EL GRAN LUBO PENEV
FUENTE: KODRO MAGAZINE/OSCAR FLROES
Lyuboslav Mladenov Penev, nacido en Dobrich un 31 de agosto de 1966, muy pronto destacó como un rematador excelente con buena capacidad para el juego de espaldas a portería. Mejilla roja, con 187 cm de altura y una corpulencia poderosa, el bueno de Luboslav debutaba con la camiseta del histórico CSKA Sofía en 1984. La mayoría de edad le regaló el sueño de jugar con uno de los clubes más históricos de Bulgaria, que le había visto nacer y crecer como futbolista, a la vez que le había forjado el temperamento que acabaría siendo unos de los signos característicos de su fuerte carácter. Un detalle clave para entender su juego, tan elogiado por su agresividad y tan odiado por los rivales que le enfrentaban.
En 1989, 4 temporadas, 2 títulos de liga, 101 partidos y 80 goles después, Lubo, ya internacional y nombrado mejor jugador de su país, abandonaba Bulgaria y comenzaba la aventura extranjera, era el Valencia quien tras unas duras negociaciones «se llevaba el gato al agua», y conseguía ficharlo para hacer del búlgaro su referencia ofensiva. Sus goles y sobre todo su entrega, hicieron de Penev rápidamente, un ídolo de la siempre exigente grada del entonces estadio Luis Casanova.
La temporada 93-94 era año de Mundial, Penev una de las estrellas de la selección búlgara, se encontraba en un gran momento de forma, pero en una revisión tras un golpe fortuito en los testículos le diagnosticaron un tumor que necesitaría tratamiento. Lubo se perdió el Mundial de Estados Unidos de aquel verano, y paradojas de la vida, la selección de los Stoichkov, Letchkov y Kostadinov lo hace mejor que nunca, consiguiendo una histórica cuarta posición. Quién sabe que hubiera pasado con Penev en el campo durante aquella semifinal contra la Italia del gran Roberto Baggio.
Penev no ganó títulos en Valencia, del que acabó siendo uno de los capitanes, pero ayudó a asentar los cimientos del club después de un período difícil antes de su fichaje a base de goles y ambición. La 95-96, el delantero, ya recuperado, acusa a Paco Roig, presidente del Valencia, de haberlo querido rescindir por la enfermedad cuando estaba todavía convaleciente, Lubo se lo tomó como una traición y después de 207 partidos en 6 temporadas con 88 goles, ficha por el Atlético de Madrid de Jesús Gil y Radomir Antic. Penev hace un gran año, sus 22 goles contribuyen a hacer una temporada inolvidable para los aficionados colchoneros, el equipo gana Liga y Copa, la obra maestra de una plantilla con Kiko, Simeone o Pantic, un doblete del que todavía se habla a menudo en la capital. De ese año también será recordado el incidente entre Penev y Roig tras un partido de Copa disputado en Valencia en el cual el delantero precisamente no jugó. Se insultaron con acusaciones mutuas, reproches y sed de venganza, Lubo le espetó un puñetazo a Paco, que terminó con un pómulo hinchado… La cosa acabaría en querellas y juicios, un drama.
La temporada siguiente el Atleti ficha Esnáider, y Penev incomprensiblemente acaba firmando por el Compostela, del también polémico presidente y futuro «amigo» de Gil, Jose María Caneda. En San Lázaro lo adoraron, y Penev, durante dos temporadas, se erigió como un auténtico líder indiscutible del mejor Compos que se recuerda. En total jugó 75 partidos, consiguiendo marcar 36 goles, que al final de la segunda temporada y después de una promoción, no sirvieron para que el equipo mantuviera la categoría y acabó siendo traspasado al Celta por 300 millones de pesetas.
En Vigo hace un buen año con Víctor Fernández en el banquillo, un equipazo que juega de cine, comparte vestuario con Salgado, Makelele, Karpin, Mazinho o Mostovoi. Allí juega 41 partidos y perfora el arco 18 veces, pero terminada la temporada decidiendo poner punto final a su larga aventura española, vuelve a casa y ficha por el CSKA de su corazón. Fue una etapa en la que a pesar de no tener demasiada regularidad en cuanto a la presencia en el equipo, siguió haciendo gala de su olfato y en 2 años es partícipe de 22 partidos en los que anota 8 goles más. Ya con 36 años, Lubo, ficha por el que será su último equipo, el Lokomotiv Plovdiv, donde con 37 y tras una temporada discreta, anuncia su retirada del fútbol profesional.
Atrás deja un bagaje de 265 goles en 552 partidos oficiales entre clubes y selección. Consumada la retirada, nacía la leyenda búlgara de lo que fue sin lugar a dudas, uno de los mejores «killers» de los 90. «Los porteros recuerdan sus goles, los defensas, sus codos», decía la voz en off que narraba la cinta, yo recordaré un delantero letal, agresivo y entregado. Le agradeceré siempre que nos enseñara a soñar y nos demostrara cuando la cosa pintaba muy negro, que en la actitud estaba salir.
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