizuoka. Hijo de una familia de clase mediana que nunca destacó en nada, Miura se obsesionó con la idea de ser profesional y decidió ese 1982 que se largaba a Brasil. Sus padres le negaron el permiso, pero él los desafió y voló a Sao Paulo. De la misma forma que algunos japoneses se enamoran de la tauromaquia y aparecen en Sevilla pidiendo ponerse delante de un toro, Miura llegó a diferentes escuelas de fútbol pidiendo una oportunidad para demostrar que podía cortar las dos orejas y el rabo.




Este acto de rebelión lo convertiría en una leyenda. Miura llegó a Sao Paulo y buscó el apoyo de la potente comunidad de descendientes de la inmigración japonesa en Brasil, la comunidad nikkei. Trabajando con ellos, durmiendo con familias o en pensiones en barrios llenos de drogas y prostitución, Miura consiguió con dedicación sus oportunidades en el fútbol base del Santos, el Palmeiras y el Juventus. Inicialmente la cosa no funcionó, y sacando dinero de debajo de las piedras (guía turístico, ayudante en intercambios de estudiantes, vendedor…) mantuvo vivo su sueño en equipos muy pequeños como el Matsubara, club de los japoneses de Sao Paulo, o el XV de Jáu, donde consiguió por fin ser famoso después de marcar un gol al Palmeiras.




Con 22 años, Miura fue fichado por el Coritiba, donde marcaría dos goles en 21 partidos con su estilo de juego anárquico, lleno de jugadas individuales con la cabeza agachada. Con 23 años volvería al Santos, donde tuvo sus minutos en el equipo juvenil en 1986, llegando a marcar algunos goles en Primera División. Miura nunca dejó de ser un suplente en el ‘Peixe’, pero cuando la prensa japonesa descubrió su historia, el joven se encontró trabajando cada día con muchos periodistas nipones que seguían cada entrenamiento, cada partido, cada día de su vida. “Cuando Japón pedía fútbol, descubrimos a un japonés jugando en la Meca del fútbol. Fue perfecto”, añade Kawabuchi.




Kazu Miura volvió en 1990 a Japón cuando ya se estaba preparando el nacimiento de la J-League. Se enroló en el Yomiuri, club histórico que con el nacimiento de la liga profesional se rebautizó como Verdy Kawasaki. El resto es historia. La J-League buscaba un héroe y Miura estaba en el sitio adecuado y en el momento ideal. El partido inaugural de la liga lo jugó su Verdy. Pese a ser derrotados ese día por el Yokohama Marinos, los verdes ganaron la primera liga con dos goles de Miura en la final. Por esas mismas fechas Miura se casó con una popular actriz y el chico tímido que barría el suelo de una pensión brasileña para pagar menos se convirtió en protagonista de anuncios de televisión, con un montón de paparazzi esperando a la salida de los restaurantes.




Miura sólo se quedó con la espina de no jugar un Mundial. En las clasificaciones de 1994 se salió con 12 goles en 14 partidos, pero los japoneses perdieron el partido clave contra Arabia Saudita. En 1998, Takeshi Okada lo dejó fuera de la lista final en una decisión que aún hoy muchos no comprenden. Okada, un metódico trabajador heredero de la mejor tradición de disciplina nipona, nunca se entendió con ese delantero que se ponía tinte en el pelo, bailaba samba y salía en las revistas. Un delantero obsesionado en ser protagonista de grandes historias, como su breve paso por la Serie A italiana (1 gol en 24 partidos con Genoa en la temporada 1993/94), Croacia o Australia. Aventuras que realizó acompañado siempre por decenas de periodistas enloquecidos por el estilo de vida de un tipo que siempre saludaba a todo el mundo diciendo “boa sorte” en portugués, pero con ataques de divismo que evitaron que aún fuera más grande como delantero. Pero sus 55 goles en 88 partidos con la azul de la selección siempre saldrán en su defensa cuando alguien le critique a ‘King Kazu‘ que dejó de preocuparse por jugar en equipo, para alimentar un ego que ayudó a crecer a un fútbol donde, normalmente, el ego individual pinta poco. Así es Kazu Miura, quien sigue recibiendo una ovación en cada estadio a medida que se acerca a esos 50 años hasta los que quiere seguir reinando.


FUENTE: PANENKA ORG


martes, 14 de enero de 2020

HURACÁN 1928

UN POKER DE GLORIA

El 30 de junio de 1929, luego de dos derrotas seguidas en el tramo decisivo del torneo ante los equipos de Avellaneda (1-2 contra Independiente; y 1-3 frente a Racing), Huracán debía vencer a Barracas Central para consagrarse ya que le llevaba un punto (56 a 55) a Boca, que enfrentaba a Ferro. Y aquel equipo que por años se dijo de memoria y se pasó de generación en generación como el paradigma del éxito y del juego se impuso a su manera: 4-1 con autoridad y sin dudas. Ese día, Huracán obtuvo su cuarto título. Y así completó su década más brillante con un póquer de vueltas olímpicas, con un póquer de gloria.




Ese campeonato, que se terminó recién a mediados de 1929, tuvo el valor agregado de la legitimación definitiva de la Asociación Argentina (la única oficial en tiempos de escisión y divisiones): en los tres primeros lugares culminaron sus tres habituales protagonistas, Huracán, Boca y Estudiantes La Plata.




Para Huracán fue, además, la puesta en escena de uno de sus más grandes equipos de todos los tiempos, con figuras de nivel internacional. El equipo base era Negro o Ceresetto; Nóbile, Pratto; Bartolucci, Máximo Federici, Souza; Loizo, Manuel Spósito, Stábile, Chiesa y Onzari.




En un año de muchísimos goles (por primera vez un equipo, Boca, llegó al centenar de goles), la delantera de Huracán tuvo una destacadísima actuación. Y el listado de goleadores de la temporada es una demostración del nivel de aquél fútbol argentino. En los cuatro primeros lugares había figuras que el tiempo reconoció como emblemáticas de nuestra historia futbolera: 1. Roberto Cherro (máximo goleador de la historia de Boca) 32; 2. Manuel Seoane (la memorable Chancha de Independiente) 30; 3. Domingo Tarasconi (símbolo de la Selección y de Boca) 29; y Guillermo Stábile (máximo anotador del Mundial de 1930) 28.




A diferencia de otros años, Huracán tuvo notables actuaciones ante sus rivales directos en la lucha por el título: venció a Boca y a Estudiantes, en dos partidos clave, que determinaron la consagración. El único costado negativo de la campaña fue la derrota contra San Lorenzo (1-2, en Alcorta y Luna, el 3 de marzo de 1929). Sin embargo, en ese tiempo a nuestros vecinos se les podía preguntar con orgullo "¿quién tiene más títulos?" La respuesta era pura jactancia quemera.




Campaña:


CAMPEON. G 28; E 2; P 5 / GF 73; GC 29.


Posiciones:


1. Huracán 58 pts.
2. Boca 57 pts.
3. Estudiantes La Plata 53 pts.



Figuras:


1. Guillermo Stábile, delantero.
2. Cesáreo Onzari, wing izquierdo.
3. Manuel Spósito, inside.
3. Angel Chiesa, inside.



Partidos para la historia:


1. 28/4/29: Huracán 3-Boca 1. Se trató de una suerte de final que, al cabo terminó marcando la diferencia entre el campeón y el segundo. Huracán le ganaba a Boca, además, después de más de 7 años.



2. 2/9: River 0-Huracán 2. Primer triunfo de Huracán en la histórica cancha de River en Figueroa Alcorta y Tagle.



3. 18/11: Lanús 2-Huracán 7. Máxima goleada del equipo en la temporada. Huracán tiene ventaja sobre Lanús en la Era Ameteur: 2-3-1.




Plantel campeón: Pablo Bartolucci, Armando Ceresetto, Angel Chiessa, Máximo Frederici, Genovese, Adán Loizo, Carlos Nóbile, Rafael Negro, Cesáreo Onzari, Juan Pratto, Souza, Settis, Manuel Spósito, Guillermo Stábile y Juan Vico.




FUENTE: BLOGQUEMERO.BLOSPOT.COM

lunes, 13 de enero de 2020

EN EL NOMBRE DEL GOL

"WALTER-GOL" ADRIAN PARODI 


1.- Walter Adrián Parodi nació en Capital Federal, el 2 de mayo de 1965.

2.- Con un paso en la divisiones inferiores de River Plate, se formó en el Quilmes Atletico Club. Delantero de área, debutó en la primera cervecera el 11 de junio de 1983. 17º fecha del campeonato de Primera B. Quilmes venció 1 a 0 a Atlanta, con un gol convertido por él mismo. Curiosamente, al día siguiente fue portada del diario Clarín. Entre 1983 y 1985, Parodi jugó 103 partidos en Quilmes, marcando 15 goles.

3.- En el primer semestre de 1986 jugó el regional de ascenso a la B Nacional vistiendo la camiseta de Cipolletti de Rio Negro. Cumplió su objetivo. Cuando venció su préstamo debía regresar a Quilmes. Los Blancos habían descendido a la B Metropolitana y su club lo transfirió a Colón de Santa Fe.

4.- A la vera del Paraná fue querido y reconocido. El Waltergol. Jugó tan sólo la temporada 1986/87. Le bastó para llamar la atención de muchos equipos de primera división. Vistiendo la camiseta sabalera, Walter Parodi jugó 44 partidos, marcando 15 goles.

5.- A mediados de 1987 llegó el espaldarazo de su carrera. Francisco Ríos Seoane compró su pase y lo llevó a Deportivo Español. Fue parte de un equipo sensacional. Debutó el 30 de agosto de 1987 con gol ante Newells – futuro campeón – en el Parque de la Independencia.

6.- Tuvo tres pasos por Deportivo Español. El primero entre 1987 y 1991. Regresó luego de un breve préstamo por Racing Club (4 partidos, sin goles) para jugar la Liguilla 1991. Se quedó hasta 1993. Su último paso fue en la temporada 1996/97. En total, Walter Parodi jugó 214 partidos, marcando 50 goles.

7.- En julio de 1993 pasó a Independiente. Tuvo un buen momento con los Diablos Rojos. Jugó 50 partidos, señalando 12 goles. Campeón del Clausura 1994 y la Supercopa de aquel año. Fue el momento en el cual se lo reconoció por una enorme virtud: definir picando la pelota por encima de los arqueros.

8.- Sin lugar en Independiente, tuvo su experiencia internacional en México. Jugó todo el año 1995 en el Atlas de Guadalajara.

9.- Concluida su paso por México, regresó al ascenso. Primero vistiendo la camiseta de Talleres de Córdoba. Fue en el primer semestre de 1996. Jugó 17 partidos, marcando 5 goles.

10.- En su último paso por Español sufrió una grave lesión. A partir de allí, todo fue cuesta arriba. Pasó por Nueva Chicago. Temporada 1997/98. En Mataderos fueron tan sólo cuatro partidos. En esa misma temporada para Defensa y Justicia. En Varela jugó siete partidos, marcando un gol. La temporada 1998/99 lo encontró en Almagro. Allí fueron nueve partidos, un solo gol.

11.- En 2000 concluyó su campaña profesional en Argentino de Quilmes. Tenía 34 años. En el fútbol grande, Walter Adrián Parodi jugó 452 partidos, marcando 99 goles.

FUENTE: XENEN.COM.AR/CARLOS AIRA

sábado, 11 de enero de 2020

SIEMPRE SEGUIRÁ BRILLANDO

JUAN GILBERTO FUNES A 28 AÑOS DE SU PARTIDA 

Juan Gilberto Funes, “El Juan”  o “Juancito” fue uno de los mejores delanteros del fútbol argentino en la década de los ’80. Nacido en San Luis, inició su carrera deportiva en su querido e inolvidable Club Huracán. “La estrella del sur puntano”, bajo la tutela de Pedro Páez. Institución que lo vio debutar en primera división.  Hijo de doña Martha Baldovino y Pedro Funes, tenía un hermano Pablo Saturnino y dos hermanas; Gladys y Julia.

“El Juan” nació un 8 de marzo de 1963 y murió el 11 de enero de 1992, víctima de una endocarditis protésica que le había sido detectada en el Niza de Francia. Hoy se cumplen 26 años de su paso a la eternidad.

Una particularidad, su muerte se produjo a las 23:00 de Buenos Aires, las 0:00 en San Luis. En esa época, había una hora de diferencia. Juan era un ser amado por todos, buen pibe, humilde, generoso, dócil, educado, buen hijo y buen jugador de fútbol que rápidamente mostró condiciones innatas para el puesto en el que había debutado.

En 1982 jugó para tres clubes; Sarmiento de Junín, Jorge Newbery de Villa Mercedes y Sportivo Estudiantes de San Luis. Al año siguiente, en 1983, pasó a jugar en Gimnasia y Esgrima de Mendoza, club que le sirvió de espaldarazo para que Millonarios de Colombia lo contratara y se lo llevara a jugar en 1984 donde terminó de “explotar”.

En la temporada de 1985, el sanluiseño convirtió 33 goles y fue segundo goleador detrás de otro argentino: Miguel Osvaldo González, que había anotado 34. Juan Funes hizo un total de  47 tantos. La revista de la institución bogotana lo destacó en la tapa en varias ediciones, incluso un grupo de cumbia lo inmortalizó con un disco doble de 33 revoluciones. Juan había pasado a ser “El Búfalo de San Luis”, mote que legítimamente se ganó cuando convirtió los goles 2.999 y 3.000 para el Millonarios de Bogotá.

Juan era un eterno enamorado de los autos, pasión heredada de su padre que tenía un taller en la avenida Julio Argentino Roca y Maipú. Tuvo la posibilidad de correr varios rallies provinciales e incluso fabricó un auto al que llamó “El Potro-buggy” con el que se divertía con sus amigos a más no poder mostrando su larga cabellera negra.

La dirigencia de River Plate, con la conducción en el banco de Héctor Rodolfo Veira, el “Bambino”, ya habían mostrado interés en su contratación y volvió a la Argentina en 1986 para consagrarse como campeón de América anotando goles decisivos en Cali y Buenos Aires. Un año después, en 1987,  obtenía la Copa Interamericana bajo la conducción de Carlos Timoteo Griguol y posteriormente la Copa Intercontinental, en Japón.

“Al Juan de San Luis o el Búfalo”, lo vinieron a  buscar de Grecia para que llevara sus goles y su personalidad cargada de simpleza al Olimpiacos donde estuvo un año. En 1987, Juan fue incluido en el plantel argentino que jugó la Copa América de ese año y también entrenó con la Selección que iría al Mundial de 1990 con Carlos Salvador Bilardo como DT.

Parecía que ése no era su destino deportivo en 1988, el Nantes de Francia lo tuvo en sus filas. Pero también mostró interés el Niza (también francés) y allá se fue con sus ilusiones y sus goles. Fue un mazazo al corazón. Los médicos de esa institución le detectaron esa enfermedad que un tiempo después lo llevaría a la muerte. Hubo cientos de estudios y miles de consultas. ¡No podía ser!! Nadie lo creía. No obstante y pese a la mala noticia, Juan Gilberto vino a la Argentina a jugar en Vélez  donde señaló 12 goles en 25 cotejos. Al tiempo que Boca también mostraba su interés.

Corría el año 1990 y Juan quería seguir jugando pese a los consejos médicos y el largo y duro tratamiento al cual era sometido. Se sumó a las filas de Defensores del Oeste de San Luis donde intervino en varios amistosos “para despuntar el vicio”, decía.

Juan Gilberto nunca abandonó su humildad, su hombría de bien, su caballerosidad, su solidaridad. Era un muchacho comprometido con sus amigos, con su pueblo al que amaba profundamente. Nunca dijo que no a un partido amistoso, fuera donde fuera, incluso en el penal puntano.

Por esos años, su esposa Ivana Bianchi, señalaba: “Juan vivió y murió como quiso, dio todo, nunca dijo que no a nada. Amaba entrañablemente a su hijo. Fue una excelente persona, un marido ejemplar y un padre extraordinario”.

Hoy a las 11:00, en el mausoleo que guarda sus restos en el Cementerio del Rosario de la ciudad de San Luis, el Club “Juan Gilberto Funes” de Leandro Alem, le rindieron un homenaje conmemorativo.

El recuerdo de Juan Pablo Funes Bianchi

El actual diputado provincial y exsecretario de Deportes, hijo del gran “Búfalo”, lo recordaba así en la red social Facebook el año pasado cuando nacía su hijo Juan Manuel:

25 años pasaron de aquel día en que te fuiste buscando tu ansiada paz, ese día en que tu sonrisa se inmortalizó en el recuerdo de la gente, ese día que dejaste de estar en un lugar, para estar presente en todos lados.

Dicen que el amor nunca muere, y como resistirse a semejante verdad, si se te sigue amando igual que aquel día.

¿Sabés lo que los padres sienten cuando le cuentan a sus hijos de vos? Ahora que nació Juanma te lo puedo decir, se nos llena el alma de entusiasmo, de alegría y de Pasión.

¿Sabés lo que siento yo cuando me hablan de vos? Sigo sintiendo esa hermosa sensación de sentirte mío, y sentir que tu presencia sobrevuela el lugar donde estamos.

Seguís vivo viejo, vivís en cada momento, en cada historia, cada vez que una pelota gira , estás ahí .

Me quedo con la imagen de tu sonrisa amplia, tus brazos repartiendo sonrisa y bondad.

Pd: Juanma es bien Funes, travieso, sonriente y juguetón, pero sobretodo es feliz. Si lo vieras, estarías orgulloso de lo que estamos haciendo acá, seguro desde allá me lo proteges. No sé si será un gran jugador de fútbol o se dedicará a alguna otra locura, pero quédate tranquilo que será un hombre de bien, con orgullo de su apellido y tendrá en sus brazos siempre ayuda a los demás.

Dios es crack.
Te amo Pa.
FUENTE: AGENCIA SAN LUIS 

viernes, 10 de enero de 2020

"EL CAMPEÓN DE LA VIDA"

"EL LAGARTO" JUAN RAMÓN FLEITA

Probablemente pocos recuerden al atacante pampero Juan Ramón ‘Lagarto’ Fleita, jugador que pasó por nuestro país sin mucho éxito con el extinto Toros Neza. Quizás su paso por México no nos llame la atención por saber más de él, pero sin duda, es un tipo que ha pasado varias situaciones que probablemente nos harán recordarlo de forma diferente después de conocerlas.

Juan Ramón, nació en 1972 en Las Toscas pero de pequeño se fue a radicar a Buenos Aires con su familia, primero en la Isla Maciel y después al barrio de La Boca. Proveniente de una familia extremadamente humilde, desde chico tuvo que trabajar duro para salir adelante. Siempre vivió en una situación precaria, para muestra, la declaración que hizo al diario ‘La Nación’ dónde relató que: «La primera vez que comí bien en mi vida fue a los 18 años, en el hotel donde se concentraba Racing (su primer club) me ganaba el mango desde los ocho años. Sé lo que es sufrirJamás había sabido lo que era una entrada, un plato principal y un postre”.

Su carrera en el fútbol profesional comenzó en 1991, como ya se mencionó, en el club de sus amores Racing, lugar en el que permaneció hasta 1996. Fue un delantero muy recordado por sus dos goles a Vélez. El primero fue en 1993 de chilena y otro de rabona en 1995. Se lo apoda ‘Lagarto’, aunque Víctor Hugo Morales, periodista y narrador uruguayo, lo definió como “El hombre de las mil definiciones” porque era un hombre que hacia goles con derecha, izquierda, de cabeza, de chilena, de rabona y de tijera como el gol que le convirtió a Independiente. Fleitas estuvo en el club hasta 1996 y en total convirtió 27 goles con la casaca de La Academia.

De Racing pasó a San Lorenzo, donde no pudo tener la continuidad que hubiera deseado y para mediados de la campaña 97-98 llega a nuestro país para jugar con Toros Neza. En el equipo burel, jugó durante 4 torneos. En su primera campaña tuvo un desempeño aceptable, ya que convirtió 7 goles y la afición comenzó a conocerle más. Para desgracia de los de Neza, Fleita, perdió el olfato goleador y en los siguientes tres torneos solo pudo hacer 5 goles en total, situación que orilló su salida del equipo.

Emigró a Uruguay para enrolarse con el Bellavista, pero una lesión no le permitió tener mucha actividad. Así que a los seis meses de haber llegado a l liga charrúa, emigró al Coquimbo Chileno, donde sí tuvo más participación y esto le valió para regresar en el 2001 a Toros Neza. Estuvo un año más en el equipo burel, con un desempeño regular aunque no muy destacado y debido a esto regresó a su país natal para enrolarse con el Huracán.

Debutó en Huracán varias fechas después de comenzado el campeonato, ya que el pase internacional, tardó en llegar y tuvo que ver los primeros partidos desde la tribuna.

Cuando por fin logró debutar, lo hizo de buena forma, ya que, convirtió dos goles frente al Arsenal y puso a Huracán en ventaja 2-0 en el marcado, pero sus goles no sirvieron para ganar el partido ya que el encuentro terminó en empate a dos goles con una jugada de último minuto.

En el inoperante ataque de uno de los peores equipos de Huracán de la historia aportaba mucho sacrificio y se hizo uno de los jugadores más queridos de ese plantel. El tercer y último gol del Lagarto en el club fue contra Nueva Chicago en la victoria por 2-1 de Huracán.

Para desgracia de Fleita y de Huracán, ese fue su último gol, ya que, en la pretemporada de cara al siguiente torneo, empezó a sentir dolores en el hombro y en el cuello y tras hacerle análisis se le detectó el Mal de Hopkins.

Me acuerdo que estaba haciendo pre-temporada con Huracán, en Mar Del Plata, cuando el doctor del plantel, me revisó una elevación palpable que tenía en el esternón, yo me sentía mal, con las defensas bajas. Me dijo que cuando volviéramos a Buenos Aires íbamos a hacer una biopsia con urgencia. Me sorprendí, y un poco me asusté” comenta Fleita.

Después de que me realizaron la biopsia, el día que me tenía que dar el resultado, estábamos entrenando, me llamó aparte y me di cuenta que algo raro había”.

Me dijo que los resultados habían dado mal, que tenía Mal de Hodgkin. En ese momento pensé que no iba a jugar nunca más. Se me nubló la mente. De repente, como un contrapensamiento, le dije: – Yo voy a salir y voy a volver a jugar al fútbol, doc. Creo que desde ese momento, comenzó mi recuperación”.

Hay que ser sincero: cuando el doctor me dijo lo que tenía, lo primero que hice fue relacionar la palabra cáncer con la muerte. Tuve unos minutos con un vacío mental. Estaba como ido. Pensé que me quedaba poco tiempo de vida. En ese momento, ni imaginaba algo relacionado con el fútbol«.

Lo que más me dolía era darle la noticia a mi familia, era la parte más dura que tenía que afrontar. Poder curarse está en el convencimiento de uno. Cuando entraba al hospital, para hacer quimioterapia, sentía que el tramo previo a la puerta de la clínica, era la manga antes de salir a la cancha, cuando estaba en la sala era el estadio, y toda la gente que me apoyaba era la hinchada, yo jugaba un partido todos los días”.

Pero en medio de la adversidad y gracias a la mentalidad y esfuerzo de Fleita, se curó y aunque parezca un poco difícil de creer, regresó al fútbol profesional.

Cuando el doctor me dijo: -Juan, terminaste con el tratamiento, podés volver a entrenar normalmente. Fue un regalo de Dios. Sin duda que para una persona que esté atravesando esta enfermedad hacer deporte y comer bien, es muy importante.

Yo después de la quimio iba a entrenar o al gimnasio. Hay que estar convencido. Nunca hay que tener miedo de decir la palabra cáncer, porque si la estás diciendo es porque tenés vida, y si hay vida hay esperanza. La mayor fuerza está en la cabeza y hay que usarla.

Gracias a Dios, pude sacar adelante la enfermedad y salir campeón de la vida”.

Fleita volvió a jugar al fútbol la tarde del 03/04/04 en el estadio de Huracán, Fernando Quiroz lo mandó a la cancha a los 28 minutos del segundo tiempo en lugar del Pájaro Juárez. Huracán estaba abajo en el marcador frente a San Martín de San Juan por 0-1 pero más tarde Mauro Milano empató el partido. El resultado fue anecdótico, lo más importante es que el Lagarto volvía a las canchas.

A uno le cambia la visión de todo. Fue una bisagra, la vida me hizo un click. Los ejemplos más claros son con el fútbol. Antes me podía enojar porque jugaba mal un partido o erraba un gol. Son tonterías! La vida está llena de pequeñas cosas que hacen la felicidad. Hay que vivir cada instante, cada segundo… Vivimos a un ritmo tan acelerado que no nos hace ver los pequeños momentos y valorarlos. Aunque yo sea un burro, lo que me pasó me hizo ser un poco más sabio» comentó Fleita aquel día.

A partir de su recuperación tuvo un peregrinar por varios equipos de América, como Guaraní (Paraguay), Monagas (Venezuela), The Strongest (Bolivia), Comunicaciones (Guatemala), Unión de Sunchales (Argentina) y culminó su carrera con el Gimnasia y Esgrima de Concepción en el 2008. Por razones obvias su rendimiento en el campo no era el mismo y a eso se debió su constante cambio de equipos.

Al poco tiempo de su retiro, comenzó a trabajar en las divisiones inferiores de Huracán y hasta que ocupó el puesto de auxiliar de Brindisi, el DT que en su momento lo llevó para jugar en Huracán. En el ‘globo’ hizo carrera tanto como de auxiliar como de entrenador en fuerzas básicas, hasta que decidió aceptar la oferta de encargarse de las fuerzas básicas de Racing Club, el equipo de sus amores.

Mis más grandes logros en la vida son mis hijos Juanita, Delfina e Iván. ¡Obviamente son los tres de Racing! Y el otro gran regalo fue que Dios me dio otra oportunidad para seguir viviendo. Yo quiero escribir un libro, la verdad. Desde cuando vivía en la Isla Maciel, hasta cuando me mudé a La Boca, en donde laburé de todo. Cuidaba coches y todo lo que te puedas imaginar. Si tuviera que titularlo, se llamaría “La fuerza Escondida”. Esa fuerza que todos la tenemos pero que sale a la luz en los momentos más críticos. Una de las cosas que aprendí es que hay que disfrutar la vida. Hay que animarse a disfrutarla a pleno”.

FUENTE: FUTBOLSAPIENS.COM


jueves, 9 de enero de 2020

EL DIA QUE COLON DE SANTA FE GANÓ 2-1

NADA MÁS NI NADA MENOS QUE AL SANTOS DE PELÉ

Fue el 10 de mayo de 1964. Sucedió hace cincuenta y cinco años y medio, y cuando nadie lo podía imaginar. En el contexto de una de sus tantas giras por el mundo, el Santos de Pelé llegó a territorio argentino para jugar varios partidos amistosos. Los había ganado todos -contra Godoy Cruz en Mendoza, frente a Talleres en Córdoba y ante Boca y Racing- hasta que fue derrotado 2-1 por Colón en el estadio Brigadier Estanislao López en Santa Fe. Días más tarde, gracias a la conmoción mundial que generó el resultado, pasó a ser reconocido como “El Cementerio de los Elefantes”.

Santos era tricampeón brasileño, y al mismo tiempo, dos veces campeón de América e Intercontinental. Es más, llevaba un invicto de 43 partidos. Para ir a jugar a Santa Fe recibió exactamente 2.597.460 y un seguro para proteger las piernas de sus cracks.
Colón era la contracara del Santos. Había ascendido por decreto a la Primera B -en ese momento, la segunda categoría del fútbol argentino- junto con otros siete equipos, y en el contexto de los 59 años de su fundación, el entonces presidente Pedro Ítalo Giménez decidió traer al Santos, aprovechando su gira por el país, al que se consideraba como el mejor equipo del mundo.
La cancha del Sabalero está ubicada en el Barrio Centenario, una zona de reiteradas inundaciones. Tenía tablones de madera y unos años había cambiado el nombre luego de llamarse Eva Perón.
Aquel equipo de Colón estaba compuesto por muchos jugadores paraguayos: el arquero Juan Luis Pérez, los defensores Juan Bareiro y Ediberto Pérez, el volante izquierdo Luis Cabaña, el volante defensivo Cilenio López y su hermano, el centrodelantero Fernando López. El día previo al encuentro contra el Santos, Colón había perdido 2-0 ante Platense en Buenos Aires, por lo que el plantel tuvo que tomar un avión de urgencia para regresar lo más pronto posible a Santa Fe. La comisión directiva decidió pagar el doble de premio por ese esfuerzo y consideró como “ganado” el partido perdido ante Platense, pese a la derrota.
El día del partido ante el conjunto brasileño se calcula que hubo unos cinco mil espectadores más de lo que acepta la capacidad del estadio. Iba a jugar Pelé, que además ya había ganado dos Copas del Mundo con su selección. “Cuando nos estábamos cambiando en el vestuario, René Romero -el arquero suplente- me dijo: "No sé para qué nos hacen jugar este partido contra estos negros que nos van a hacer diez goles”, y yo para embromarlo le dije que no, que les íbamos a ganar”, recordó “El Chijí”, Norberto Serenotti a Enganche, de Página 12.
El DT de Colón era José “Chengo” Canteli, quien les dijo a los jugadores antes de salir a la cancha: “¿Les tienen miedo? Son 11 contra 11 pero si ellos no hacen goles y nosotros sí, vamos a ganar", pero también les pidió que hicieran “lo imposible para no pasar vergüenza”.
Santos comenzó ganando con un gol de Pelé, que tuvo otra ocasión en la que remató desde la mitad de la cancha y la pelota dio en el travesaño, y con tanta potencia que tras el rebote, salió del área de Colón. Empató Fernando López, aunque la jugada fue de Serenotti, quien tras un par de gambetas quedó solo ante Gilmar, pero prefirió tocar al medio para que la empujara el delantero. A tres minutos del final, Luis “Motoneta” López hizo una gambeta por la banda derecha y envió un centro preciso para la cabeza de Demetrio “Ploto” Gómez, quien con un certero y angulado cabezazo batió a Gilmar para delirio de los hinchas sabaleros.
Desde ese momento y tras la euforia del final pitado por el árbitro argentino Miguel Comesaña, López -falleció el pasado 2 de abril siendo empleado del club y era recordado por llevar siempre una camiseta que decía en su parte delantera “Yo le gané al Santos de Pelé”- y Gómez -fallecido el 14 de septiembre de 2013-, integrantes del dúo del gol del triunfo de Colón, fueron reconocidos como héroes de la ciudad por los hinchas. “Ese gol me cambió la vida”, llegó a manifestar Motoneta.
Cuando terminó el partido, el arquero brasileño reconoció que “fueron ellos los que jugaron como si fueran campeones del mundo” y con los años, en una entrevista radial, el ex puntero Pepe reconoció que “no hay excusas y esa vez nos ganaron bien”.
“Justo estábamos en una fase muy buena, en la que ganábamos todos los campeonatos y los partidos amistosos, pero perdimos en Santa Fe 2-1”, contó Pelé en diálogo con el periodista santafesino Daniel Jovellano, en el que recordó que Santos quiso hacer una revancha porque en esos tiempos era factible, pero finalmente no se logró. Según dicen datos de la época, le ofrecieron al club santafesino pagarle el viaje y quedarse con la recaudación, pero el presidente Giménez se negó de plano y nunca confirmó esta oferta, acaso para quedar como ganador ante el Santos para la posteridad.
El reconocido periodista Pedro Eusebio cuenta que Colón había preparado un refrigerio para después del partido, pero que los jugadores de Santos no tomaron ni una sola copa.
Pese a la repercusión que tuvo este triunfo en el mundo, el nombre de Cementerio de los Elefantes no apareció inmediatamente. Quien creó esta denominación fue el periodista Ángel José Gutiérrez, del diario El Litoral, que tras este partido siguió llamando al estadio como “Del Barrio centenario”, más allá de que ese día, en la redacción, sonó la campanilla del “paren las rotativas” por segunda vez en la historia.
La historia dice que “El Cementerio de los Elefantes” apareció meses después en el diario, porque 1964 resultó un año excepcional para Colón. Apenas cuatro meses después de ganarle al Santos, el 7 de septiembre ganó otro amistoso recordado, esta vez fue 2-0 a la selección argentina, que junio se había consagrado campeón del torneo Cuatro Naciones en Brasil ganándoles a los locales, con Pelé como figura del Scratch. Dos meses más tarde, el 9 de noviembre, venció a River en otro amistoso por 2-1. Así fue que tras esa seguidilla, el estadio tomó el apodo con el que se lo conoce hasta hoy.
En una de las entradas del estadio hay una inscripción que dice: “En este Cementerio no se llora, se alienta”. Los cinco equipos grandes cayeron allí, también la Selección y hasta Peñarol, en 1967, cuando todavía era campeón de América e Intercontinental.

Colón formó con Juan Luis Pérez; Carlos Larpín, Juan Bareiro, Alberto Poncio y Ediberto Pérez (Ceballos); José Luis Broggi (Demetrio Gómez), Cilenio López, Luis Cabaña y Norberto Serenotti (García); Luis López y Fernando López. DT: José “Chengo” Canteli.
Santos: Gilmar; Lima, Modesto, Joel (Mauro) y Giraldinho, Almir (Rossi) y Zito (Ismael); Peizinho (Dorval), Coutinho, Pelé y Pepe. DT: Luis “Lula” Alonso.
Goles: 37m Pelé (S), ST 6m F López (C), y 42m Demetrio Gómez (C)
FUENTE: INFOBAE

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