"EL FENOMENO DE LA PRENSA FANTASMA, HISTORIA DE UN FRAUDE"
FUENTE: "KODRO MAGAZINE"
Tras años de silencio ha llegado el momento de hablar de forma clara sobre el fenómeno de la «prensa deportiva fantasma» que se vive desde hace años, especialmente en países como España. Supuestos medios de comunicación, con trabajadores y oficinas, que se perpetúan año tras año de forma milagrosa, a pesar de que su modelo de negocio es totalmente inviable debido a audiencias testimoniales y altísimos costes de producción. Todo eso sin nombrar que ofrecen contenidos sin un gran valor cultural o histórico, y hasta en ciertas ocasiones se han permitido el lujo de bromear sobre temas graves como el narcotráfico o el racismo.
Si hay una constante que siempre se repite en el modus operandi de la «prensa deportiva fantasma» es que acostumbran a lucir perfiles en redes sociales con miles y miles de seguidores, aunque su engagement es el de un perfil de 100 seguidores. El incremento de su número de seguidores, suscriptores o de likes por post o vídeo no es orgánico, sino que tiene lugar de forma puntual y radical, generando métricas de vértigo que nadie en su sano juicio puede dar como reales. También los podrás detectar por sus alianzas comerciales con otros medios de similar naturaleza, que usan los mismos proveedores de bots y granjas de clics, y con los que comparten gran afinidad por la corrupción, a pesar de denunciar la de la FIFA (curiosamente una de las entidades que nunca ha subvencionado su fraude)…
Todo lo expuesto no solo representa un claro caso de competencia desleal, sino un uso fraudulento del dinero público e institucional, distorsionando el ecosistema mediático y limitando la llegada de nuevos medios de comunicación al profesionalismo. Mientras los responsables de centenares de medios de comunicación independientes luchan por sobrevivir, generando contenido de calidad y construyendo audiencias masivas reales para profesionalizar su actividad, ¡otros incluso se pueden permitir el lujo económico de crear galas con entregas de premios o hasta autocrearse un club de fans aupado por un ejército de bots compartiendo el mismo texto! ¿El resultado? Un empobrecimiento gradual y grave del periodismo deportivo y la cancelación de proyectos con audiencia real.
En el liderazgo de estas empresas encontramos a descendentes directos de pequeñas y grandes fortunas que ven en el periodismo deportivo el trampolín hacia otros grandes medios de comunicación o la oportunidad de destacar gracias a la compra indiscriminada de seguidores y visitantes web, falseando sus resultados de audiencia. Y no solo para lucir «grandes» ante el público que los sigue, sino ante organismos públicos, mixtos y privados (con la capacidad de otorgar ayudas económicas) que son incapaces, a propósito o no, de detectar su vil engaño. Prácticas que incluso se extienden más allá de su actividad principal basada en una revista, periódico o canal de YouTube, como la venta y producción de libros o la creación de pódcast.
¿El dinero todo lo puede comprar? En este caso la respuesta es un rotundo sí, incluso les da lo suficiente como para incorporar en sus filas a «fieles escuderos» que les acompañan y apoyan en este demente viaje a cambio de recibir migajas de su gran pastel.
¿Cuál es el proceso para crear un medio de comunicación y vivir del fraude en España?
El primer paso, imprescindible, consiste en instalar el negocio en una oficina física y contratar un mínimo de uno o dos empleados. Sin ello, es difícil proyectar la imagen de relevancia necesaria ante quienes otorgan las ayudas económicas a dedo. Los organismos e instituciones mixtas o privadas que las pueden proveer son varias, desde las que son controladas por el gobierno central hasta ayuntamientos locales, federaciones o incluso clubes. Si esto no basta, el segundo paso es establecer vínculos con los partidos políticos o los mandatarios que controlan estos organismos, algo que a menudo puede lograrse mediante contactos personales o redes de influencia. ¿Os acordáis del caso Rubiales y del silencio sepulcral (durante la primera semana) de una popular revista de fútbol?
El tercer paso implica iniciar la actividad, generalmente acompañada de la compra masiva de seguidores en redes sociales y tráfico web para simular un gran éxito de inicio. A partir de ahí, basta con mantener una inversión constante en visibilidad digital —a través de granjas de clics y bots— para sostener una presencia online aparentemente activa y exitosa. Una vez toda la estructura funcional necesaria para subsistir está operativa, muchas veces se suman un gran número de becarios, amigos y colaboradores, para generar más contenido y en la mayoría de casos a coste cero. Y cuándo todo esto no es suficiente, incluso se practica el plagio sin ningún tipo de escrúpulo (creednos que es algo que conocemos perfectamente).
¿Cuál es el papel de las autoridades e instituciones españolas ante una realidad cada vez más evidente?
El problema de fondo de la existencia y supervivencia de la «prensa deportiva fantasma» es la falta de controles rigurosos y la formación adecuada de los auditores públicos y privados que deben validar la veracidad de los datos de audiencia facilitados. Mientras no existan mecanismos serios que luchen contra la pillería, el fraude seguirá funcionando como una vía rentable para sostener medios con audiencias ficticias y condenar a cualquiera que intente hacerles frente a pesar de generar audiencias masivas.
¿Estamos dispuestos a seguir financiando con nuestros impuestos a la «prensa deportiva fantasma»? ¿No merecen los amantes del deporte —y el periodismo en general— un ecosistema más transparente, más justo y más riguroso, que dé oportunidades al talento? El periodismo deportivo también merece ser practicado y disfrutado con integridad, y nunca te olvides que si tú les sigues comprando, ellos seguirán robando.
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