EL VENDEDOR DE GARRAPIÑADAS
FUENTE: "SANSADEPORTES.COM.AR:
Martín Bernardo “Cococha” Narváez nació en San Salvador, pero emigró a Concordia junto a sus padres y allí empezó su carrera como boxeador. En esta nota de “la ley del boxeo” relata su vida. Fui un boxeador guapo, duro, y que pegaba fuerte. Incluso lo dieron por muerto varias veces, pero Cococha sigue vivo y su fama se expande por toda la ciudad. Además, cuenta un hecho escalofriante que derivó en el asesinato de su madre y una hermana.
A continuación la nota que le realizaron en diciembre de 2021.
El invitado de hoy nació en San Salvador, pero sus padres decidieron buscar un futuro para él y sus siete hermanos en Concordia. A sesenta kilómetros al noreste de la «Capital Nacional del Arroz».
Hoy, con 60 años, es un amante del deporte y del río, anda por la arena, hablando, tomando sol, vendiendo maníes en los festivales populares, y siempre entreteniendo y divirtiendo a la gente. Es un personaje como salido de un cuento, o de un dibujito animado, con sus vestimentas únicas y coloridas, que le quedan «pintadas». Físicamente se mantiene impecable. Con un poco más de moneda sería «playboy». Hoy lo es, pero en retirada…
Pocos saben, salvo quienes los veteranos que lo vieron arriba del cuadrilátero, que ese hombre de «altas chapas», flaco, alto, que habla y se viste como un pibe, y que hace reír como un payaso, fue un boxeador popular y populoso. Que le complico la vida a todos los que le trajeron de afuera. Y que fue protagonista de inolvidables y dramáticas batallas.
En las veladas boxísticas, maratones, canchas de futbol, recitales, teatro, carnavales, y fiestas que anden dando vueltas, sus bailes lo transformaron en un showman. Es como las guirnaldas: está en todas las fiestas. Es un honor presentar una de las personalidades más famosas y queridas de la vieja Concordia. Bienvenido boxeador y vendedor de «frutos secos» Martín Bernardo «Cococha» Narváez a «La Ley del Boxeo»:
«Hola querido, ¿cómo estás? ¿Todo bien? Sufra… Ja, ja, ja. Yo siempre quise ser boxeador. Como «Tiriti» Osuna y «El Negro» Bogado, con quienes tuve el gusto de hacer guantes. Mi hermano Luis ha sido boxeador. A mí entrenaba «Banana» Enrique. Hice como 40 peleas amater y otras tantas como profesional. Mi carrera no duro mucho, pero era difícil que me lleven por delante. Usaba mi alcance y las metía fuerte».
«Debuté ganando un 12 de agosto de 1977 a Juan Carlos Galván en Concordia. Luego le gano a Mario Matthysse y pierdo por puntos con Oscar «El Mono» Vallejos, que era de La Bianca. La gente siempre se acuerda de los clásicos con «El Mono» Vallejos, «El Pato» Rojas, y Roberto Yoni, que eran muy buenos boxeadores. Puf, había que aguantarlos… Antes había muchos más boxeadores que ahora y se llenaba, lo mismo que en el fútbol, antes iban miles de personas, repleto. Eran otras épocas…».
«La gente sabe que fui boxeador. Pero los chicos muchos no. Fui un boxeador guapo, duro, y que pegaba fuerte. Lo que me reconforta cuando salgo de mi casa es la gente, que me da su cariño. Los chicos me saludan y me dejan muy contento. Yo disfruto como loco compartiendo».
«Me visto bien, porque me gusta estar presentable en la calle, te levanta el espíritu. Hay gente que nunca vi y siempre me dice «hola Cococha».
«Tengo en mi bolsito maní y salgo a ganarme el pesito. En su momento vendía agujas, hilo, todo lo que había «en la rápida». Salgo al revoleo para hacerme «la diaria».
«A mí siempre me gustó la gimnasia, empecé con el boxeo. Lamentablemente, anduve con problemas de menisco acá y no pude hacer otra cosa después. El boxeo me dejó muchos amigos. Soy una persona que no me niego a nada, me hago querer por mi forma de ser».
«Hace algunos años, salió una noticia que yo había fallecido, fue el tema de conversación, explotaron las redes sociales, jajajá, tuvo en vilo a la ciudad. Salí hasta en El Heraldo. Después los medios y hasta la policía dijeron que estaba más vivo que nunca. Tuve que salir a desmentir por todos lados para que sepan que estaba vivo. Mi mamá justo paseaba por Mar del Plata, y con mis hermanas la llamamos para avisarle que estaba bien».
«Vivo en la zona sur de la ciudad, mis raíces están en la Gruta de Lourdes, donde tengo un especial cariño con el recordado padre Andrés Servín, quién hizo mucho por la gente. Hay muchas necesidades en el barrio y a eso le pudo hacer frente el padre Andrés cuando estaba vivo. Gracias al padre pudimos tener los cordones cunetas, las cloacas. Yo vi cómo trabajó para poder tener el muro de contención, que hoy nos salva de las inundaciones. No hubo otro como el padre Andrés Servín».
«El río es hermoso, tiene miles de colores, como el corso, es imprescindible, pero cuando crece se lleva todo… Las inundaciones nos llevó toda la barriada por arriba. Ex Aeroclub, Tiro Federal, Gruta de Lourdes, Carretera La Cruz… fue un desastre. Después la Pandemia… Yo ando todo el día en la calle, hablando con cualquiera, y sé cómo viven muchas personas. Sin trabajo, mendigando… Me gustaría que vengan las empresas. Y que dejen producir a la gente que siembra cebolla, zanahoria, en el terreno de «los otros». En su momento estaba la Coca, el Molino Río de La Plata, el Frigorífico Yuquerí, Pindapoy… Todo se fue cayendo».
«La pobreza va a existir en toda la Argentina. Lamentablemente, los punteros se la quedan, y no la quieren repartir. En mi barrio hay mamás que tienen diez chicos. Algunos ya han crecido y hasta son padres, pero pocos saben o les gusta trabajar. Cansado de vagos… Ja, ja, ja».
«Quiero ver la gente contenta, dándole prioridad al deporte que te enseña todo. Me gustaría hacer campeonatos de fútbol para reunir a más gente y que las mamás hagan torta frita para vender. La alegría que habría en el barrio sería total. Antiguamente, pasaba eso, y la gente vivía mucho más feliz».
«El ingreso de las drogas a los barrios ha sido un desencadenante. Ha malogrado al país. Es la peor mugre, yo nunca entré en esa. Ni fumo, ni me drogo, solo un poco de alcohol. De tanto en tanto. Como sano, me cuido, lo manejo con la mente».
«Sufrí en carne propia lo que es tener un enfermo por drogas. Mi sobrino David Acuña mató a palazos a mi mamá Marta Bejarano de 85 años, y a mi hermana Mabel Narváez, que tenía 56 años».
«Lo hizo por encargue. Siempre consumió drogas y era un chico violento. «El Pai» Marcelo era su maestro espiritual. Marcelo le pide el sacrificio de las personas más queridas y las eligió a ellas. “El Pai” es trolo y tenían una relación, porque lo compraba dándole drogas a cambio de sexo y lo empezó a usar. “Yo te doy, vos me das”. El le metía todas las ideas, es del barrio Las Viñas”.
“Encontré en su cama un ritual de ropas blancas, un pañuelo, una vela, y un dibujo donde había cuatro mujeres, que serían su hermana menor, mi mamá, mi hermana, y la otra una exnovia. Las flechas del dibujo apuntaban hasta otra figura que decía: “David Manda».
«David se drogaba desde chico y yo lo veía cada vez más cambiado. Lo único que decía era «mamá o abuela dame plata», y con la mirada las dominaba, le tenían terror. Ya les había pegado, pero nunca mi mamá me expresaba nada porque se las tenía que ver conmigo, ya un día lo fajé porque andaba tirando todas las cosas«.
“Veinte días antes de los asesinatos, apareció bañado en sangre, debía permanecer así sin lavarse, y despedía un olor a podrido. Habían hecho un ritual de bañarse en sangre de gallina, eso tenían que aguantarle mi mamá y mi hermana, si le decían que se saque la ropa se enojaba mal, por eso no le decían nada. Terminó asesinándolas a palazos… Y a él le dieron solo veintidós años de prisión… No se hizo justicia».«.
«La venta ambulante de maní en bolsitas es mi especialidad con la muletilla que me distingue: «marihuana-maní, me quedan las últimas 200 bolsitas», «Sufra», «Cansado de Vagos», que siempre dejan una sonrisa en quienes lo escuchan. O son motivo de las memes en redes sociales. Con la imagen de mi cara, ja, ja, ja. Es así… Sufra Cococha. Ja, ja, ja».
«Me gustaría que me recuerden como un buen tipo buena onda que siempre le gustó sacarle una sonrisa a la gente. Deseo que me cremen y me tiren las cenizas al río Uruguay, donde soy muy feliz, por supuesto».
El músico Marcelo Pedrozo fue el autor de la canción «Nocaut» protagonizada por el ex boxeador Martín Bernardo «Cococha» Narváez. El videoclip presenta un homenaje a su figura, se lo ve recorriendo con su bicicleta las calles del barrio Gruta de Lourdes, Carretera La Cruz, saludando a los vecinos por el muro de contención, paseando por la costanera, y culminando su recorrido en el Gimnasio Municipal, donde se prepara y sube al ring. Refleja su vida misma.
«Cococha» es una de esas personas que te la cruzás por la calle y siempre tiene una historia y una sonrisa para ofrecer. La otra noche lo llevamos a su casa con mi amigo «El Legui» y escuchamos sus cuentos de amor «extra maritales». Geniales y sin filtro. Son sensacionales. Como su vida misma. Su carisma lo ha llevado a ganarse muchos amigos. Cuando falta «Cococha» en el río o en el box… Falta el color, el calor, el show, y todo eso que en las fiestas populares tienen mucho valor