sábado, 11 de octubre de 2025

"DE COLECCION"

 MARIO ALBERTO KEMPES LA HISTORIA DEL NO FICHAJE AL TOTTENHAM HOTSPUR

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"

Goleador implacable y héroe de la consagración mundialista de Argentina en 1978, el goleador escribió páginas doradas en la historia del fútbol, sin embargo, su trayectoria, brillante en los años setenta y principios de los ochenta, comenzó a desdibujarse a mediados de esa década, cuando emprendió un periplo europeo que lo llevaría primero a Austria y que, con el tiempo, terminaría en el exótico destino del fútbol de Indonesia. Pero antes de ese declive, cuando aún estaba en plenitud y su nombre seguía siendo sinónimo de gol, el “Matador” rozó la posibilidad de dejar su huella en la liga inglesa. Lo que pudo haber sido, y no fue.




El calendario marcaba julio de 1984. Kempes acababa de concluir su segundo ciclo en el Valencia, donde había alcanzado la gloria con títulos y goles inolvidables, y buscaba prolongar su carrera en Europa. Fue entonces cuando, gracias a su entrañable amigo Osvaldo Ardiles —compañero en Instituto y en la Selección—, apareció una chance inesperada: probar suerte en el Tottenham Hotspur, uno de los clubes más tradicionales de Inglaterra.

En aquel entonces, Ardiles era una figura muy querida en Londres, tras haber conquistado dos FA Cup junto a otro compatriota, Ricardo “Ricky” Villa. La partida de Villa había dejado a Ossie sin socio argentino en el vestuario, y el cordobés parecía ser el reemplazo ideal. La propuesta era tan curiosa como llamativa: Kempes, campeón del mundo y referente internacional, debía someterse a un período de prueba, como si fuese un juvenil buscando su primera oportunidad. Sin embargo, sin perder humildad, aceptó.

La gira de pretemporada lo llevó a escenarios poco glamorosos: Suecia y Noruega. Allí, los Spurs enfrentaron rivales modestos, aunque el magnetismo de Kempes desbordaba las pequeñas canchas nórdicas. En su debut, contra el Stjordal Blink, el Matador mostró sus credenciales con un hattrick en la goleada 9-0. Los hinchas locales, incrédulos ante la presencia de una estrella mundial en su tierra, lo acribillaron a pedidos de fotos y autógrafos. Los dos siguientes encuentros, sin embargo, lo dejaron en blanco.

El cuarto y último partido con la camiseta blanca del Tottenham se disputó ya en suelo inglés, frente al modesto Enfield. Esa tarde, el equipo londinense formó con nombres ilustres: Clemence (Parks); Stevens (Brooke), Hughton, Roberts, Miller, Perryman (Thomas); Ardiles (Bowen), Kempes, Galvin, Hazard y Crooks. El resultado fue un aplastante 7-0 con cuatro goles de Garth Crooks. Kempes, sorprendentemente, no anotó.

La prensa reparó en el detalle y también sus propios compañeros. Mark Falco, delantero titular del equipo, lo resumió con cierta ironía: «Me sorprendió que Kempes no convirtiera, pero no creo que él tenga que probarse contra el Enfield». Una frase que dejaba claro que, pese a su prestigio, el argentino ya estaba siendo apartado del proyecto. Lo que pudo haber sido una nueva aventura en la élite inglesa, se desvaneció antes de comenzar.

La última chance del gran Mario fue ante el Niza, en otro amistoso en el que dejó su sello inconfundible. ¿La rareza? Jugó con la 8 en la espalda. Después de aquel partido, a Kempes le dieron las gracias por todo, pero no le ofrecieron un contrato, así que tuvo que volver a España, donde firmaría para el Hércules de Alicante, donde daría un alto rendimiento.

"DE COLECCION"

EL DIA QUE GIANLUIGI BUFFON JUGO CON UNA CAMISETA DE ORTERO DEL GLASGOW RANGERS

FUENTE: "KODRO MAGAZZINE"

Gianluigi Buffon una vez vistió la camiseta del Glasgow Rangers durante un partido oficial en su ilustre carrera. Este momento tan curioso ocurrió en agosto de 1999, mientras Buffon jugaba en el Parma, entonces dirigido por Alberto Malesani. Los Gialloblù se enfrentaron al equipo escocés en las rondas preliminares de la Liga de Campeones. La temporada anterior, el Parma había conquistado la Copa de la UEFA al vencer al Marsella en la final disputada en Moscú, con un equipo que alcanzó estatus legendario gracias a sus llamativas camisetas amarillas y azules a rayas horizontales diseñadas por Lotto.




Esa elección de diseño marcó un cambio estilístico importante para el club, orquestado en colaboración con la familia Tanzi, propietaria del equipo. Dejando atrás el tradicional uniforme completamente blanco, el motivo de las rayas horizontales fue adaptado en variantes para el uniforme visitante blanco, la tercera equipación azul marino y las camisetas de los porteros. En la temporada 1999/2000, Champion reemplazó a Lotto como patrocinador técnico del Parma, optando por mantener el mismo diseño tanto para la camiseta local como para la de los porteros. Inevitablemente, fue una de estas camisetas de portero la que llevó a Buffon a lucir inesperadamente una camiseta de los Glasgow Rangers.

En el recuento de los hechos, salió a la luz que el árbitro José María García-Aranda prohibió a Buffon usar la camiseta de portero que Parma había preparado para su visita a Ibrox. Había dos opciones sobre la mesa: una con rayas horizontales en negro y rosa con detalles en rosa, el uniforme de portero visitante diseñado por Champion, y la otra, la tercera equipación del Parma esa temporada, un uniforme azul marino con detalles amarillos. Todas las demás camisetas fueron descartadas por problemas de color, lo que implicaba que habrían sido aprobadas por el cuerpo arbitral. Cabe señalar que la camiseta de portero titular estaba diseñada con rayas horizontales en blanco y azul.

Durante esa temporada, y también en la anterior, Buffon solía alternar entre la tercera y la segunda camiseta de portero, como se evidenció en la ida contra los Rangers, cuando vistió la camiseta blanca con una franja azul central, también de Champion. Sin embargo, en aquella noche de agosto, Buffon se quedó sin esas alternativas.

Para resolver el problema, los Rangers tomaron una decisión única: prestar a Buffon una de sus camisetas de portero, un llamativo uniforme naranja con una franja horizontal azul marino en el pecho, con los mismos tonos en los puños y el cuello. Esta camiseta despierta cierta nostalgia, pues representa una de las últimas prendas de portero diseñadas con protecciones en hombros y codos.

La historia se vuelve aún más fascinante en lo que respecta al patrocinio. Aunque los Rangers estaban asociados con Nike en ese momento, Buffon vistió en el partido una camiseta de Champion, gracias a que se preparó un uniforme limpio, sin marcas comerciales. Esto permitió al Parma añadir sus propios patrocinadores, incluidos Champion y Parmalat. Curiosamente, se omitió la roseta conmemorativa por la victoria en la Coppa Italia de la temporada anterior.

Un escenario tan inusual es prácticamente imposible hoy en día, ya que la UEFA establece que los uniformes de los partidos oficiales deben estar confirmados con bastante antelación. Además, cuesta imaginar que alguna gran marca deportiva como Adidas, PUMA o Nike permita usar la camiseta de un rival luciendo sus propios logos.


miércoles, 8 de octubre de 2025

"DE COLECCION"

"LA HISTORIA DE MIGUEL ANGEL RUSSO"

FUENTE: "INFOBAE"

La imagen que queda, es la que siempre soñó. Desde que empezó a darle a la pelota en los picados de barrio y, más adelante, cuando entendió, como pocos, que esto era su vida. Miguel Ángel Russo fue un apasionado del fútbol. Y un ganador, como marcan los preceptos de su amado Estudiantes. Con su partida -murió este miércoles a los 69 años-, queda el vacío de un hombre que supo inculcarle a sus dirigidos una forma de sentir este juego muy especial, con momentos y decisiones, que siempre tenían un justificativo detrás, llenos de sapiencia y conocimiento




Aquel pibe nacido en Lanús en 1956, sintió un inmenso amor por la pelota desde los primeros pasos. Siendo un adolescente llegó al club que lo marcaría por siempre, para vestir la que sería su única camiseta a lo largo de una extensa carrera profesional: Estudiantes de la Plata. Luego de hacer las divisiones inferiores, fue sumado para comenzar a entrenarse con el plantel profesional, que era dirigido por una leyenda de la institución. Un hombre que había logrado todos los títulos posibles como futbolista, ahora ejercía la dirección técnica y sería clave en la vida de Russo. Nada menos que Carlos Salvador Bilardo.

El joven Miguel, de apenas 19 años, se sumó a un grupo donde había hombres con experiencia criados en el club, como Rubén Galleti, Rubén Pagnanini y Oscar Pezzano, llegados de otros clubes, como Miguel Ángel Benito, Franco Frassoldatti y Carlos Ángel López y dos leyendas vigentes de los tiempos gloriosos de los años ’60 (Juan Ramón Verón y Carlos Pachamé). Junto a Russo, se fueron mezclado otros chicos de las inferiores que quedarían en la historia Pincha: José Luis Brown, Patricio Hernández y Abel Herrera

El esperado momento del debut llegó en la última fecha de la fase de grupos del Nacional ’75. Fue el domingo 30 de noviembre, en el estadio de San Martín de Tucumán, en un empate en dos tantos, donde ingresó por el Fantasma Benito a los 64 minutos. Ese punto le valió la clasificación a Estudiantes para el octogonal final, como segundo en la zona detrás de River, relegando a Huracán, que perdió en Mendoza frente a Gimnasia y Esgrima de esa provincia.

El título se le escapó por apenas un punto ante el magnífico cuadro Millonario que dirigía Ángel Labruna, pero el Pincha tuvo el premio de ganar un desempate ante Huracán en cancha de Racing para clasificarse a la Copa Libertadores del ’76. Esa noche en cancha de Racing, Russo ingresó en la segunda etapa y sufrió la primera expulsión de su carrera. A comienzos de 1976 le llegó la oportunidad de ser titular por primera vez, el 28 de febrero, por la cuarta fecha del Metropolitano, en el empate en dos goles contra All Boys en Floresta, como mediocampista del equipo alternativo, ya que los titulares estaban en Venezuela por la Libertadores.

El año de la consolidación como titular fue 1977. Ya no estaba Bilardo en el banco, pero había sido reemplazado por otro histórico de las horas inolvidables de la década anterior. Un hombre que sería muy importante en el devenir de los años para Miguel Russo: Eduardo Luján Manera. En ese Metropolitano llegó su primer gol oficial. Como un guiño del destino, el rival no podía ser otro que el eterno adversario. Fue 1-1 ante Gimnasia como local el 16 de septiembre.

Serían tiempos de navegar en la mitad de la tabla para Estudiantes, con la excepción del Nacional ’77, que lo encontró perdiendo recién en las semifinales ante Independiente, a la postre el campeón en la recordada final ante Talleres. Tanto 1978 como 1979 y 1980, no dejaron grandes recuerdos, con un equipo donde cambiaban los entrenadores, la conformación del plantel y lo único que se mantenía era esa medianía donde no se luchaba por nada. En 1981 se vivieron momentos complicados, con Carlos Pachamé como técnico. Al terminar la primera rueda, apenas aventajaba en las posiciones a Sarmiento y Colón, cuando había dos descensos por tabla. De a poco comenzaron a aparecer los resultados positivos, pero el alivio llegó recién sobre el final, donde quedó dos puntos arriba de San Lorenzo, que perdió la categoría.

Los dirigentes fueron conscientes que debían remontar esa situación y fueron en busca del hijo pródigo para la temporada 1982. Carlos Bilardo venía de dirigir con éxito al Deportivo Cali y estuvo cerca de clasificar a la selección de Colombia para el Mundial ’82. Dijo sí a la propuesta y comenzó a trabajar, primero en lo anímico y luego en lo futbolístico. Quedaban muy pocos jugadores de los que había tenido en su paso anterior. Pero en dos de ellos sentó las bases: José Luis Brown como líbero y Miguel Ángel Russo, para dar equilibrio en la mitad de la cancha.

Fueron piezas claves del equipo que llegó hasta las semifinales del Nacional y que luego se dio el gusto de volver a gritar campeón en el torneo de primera división, peleado mano a mano contra Independiente hasta la fecha final. Russo hizo horas extras y trabajó a destajo en la mitad de la cancha, como único volante de recuperación, para que pudiera lucirse el talento de Alejandro SabellaMarcelo Trobbiani y José Daniel Ponce. Unos meses más tarde, el Pincha repitió el título en el Nacional, ante el mismo adversario, en lo que se había manifestado como un choque de estilos futboleros.

El éxito de Estudiantes había catapultado a Carlos Salvador Bilardo como nuevo entrenador de la selección en reemplazo de César Luis Menotti. Miguel Russo no estuvo en la primera convocatoria, pero a los pocos meses fue llamado por el Narigón. Su debut con la camiseta de Argentina ocurrió el 10 de agosto de 1983 en un empate en dos tantos ante Ecuador en Quito, en la primera presentación en aquella edición de la Copa América.

Quedó formando parte del plantel en los complejos años 1984 y 1985, donde el equipo jugó bien en pocas ocasiones. Quizás la excepción haya sido la gira por Europa de agosto/septiembre del ’84, donde Miguel dijo presente en los tres partidos: Suiza, Bélgica y Alemania. Al año siguiente disputó 5 de los 6 encuentros por las eliminatorias, faltando solo en el último, el de la agónica clasificación ante Perú en cancha de River.

El 14 de noviembre del 85, vistió por última vez la camiseta celeste y blanca. Fue un empate 1-1 frente a México en Los Ángeles, compartiendo la mitad de cancha nada menos que con Diego Maradona y Ricardo Bochini. Una lesión se interpuso en su camino hacia el Mundial 86. Pese a que Bilardo lo esperó, finalmente no lo vio completamente recuperado y quedó fuera de los 22. Quizás haya sido su más grande dolor como futbolista.

Siguió un par de temporadas más batallando en la mitad de cancha de su querido Estudiantes, hasta que el miércoles 15 de junio de 1988, actuó por última vez. Fue en la desangelada liguilla clasificación (una especie de rueda consuelo, que apenas otorgaba un lugar en la liguilla pre libertadores del año siguiente), en una derrota 2-1 frente a Independiente en La Plata. En total, disputó 431 partidos oficiales con la casaca Pincha, entre torneos locales e Internacionales.

Tras un año sin actividad, el jugador le dio paso al técnico. Con 33 años recién cumplidos, aceptó el desafío que le propusieron los dirigentes de Lanús, club al que siempre le estuvo agradecido por esa oportunidad: “Me vinieron a tocar el timbre de mi casa para ofrecerme el cargo. Ellos se la jugaron conmigo, y yo con ellos, porque era un momento bravísimo. Acababan de perder el ascenso contra Chaco For Ever en la última fecha y el club era un velorio. El primer entrenamiento fue una cosa increíble: ocho dirigentes me presentaron a siete jugadores. El panorama era oscuro, porque el golpe se había sentido. Arrancamos el Nacional B más o menos, pero se terminó armando un buen grupo y logramos regresar a primera luego de 13 años”.

Aquella temporada 1990/91 no fue fácil y Lanús descendió nuevamente. A contramano de lo que ocurría (y ocurre), los directivos mantuvieron la confianza en Miguel, que la retribuyó con un nuevo ascenso en 1992. Se quedó en el cargo hasta mediados del ’94, volvieron a poner a los Granates como protagonistas. Estudiantes había perdido la categoría y Russo acudió al rescate. En dupla con Eduardo Manera, lo regresaron enseguida, con un equipo inolvidable, donde se destacaban VerónCapria Calderón, entre otros.

Había llegado el tiempo de probar suerte en el exterior. Dejó su huella en la Universidad de Chile, llegando hasta las semifinales de la Copa Libertadores 1996. En julio del ’97, decidió aceptar el llamado de Rosario Central. Nadie podía suponer que allí se estaba gestando una increíble historia de mutuo amor futbolero. Fue poco más de una temporada, para sembrar a futuro. Luego fue el tiempo de breves ciclos en SalamancaColón, el regreso a LanúsLos Andes y Morelia de México.

Hacía fines de 2002Rosario Central navegaba de la mitad de tabla hacia abajo. Miguel aceptó el desafió de volver, y realizó excelentes campañas, que no solo hicieron olvidar la tabla de los promedios, sino que lo puso nuevamente entre los mejores. El ciclo concluyó en aquella dolorosa eliminación por penales ante Sao Paulo en los cuartos de final de la Copa Libertadores 2004.

Firmó para Vélez Sarsfield a comienzos de 2005 y en el primer torneo, el Clausura, lo sacó campeón, en lo que fue su primer título en la máxima categoría y lo llevó hasta las semifinales de la Copa Sudamericana de ese mismo año. Tras dos años en Liniers, le llegó la gran chance de dirigir a Boca Juniors. Y se dio el gran gusto de su carrera como entrenador, al obtener la Copa Libertadores 2007, con un muy bien equipo, donde sobresalió un Juan Román Riquelme sin igual.

Algunos problemas dentro y fuera de la cancha, lo alejaron del club Xeneize y recaló poco tiempo después en San Lorenzo. Cuando promediaba el Apertura 2008, era el cómodo líder del torneo, con amplia ventaja. En el mes de octubre, por unas horas, fue el técnico de la selección nacional. Fue apenas un suspiro, porque al día siguiente del ofrecimiento por parte de la AFA, se enteró que el elegido era Diego Armando Maradona. Una inmensa frustración, que se sumó al hecho de perder ese campeonato que estaba ganado, a manos de Boca, en el recordado triangular en el que también participó Tigre.

Luego tuvo un tercer ciclo en Central, que fue muy breve, un paso por Racing y apenas 14 partidos en su querido Estudiantes de La Plata. En 2012 retornó, una vez más a territorio Canalla, cuando la parada era muy brava. Pero Miguel siempre estuvo templado para esas circunstancias y logró el anhelado ascenso a primera, quedándose hasta 2014. La temporada siguiente fue en Vélez Sarsfield.

A partir de allí, llegó el periplo sudamericano, con estaciones en MillonariosAlianza Lima y Cerro Porteño. Estando en el club colombiano, fue que le detectaron esa enfermedad contra la que luchó sin dar un milímetro de tregua hasta el final de sus días. A comienzos de 2020, volvió a Boca y se dio el gusto de ser campeón, superando a River en la fecha final, a 10 días del inicio de la horrenda pandemia. Al retornar la actividad, nunca logró reencontrar el rendimiento y dejó el cargo en septiembre de 2021, para marcharse al Al-Nassr de Arabia Saudita.

En 2023, Rosario Central, su segunda casa, lo recibió una vez más, y nuevamente hubo fiesta, con la obtención de la Copa de la Liga, en la final ante Platense. La eliminación a manos de Fortaleza en los octavos de final de la Copa Sudamericana, marcó el final de la era auriazul. Poco tiempo después, llevó su calma y experiencia al afiebrado momento de San Lorenzo, donde logró atemperar los ánimos, llegando hasta la final del Clausura 2025.

Ya su estado de salud era un rival complejo. Que se agigantaba cada día más. De manera sorpresiva, recibió el llamado de Juan Román Riquelme, para ocupar el lugar que había sido de Fernando Gago y con la inmediatez de tener que dirigir el Mundial de Clubes en los Estados Unidos durante los primeros días de junio del 2025. La eliminación en primera rueda, estaba dentro de los planes, pero el no poder vencer al modesto y amateur Auckland City, no. En el ámbito local, la cosa no fue mucho mejor, sumado a la decadencia física que se hacía evidente.

Como futbolista, una de las características más destacadas de Russo, era que no se entregaba jamás. Esa voluntad, también se la transmitió a sus dirigidos, en más de 35 años, casi ininterrumpidos, de trayectoria como entrenador. Con esa tenacidad que luchaba cada pelota en la mitad de la cancha, peleó contra la enfermedad. Dolía verlo muchas veces, con un frágil estado de salud dentro de una cancha, pero ese fue su ámbito. Se fue Miguel Ángel Russo. Caen, sobre todo, lágrimas PinchasCanallas Xeneizes. Pero el mundo del fútbol argentino, se suma en la despedida a un hombre respiró fútbol hasta el último día de su vida.

lunes, 6 de octubre de 2025

"HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER"

"DWIGHT YORKE Y LA TRINIDAD Y TOBAGO MUNDIALISTA DEL 2006"

FUENTE: "KODRO MAGAZINE

Dwight Yorke representó a Trinidad y Tobago en 72 ocasiones anotando 19 goles, siendo su mayor logro la sorprendente clasificación para la Copa Mundial de 2006 en Alemania. La selección caribeña clasificó por primera vez en la máxima competición de selecciones, después de alcanzar el cuarto lugar en el proceso clasificatorio de la Concacaf y de derrotar a Baréin en la repesca intercontinental. Así, Trinidad y Tobago se convirtió en el cuarto país del Caribe en llegar a estas instancias, tras Cuba (1938), Haití (1974) y Jamaica (1998).




La selección nacional de fútbol de Trinidad y Tobago jugó su primer partido oficial en 1905. El mismo terminó con triunfo por 4-1 sobre Guyana. Sin embargo, durante muchos años los ‘Soca Warriors’ no participaron en compromisos oficiales, ya que no formaban parte de los organismos rectores de este deporte.

Sin embargo, no tardaron en darle un giro a su historia en 1962, cuando se unieron a Concacaf para luego dar otro gran paso y convertirse en miembro oficial de la FIFA, en 1964. Eso les permitió comenzar a participar en las Eliminatorias de la Copa del Mundo, siendo su primera campaña el clasificatorio para Inglaterra 1966. A partir de entonces, Trinidad y Tobago comenzó a participar tanto en las Eliminatorias como en el Campeonato de la Concacaf, registrando resultados impresionantes.

Sus mejores clasificaciones fueron el subcampeonato de Cocacaf de 1973, y su primer gran título en 1989 de la Copa del Caribe, torneo del cual se convertiría en el equipo más exitoso, con 8 campeonatos en sus vitrinas.

 Yorke debutó en la absoluta de Trinidad y Tobago en 1989, y participando de forma activa en la consecución de la Copa del Caribe, el primer gran logro del delantero centro con su selección.

En 2001 el jugador renunció debido a conflictos con el cuerpo técnico. Sin embargo, su nación intentó calmar los ánimos en el Mundial Sub 17 cuando uno de los estadios (el de Bacolet) se bautizó con su nombre. Tras este gesto el jugador reconsideró su retiro del equipo nacional y volvió en 2005, cuando derrotaron a Bahrein en el repechaje intercontinental para viajar a Alemania, un logro impresionante. Y es que los Soca Warriors se convirtieron en la selección con menos población en disputar un Mundial, hasta la aparición de Islandia en el 2018.

 A pesar de ser considerada una de las selecciones más débiles que se presentó en la Copa Mundial de 2006 celebrada en Alemania, Trinidad y Tobago dejó una grata impresión de la mano del neerlandés Leo Beenhakker y de la tripleta de jugadores formada por Russell Latapy, Stern John y el propio Yorke, los tres con trayectoria en el fútbol europeo.

 A pesar de terminar última en el Grupo B, se mantuvo hasta el último partido con oportunidades de pasar a la siguiente ronda. En su primer partido, logró un inesperado empate sin goles ante Suecia donde el equipo caribeño resistió jugando con un jugador menos durante casi todo el segundo tiempo, y teniendo una clara ocasión de gol desperdiciada. Ante Inglaterra, todo parecía indicar que el partido terminaría de igual forma, pero Peter Crouch y Steven Gerrard le dieron la victoria a los cabezas de serie cuando faltaban siete minutos para el final del encuentro. En el último partido, Paraguay derrotó sin problemas por 2:0 a los trinitarios, aunque la primera anotación fue por un autogol de Brent Sancho, y así se despidieron del torneo con un punto, siendo el único que se retiró del mundial sin marcar goles, pero realizando igualmente un digno papel en el torneo.

Cuando Dwight decidió retirarse en 2009 lo hizo dejando atrás un historial sumamente impresionante, no solo para el fútbol inglés (donde sigue siendo recordado como uno de los mejores delanteros de la década de los 90´) sino para todo el Caribe.

"HISTORIAS DE COLECCION"

"EL CHICAGO FIRE DE 1988, DE LA NADA AL DOBLETE"

FUENTE: "KODRO MAGAZINE"

Pocos equipos pueden presumir de haber ganado una liga en su primera temporada de existencia, este fue el curioso caso del Chicago Fire en la MLS de la 1997-1998, club fundado el 8 de octubre de 1997 por Joe Mansueto en una ceremonia en el muelle Navy Pier.




La tercera edición de la MLS, liga creada posteriormente al Mundial de 1994, deparó esta gran sorpresa con una franquicia formada básicamente por jóvenes promesas estadunidenses y viejas glorias del fútbol del Este, con Bob Bradley en el banquillo. El Chicago Fire consiguió superar en la final al DC United de Marco Etcheverry (mejor jugador de la temporada regular), el equipo ganador de las dos primeras ediciones, y entrenado por Bruce Arena, que después de este partido se convirtió en el seleccionador de Estados Unidos, dejando en su palmarés con los de Washington dos ligas y 5 campeonatos universitarios.

El octubre de ese mismo prolífico 1998 llegaría la consecución de la US Open Cup.

Su primer título de la MLS

El 2-0 en la final de las eliminatorias para el título de liga, con goles de Pobrozny y Gutiérrez, ante 51.000 espectadores convocados en el imponente Rose Bowl, el magnífico estadio de Los Angeles, no dejó lugar a dudas. El mejor jugador de la final fue Piotr Nowak, un mediocampista de 34 años que nunca había ganado nada en su dilatada carrera, junto a él, los delanteros Pobrozny (ex Mérida español), Roman Jacek Kosecki (ex Osasuna y Atlético de Madrid), completaban el trío polaco. Otros jugadores importantes fueron el checo Luboš Kubík en defesa, el centrocampista colombiano Diego Gutiérrez, y los americanos Chris Armas, Zach Thorton, ex suplente de Tony Meola.

A lo largo de la trayectoria de los «Red Machine» muchas han sido las estrellas que han defendido sus colores: DaMarcus Beasley, Cuauhtémoc Blanco, Carlos Bocanegra, Bob Bradley, Frank Klopas, Marco Pappa, Brian McBride, Ante Razov, Peter Wilt, Gonzalo Segares, Hristo Stoichkov, Jorge Campos, Damani Ralph y Bastian Schweinsteiger.

La consecución de la US Open Cup

La US Open Cup es un torneo organizado por la Federación de Fútbol de los Estados Unidos (U.S. Soccer) donde participan todos los clubes afiliados, profesionales, amateur y de la Major League Soccer. Fue fundado en 1914 bajo el nombre de la National Challenge Cup, dicha denominación que se utilizó hasta 1989, siendo el torneo de clubes de fútbol más antiguo de los Estados Unidos.

El 30 de octubre de 1998 el Chicago Fire se impuso en la prórroga por un resultado final de 2-1 al Columbus Crew.


domingo, 5 de octubre de 2025

HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER

 JARRED SHAW EL EX HISPANOAMERICAO DE RIO GALLEGOS QUE AFRONTA LA PENA DE MUERTE:

FUENTE: BASQUET PLUS

Jarred Shaw tuvo un breve paso por la Liga Nacional y ahora puede ser condenado a muerte. El pivote fue atrapaso en Indonesia en un caso de drogas y las penas allí van de 20 años hasta la pena de muerte.




El exjugador de Hispano Americano fue arrestado por la policía del Aeropuerto de Soekarno-Hatta este miércoles. Fue tras recibir un paquete de drogas Delta 9 THC (tetrahidrocannabinol) con forma de caramelos, siendo uno del os 20 paquetes que tenían 870 gramos de estos productos.

A su vez, revelaron que Shaw buscaba distribuir las drogas entre otros atletas, y él mismo confesó haber utilizado la marihuana para relajarse después de entrenar, además de haberlas conseguido por un contacto en Tailandia.

“La IBL junto con la Perbasi DPP aplicarán firmemente una lista negra, prohibiéndoles jugar y regresar a sus actividades en el entorno de la IBL para aquellos que demuestren haber violado la ley en Indonesia” expresó Junas Miradiarsyah, Presidente Director de la IBL. Y agregó: “No toleramos a los consumidores de drogas en el mundo del baloncesto. Ya sean jugadores, administradores, oficiales de campo o cualquier persona involucrada en el uso de drogas o similares”.

Además de ser expulsado de la liga, Tangerang Hawks le rescindió su contrato. Ahora, Shaw enfrenta cargos Clase 1, con penas de hasta 20 años de prisión, cadena perpetua y hasta pena de muerte.

En Argentina jugó para Hispano Americano en 2016, con 8 partidos y 10 puntos más 7.5 rebotes de promedio.

sábado, 4 de octubre de 2025

HISTORIAS QUE VALEN LA PENA CONOCER

 DESMOND ARMSTRONG EN EL SANTOS, EL PRIMER ESTADOUNIDENSE EN EL BRASILEIRAO

FUENTE: "KOFRO MAGAZINE"

Desmond Armstrong fue el primer futbolista estadounidense en jugar en la máxima categoría del fútbol brasileño. Un jugador que irrumpió en la escena con la Selección Nacional de Estados Unidos en 1987, y que no tuvo una trayectoria profesional convencional, pero su disposición a tomar riesgos y su éxito fueron fundamentales para que fuera inmortalizado en el Salón de la Fama del Fútbol Nacional de Estados Unidos.




Su fichaje fue una maniobra de marketing del Santos, sin embargo, sobre el terreno de juego, el jugador no rindió todo lo bien que hubiera deseado, y solo disputó un partido oficial: una derrota por 1-0 ante el Flamengo en el Brasileirão de 1991.

Originario de Washington D.C., Armstrong fue descubierto jugando baloncesto por un entrenador de fútbol local en su vecindario (su familia fue la primera familia afroamericana en mudarse a un vecindario completamente occidental) cuando tenía 11 años, y el entrenador le pidió que jugara fútbol. Eventualmente, continuó jugando durante la secundaria, luego se dirigió a College Park para jugar con los Maryland Terrapins, obteniendo honores All-ACC como mediocampista y delantero en 1984 y 1985. Después de ganar la Copa Nacional Amateur en 1986 con los Fairfax Spartans, Armstrong se trasladó a los Cleveland Force de la Major Indoor Soccer League. Allí, se movió a la posición de lateral, donde jugó lo suficientemente bien como para ser nombrado All Star de la MISL. Finalmente, fue convocado a la USMNT, haciendo su primera aparición en 1987.

Cuando se le preguntó sobre el ambiente que enfrentó como uno de los pocos jugadores afroamericanos en el equipo nacional, Armstrong comentó: “Éramos dos. Mi compañero de cuarto, Jimmy Banks, y yo nos conocimos cuando teníamos 15 años en el National Sports Festival. Nos hicimos amigos rápidamente porque éramos los únicos dos chicos negros jugando para nuestros respectivos equipos. Desde entonces, intentamos cada año llegar al equipo nacional, y en 1987, ambos lo logramos. Fui recibido por cómo jugaba. Pero, en 1988, hice el equipo olímpico y él no. En el campo, todo estaba bien. Es un terreno de juego nivelado, porque se trata de cómo juegas. Fuera del campo, fui recibido bastante bien, solo que no tenía muchos compañeros con quienes salir. Estaba cerca de Jimmy Banks y él no estaba en 1988”.

Armstrong recordó que después de 1988, la U.S. Soccer, por primera vez, ofreció contratos a sus mejores jugadores. Como uno de los cinco mejores jugadores del equipo en ese momento, Armstrong recibió una oferta de contrato por parte de la U.S. Soccer, pero decidió jugar con los Baltimore Blast de la MISL. Fue allí donde se rompió la pierna en enero de 1989. Se rehabilitó para intentar recuperar su fuerza total (“Tomó muchos analgésicos”, dijo con una sonrisa), pero estaba lo suficientemente bien como para formar parte del equipo de la Copa del Mundo de 1990 como defensor, con Jimmy Banks también en el equipo. “Tuve la suerte de iniciar los 3 partidos en la Copa del Mundo, y eso me ayudó a prepararme para mi carrera en el club”.

Después del Mundial de Italia 90, Armstrong recordó que tuvo que depender de sus contactos personales para obtener oportunidades de jugar profesionalmente. “La U.S. Soccer estaba promocionando a sus jugadores: John Harkes, Tab Ramos, Tony Meola, y ayudándoles a obtener oportunidades fuera del país. Yo tuve que depender de mis propios contactos”. En febrero de 1991, mientras buscaba pruebas en Inglaterra, recibió una llamada que le permitiría trazar su propio camino. Le preguntaron si quería jugar para el Santos en el Brasileirao. Su respuesta: “Sí, sin duda. Fírmame”. Al firmar ese contrato, Desmond Armstrong se convirtió en el primer jugador estadounidense en firmar un contrato para jugar en Brasil.

Armstrong viajó a Brasil para unirse al equipo y mencionó la multitud de reporteros en el aeropuerto. El hijo de Pelé, Edinho, lo recibió en el aeropuerto para hacerle de traductor: “Edinho me preguntó si sabía portugués, y mi respuesta fue, ‘No’. Luego me preguntó si sabía español, y nuevamente dije, ‘No’. Y él me dice, ‘¿Cómo esperas comunicarte con tus compañeros?’ Yo respondí, ‘Supongo que tendré que sonreír mucho’. Salí del aeropuerto y fui directamente al campo de entrenamiento en Santos y cuando entré al vestuario, todos estaban allí sentados sonriéndome. Así que, fue una gran, cálida bienvenida, una gran experiencia”.

Luego explicó por qué era el tema principal de todos los medios en Brasil: porque era estadounidense y afroamericano, el primero de su país en en el Brasileirão. “El pensamiento era, ‘¿El fútbol brasileño se ha vuelto tan malo que tuvieron que importar a un estadounidense?’” Pero recordó que había visto jugar a Pelé cuando estaba en la antigua NASL con los New York Cosmos, y era el único lugar donde había jugado fuera de Santos. Así que, para un afroamericano poder jugar en Santos, lo valoró como una “maravillosa experiencia”.

La discusión luego se centró en si el Brasileirão es una liga que más jugadores estadounidenses deberían considerar como opción. Armstrong comparó el futebol en Brasil con el baloncesto callejero en Estados Unidos: “Hay un paralelismo entre el baloncesto callejero aquí y el futebol en Brasil. El jugador negro en una zona urbana aquí se inclinará hacia el baloncesto, en Brasil muchos jugadores negros son muy habilidosos en el fútbol y vienen de áreas empobrecidas y el fútbol es su salida. Ese es el tipo de jugador que se celebra. El fútbol en Brasil es parte espectáculo – en el baloncesto, si haces un movimiento y dejas a alguien en el suelo, la multitud enloquece, celebran eso. Lo mismo ocurre en Brasil. El entretenimiento es parte del juego”.

Armstrong también señaló que a los brasileños les encantan los jugadores atléticos, particularmente aquellos que poseen una habilidad técnica superior. Para que los estadounidenses triunfen en el Brasileirão, necesitan ser atletas increíbles con un poco de estilo. Desmond Armstrong regresó a Estados Unidos después de que terminó el Campeonato Paulista de 1991, completando su carrera en América. Aun así, además de los Juegos Olímpicos, considera su momento favorito en el campo cuando fue seleccionado para competir en el Partido Mundial de Estrellas de UNICEF. “Estuve allí con George Weah, quien ahora es presidente de Liberia, y George y yo forjamos una buena relación allí, los Ruud Gullit, Ricardo, Carlos Valderrama, y jugamos contra Jürgen Klinsmann y el entonces equipo campeón del mundo de Alemania. Fue genial estar en el campo con los mejores jugadores de sus respectivos países”.

En 2012, Armstrong fue incluido en el Salón de la Fama del Fútbol Nacional. Sobre ese día como uno de sus momentos favoritos de su carrera, Armstrong dijo: “No pensé que alguna vez entraría en el Salón de la Fama. Mi nombre estaba allí y sentí que mi carrera me había llevado a un nivel muy alto. Pero, la mejor parte fue que toda mi familia estuvo allí y pude compartir con ellos mi carrera por primera vez. Mis hijos no sabían realmente hasta dónde había jugado, así que pudieron compartir mi carrera y darse cuenta de que es parte del legado de nuestra familia y ellos fueron parte de algo que su padre hizo”.

Desmond Armstrong tuvo una carrera maravillosa que abrió nuevos caminos para los jugadores de fútbol estadounidenses. Y lo hizo siendo uno de los únicos negros en el campo. Su juego estelar definió su carrera, pero su capacidad para trabajar duro y tomar riesgos sin la ayuda de una cara conocida es la razón por la que el legado de Desmond Armstrong perdurará en la historia del fútbol de Estados Unidos.

 

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